Además de cantante y compositor, Rubén Blades es actor y abogado. Ha grabado más de veinte álbumes y ha aparecido en más de treinta y cinco películas. Fue ministro de Turismo en Panamá entre 2004 y 2009, y muchos especulan sobre su posible postulación a la presidencia de dicho país. Esta semana se estrena Hands of Stone, un filme basado en la vida del boxeador Roberto ‘Mano de piedra’ Durán, donde el músico comparte roles con Édgar Ramírez y Robert de Niro.
Interpretas a Carlos Eleta, manager de ‘Mano de piedra’. Cuéntame un poco sobre él.
La figura de Eleta es muy compleja. Dentro de la que era considerada la clase alta de Panamá, era un tipo muy sui géneris. Era una especie de oveja negra, en el sentido de que le gustaba la bohemia, la música, el boxeo, los caballos… No era un tipo concentrado en hacer dinero y representar los valores de ese sector económico que en América Latina pasa por aristócrata, esa clase pudiente que tiene ciertas reglas, dentro de las cuales no está considerado correcto participar de actividades populares o por debajo de las aspiraciones de ese sector. Eleta era un tipo que no solamente se dedicó a escribir música, sino también tuvo éxito con ella: es el autor de “Historia de un amor”, una canción internacionalmente conocida. Y, por esa razón, por estar metido en otras cosas, se orientó hacia Durán. Fue un tipo muy difícil de interpretar en el contexto de una película de menos de dos horas de duración y con tantos personajes.
¿Qué te gustó de él como personaje?
Lo que me gustó es que era alguien que desafiaba estereotipos. No era el tipo de individuo que puedes fácilmente ubicar bajo una definición. Él desarrolló con Durán una relación que fue más allá de lo comercial. Creo que entre ellos había un afecto sincero al inicio. Durán vio en él a la figura del padre que no conoció, y Eleta vio en Durán a la figura de un hijo que no tuvo. Lo que traté de hacer en todo momento fue que la figura de Eleta no estuviera simplificada a la de un villano, porque no hubiera sido justo.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Édgar Ramírez y Robert de Niro en una película de boxeo?
A Édgar lo vi cuando hizo la serie Carlos y me sorprendió mucho. Es un actor muy interesante porque tiene una gran capacidad para interpretar distintos personajes. Habla muchos idiomas y tiene mucha fuerza, y eso enriquece su capacidad para tomar las mejores decisiones posibles en su trabajo. Y con De Niro simplemente es una oportunidad única. Es uno de esos actores icónicos con el que cualquier actor desearía trabajar. El trabajo con él también fue muy interesante porque le interesa mucho la improvisación. Es un tipo superpreparado y muy generoso, muy correcto en el trabajo. Lo conocía de antes, así que ya teníamos una amistad, pero nunca habíamos trabajado juntos. Improvisar con él fue una de las cosas que más me gustó de todo el proyecto.
Antes te ha tocado actuar con pesos pesados como Jack Nicholson, Anthony Hopkins y Harrison Ford. Debes de tener muchas anécdotas con ellos…
Sí, son muchísimas. No me alcanzaría el tiempo para contarlas… Pero, por ejemplo, algo curioso pasó cuando hice The Two Jakes con Jack Nicholson, que era la segunda parte de Chinatown, dirigida por él mismo. Jack cambió una escena que me iba a influir a mí, y yo tuve ese momento en el que debí pensar y decidir. Entonces, se me ocurrió conseguir un bloque de hielo y poner un punzón allí y amenazarlo con eso, ya que habían cambiado la escena original en la que lo amenazaba con un abridor de cartas. Cuando tienes actores de ese tamaño, que te respetan y esperan que sepas reaccionar a su nivel, tienes que dar todo de ti.
Has confesado algunas veces que nunca pensaste dedicarte al cine…
Siempre tuve curiosidad. Porque de niño iba al cine con mi abuela, con mi mamá. Me encantaba. Pero en Panamá nunca hubo un gran actor o actriz de cine, así que crecí sin la idea de que yo podía ser como fulano de tal. Por eso nunca me imaginé que pudiera tener la oportunidad. Ahora tengo más de treinta y cinco películas y estoy sorprendido. Tengo tres nominaciones al Emmy, gané un ACE Award, y yo nunca me dediqué a esto. Así que creo que como músico he tenido una muy buena carrera en el cine.
¿Es fácil compaginar tu trabajo en el cine no solo con tu carrera musical sino con tu labor política?
A mí me han llegado muchos guiones que no he podido aceptar por haber estado a cargo de la cartera de Turismo en mi país. Y la verdad que, luego de ver el resultado final, uno se queda un poco triste pero, al mismo tiempo, feliz de que te hayan considerado para un trabajo de esa calidad.
Llegaste a manifestarte en contra de la diferencia salarial entre hombres y mujeres, y esta situación se agrava en la industria del cine. ¿Qué opinión tienes al respecto?
La igualdad de género es algo por lo que se viene luchando desde hace mucho. Pareciera que, en estos temas, el mundo y la raza humana no hubieran avanzado ni un solo año. La industria está recargada de mucho contenido sexual; usan a las mujeres como un objeto. Siempre que haya alguien usando a otra persona existirá este tipo de problemas.
A inicios de año se desató la polémica denominada “Oscars So White” por la ausencia de actores afroamericanos dentro de los nominados a los premios de la Academia. Acerca de ello, comentaste que la presencia y la representación de los latinos en la pantalla es aún más marginal. ¿Crees que estamos en un momento en el que eso va a cambiar?
Se está dando un cambio, y es justo mencionarlo. Pero no representa toda la posibilidad que nosotros tenemos, ni tampoco da crédito a las contribuciones que hacemos. Mira, tú tienes a Oscar Isaac ahora mismo. Él es de origen guatemalteco y habla español. Está haciendo un trabajo excelente, producciones de peso que no solo tienen valor artístico sino también comercial. Está en Star Wars, X-Men… ha trabajado con los hermanos Coen en Inside Llewyn Davis. Es una figura que ha adquirido un respeto tremendo.
Se podría decir que algo parecido comienza a pasar con Édgar Ramírez.
Exacto. Igual ocurre con él, que ahora tiene Gold, una película con Matthew McConaughey. También está Zoe Saldana. Hay más gente que cuando empecé. Lo que falta es acabar con la discriminación cultural… Pero hay cosas que hacen que uno se sienta cuidadosamente optimista.
¿Ha tenido trascendencia la cultura latina en el cine?
La comunidad latina cada vez es más grande en las ciudades donde se desarrolla la industria cinematográfica. La presencia de nosotros ha hecho que tanto los directores de cine como los productores puedan conocer una nueva cultura y desarrollar historias en torno a eso.
¿Cómo fue la experiencia de trabajar en televisión, en una producción como Fear the Walking Dead?
Maravillosa. Es un elenco sólido; definitivamente sabe lo que está haciendo. Son actores que se preocupan por el desarrollo de la escena. No son arrogantes en lo absoluto; trabajan como una familia. Como sabrás, no es lo mismo trabajar en una serie que para una película. En una serie como Fear the Walking Dead, el producto es mucho más elaborado y el desarrollo de los personajes es más complicado. Es importante trabajar en equipo. Para poder desarrollar escenas como las que se ven en ella, se necesita muchísima comunicación.
Has dicho que no quieres cantar Pedro Navaja en andador. ¿Dirías algo parecido con respecto a tu carrera como actor?
Creo que nadie quiere llegar a una situación como esa. Prefiero no dar pena y no estar en boca de todos, ni propiciar comentarios como “ya no canta como antes” o “ya no es el mismo”. Quiero dejar el mejor recuerdo en el público. Y sí, lo mismo puedo decir de mi carrera actoral.
Hace poco participaste en un tributo a Chabuca Granda, y cantaste una de sus canciones más representativas. ¿Cómo se dio y cómo fue la experiencia?
Me pidieron que participara, y yo soy un admirador de ella. Y, además, interpreté La flor de la canela, que es un tema antológico; en Panamá se conoce mucho. Me siento muy honrado de que me hayan invitado a formar parte de eso.
Por Omar Mejía Yóplac