Jaime Custer se ha movido entre la magia, la comedia y, más recientemente, la actuación. Dice que lo suyo es ser muchas cosas a la vez. En entrevista con COSAS, y desde su casa familiar en Paracas, habla con admiración de su madre, la diseñadora Ana Guiulfo, y de cómo influyó en su vida.

Por Diego Ochoa Acosta  

Con el equipo de COSAS llegamos a Paracas, donde Jaime Custer nos abre la puerta de la casa en la que pasó los veranos de su infancia. Mientras nos guía por el interior, comienza a señalar: “Esos botes los hizo mi padre de joven. Eso lo construyó mi abuelo”, dice en referencia a Andy Custer, uno de los tres fundadores del histórico balneario, junto a Balshaw y el arquitecto José Álvarez Calderón, quien diseñó la vivienda.

Al preguntarle cómo se define, responde: “Soy Jaime Custer”. No se encasilla como mago, comediante o actor, aunque es todo eso y más. Hace magia desde niño. Su humor natural lo llevó a la comedia, y recientemente acaba de actuar en una película que pronto se estrenará. “No quiero limitarme a una sola etiqueta”, dice con convicción. Tiene claro que su meta es ser un artista completo, un creador que se reinventa constantemente.

Jaime Custer combina magia, comedia y actuación, y se define como un artista integral que busca reinventarse constantemente.

A los pocos minutos de conversar con él, se hace evidente su personalidad histriónica y espontánea. Jaime bromea con naturalidad, entra en confianza rápidamente. Pero detrás de esa efervescencia también hay disciplina, visión empresarial y una clara estrategia para consolidarse internacionalmente.

Jaime habla de su madre, la reconocida diseñadora Ana G., con un orgullo palpable. Cuenta que gracias a ella aprendió a definir su vida. “Ha sido clave en mi camino. Siempre me impulsó, me enseñó a destacar, a confiar en mí”.

¿De dónde vienen esas ganas de dedicarte al arte? Sé que te dedicas a esto desde muy chico.

Sí, bueno, de niño era muy nerd. Me costaba muchísimo salir a escena. Era el que mejor practicaba, pero al momento de estar bajo los reflectores, me bloqueaba. Mi mamá solía llevarme a eventos de moda, incluso a las pasarelas. Hay fotos en las que estoy escondido detrás de ella, porque no quería que me vean. En vacaciones, no quería que me quedara en la casa jugando videojuegos, así que empecé clases de baile. Curiosamente, en el segundo piso de ese edificio daban clases de magia con el Mago George. Ahí todo empezó a fluir. Así empezó todo, como un curso de verano.  En el colegio sí me fue muy mal, no por flojo ni por tener alguna dificultad de aprendizaje, sino simplemente porque no me interesaba. Es algo que sigo trabajando: hacer bien lo que no me gusta.

 ¿Y en qué momento de tu vida aparece el lado de comediante?

La comedia va de la mano con la magia. Sentía que los trucos por sí solos no bastaban para captar la atención del público. Además, soy hiperactivo, me encanta bromear y molestar de buena manera. Cuando empecé a desenvolverme como mago, me di cuenta de que podía añadir otras facetas para enriquecer el show. La comedia fue una extensión natural de mi personalidad.

Su madre, Ana Guiulfo, fue una influencia clave en su desarrollo artístico y personal, enseñándole a destacarse y confiar en sí mismo.

 ¿Cómo monetizas tu arte actualmente?

Si algo tuve claro desde el comienzo, fue que tenía que monetizar lo que hacía. No bastaba con “vivir del arte” como concepto romántico, quise que mi arte fuera también un negocio.

Mis papás fueron los primeros en invertir en mis shows. Algunos con préstamos (que aún estoy pagando) y otros como regalos. Al principio, me ayudaron a conseguir público, con presentaciones como el clásico “Friends and Family”. Su apoyo fue incondicional. Y ahora, soy yo quien está invirtiendo en mi imagen. Promocionarte es una inversión a largo plazo, porque, aunque te conozcan, siempre está el prejuicio de por qué elegir a alguien nuevo cuando puedes ver a otros artistas en YouTube.

Luego, entra mi parte más empresarial: producir mis propios shows. Por eso abrí mi productora en Lima: JCG Entertainment Company. Tengo muchos planes ahora que me voy a Estados Unidos. Es un proceso paso a paso.

Está preparando su salto internacional: quiere llevar su show a Las Vegas, postular a America’s Got Talent y realizar una maestría en EE.UU.

 ¿Sientes que estás en proceso de darte a conocer?

Definitivamente. Pero creo que ese proceso nunca se termina. En el arte siempre hay que mantener el “hype”, la atención del público. Hay muchas formas de lograrlo: con shows, giras, o, tristemente, con escándalos. Pero yo elijo el camino del trabajo constante. Ya me va bien en Lima. En Buenos Aires, empecé a abrirme camino, y ahora apunto a consolidarme a nivel internacional. Celebro cada pequeña victoria. No me creo “el mejor”, pero sí me mantengo enfocado.

 ¿De dónde crees que viene esa personalidad tan “chonguera”, como tú la describes?

De casa. En mi familia hay mucho sentido del humor. La risa, como el bostezo, se contagia. Me fastidiaban de chico, pero con cariño, y eso te forma. También tengo un lado muy serio, una personalidad algo reservada. Pero mi esencia es la bondad. Crecí en una familia feliz, con mucho amor y libertad. Eso me permitió desarrollarme sin sentirme limitado.

 ¿Dudaste al ver a tus amigos estudiar carreras más tradicionales?

No, porque soy bastante individualista y muchas veces voy contra la corriente. Igual estudié una carrera: Entertainment Business. No fue tan apasionante, pero me dio estructura mental.

 ¿Cómo ves la industria del entretenimiento en el Perú? ¿Hay posibilidades reales de crecer o necesariamente tienes que salir?

Es una industria subdesarrollada, sin duda. Lo notas por la cantidad de shows, el nivel de producción, y cuánta gente va a eventos culturales. Hay esfuerzos, pero falta infraestructura y apoyo. Como dijo Stefano Peschiera sobre el deporte: “Si no se invierte, no se generan resultados”.

Por eso me voy a Estados Unidos. Mira los referentes: Gian Marco, Christian Meier, Juan Diego Flórez, Tony Succar… todos viven fuera. Quiero llegar a Las Vegas, la meca de la magia. Mis próximos objetivos son postular a “America’s Got Talent” y hacer una maestría, que me sirve como puerta de entrada.

Su espectáculo “Jaime Custer Live” mezcla humor y magia con una narrativa teatral, con el objetivo de consolidarse en el circuito internacional.

 ¿Qué tan difícil es postular a “America’s Got Talent”?

Tengo visa, así que por ese lado no hay problema. El proceso es por casting. Es uno de mis objetivos a corto plazo. El otro es consolidar mi show. Hoy mi espectáculo es una recopilación bien estructurada de actos de magia, pero quiero crear algo con narrativa, una obra de teatro llamada “Jaime Custer Live”. Ese es mi norte.

 ¿Es el show con el que trabajarás en Las Vegas?

Sí. Mi propuesta es una mezcla. No me considero standupero puro, pero sí ofrezco un show de magia con humor. Y creo que eso me puede abrir muchas puertas.

Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS .