El actual alcalde de Surco y candidato a la Municipalidad Metropolitana analiza los principales desafíos que enfrenta Lima: desde el grave panorama financiero y la falta de infraestructura vial hasta la creciente inseguridad y la crisis política nacional. En esta conversación, expone su visión para transformar la capital en una ciudad más ordenada, segura y conectada.
Por: Renzo Espinosa Mangini
Durante más de dos décadas, Carlos Bruce ha sido una figura constante en el escenario político peruano. Con una trayectoria marcada por gestiones municipales, debates públicos y no pocas controversias, hoy vuelve al centro de la conversación al oficializar su candidatura a la Municipalidad Metropolitana de Lima. En un contexto de crisis institucional, inseguridad creciente y una capital que supera los 12 millones de habitantes, plantea que este podría ser “el mayor reto de su vida”.
En esta entrevista, el candidato expone su diagnóstico sobre la realidad de Lima y los ejes que estructurarían un eventual gobierno metropolitano: la reorganización territorial en cinco grandes zonas, la reactivación de obras inconclusas, la creación de una policía municipal y la urgente necesidad de reestructurar la deuda que arrastra la ciudad. También reflexiona sobre la polarización política, la fragilidad de la democracia peruana y el futuro de su partido, Somos Perú, en medio de cuestionamientos y reacomodos internos.

“La esperanza no está perdida; necesitamos retomar el rumbo del país”, afirma el candidato.
Has sido una figura constante en la política peruana durante más de dos décadas. Hoy, como alcalde de Surco y candidato a la Municipalidad Metropolitana, ¿qué te motiva a volver, a postular al sillón metropolitano? ¿Qué crees que puedes ofrecerle a la ciudad que no se ha hecho hasta ahora?
Bueno, creo que va a ser el mayor reto de mi vida, porque no es sencilla la tarea de mejorar la ciudad de Lima. Es una ciudad que tiene muchos habitantes —calculamos que debemos estar ya en 12 millones, eso nos lo dirá el censo— y muy pocos recursos. Además, le sumamos el hecho de que también va a estar muy endeudada. Solo para darte una referencia, Medellín es una ciudad de dos millones y medio de habitantes y tiene casi tres veces más presupuesto que Lima. Entonces el reto es grande, y los problemas que hay en Lima son mayores. Así que eso es un poco lo que me lleva y me atrae de este reto.
Has criticado en diversas oportunidades la falta de grandes obras viales en la ciudad. Si llegaras a la municipalidad, ¿cuál crees que sería esa gran obra de infraestructura que priorizarías para aliviar el tráfico y mejorar la conectividad?
Habilitar, construir y mejorar los ejes que nos lleven de manera rápida de norte a sur y de este a oeste, para que podamos movernos con más agilidad dentro de la ciudad. Lamentablemente, hay que separar Lima en lo que calculo que serían cinco ciudades. Lima no es una sola ciudad: una cosa es Surco y otra muy distinta es Puente Piedra. Moverse de aquí a Puente Piedra en hora punta te puede tomar tres horas. Entonces hay que evitar que la gente que vive en una zona tenga que ir a la otra. Eso significa que estas cinco ciudades que planteamos deben tener todos los servicios para que sus ciudadanos no tengan que movilizarse tanto. Solo se movilizarán aquellos cuyo centro de trabajo está fuera de su zona.
“Mi prioridad inmediata será enfrentar las extorsiones que nunca vimos en Lima”

Bruce propone crear una policía municipal para enfrentar delitos de ciudad y aliviar la carga de la Policía Nacional.
Se ha dicho que más del 40% de los proyectos anunciados por la gestión anterior no se han concretado. ¿Darías continuidad a alguno de esos planes o replantearías la estrategia de movilidad para Lima, como por ejemplo la Vía Rápida de Javier Prado o la Vía Expresa Norte?
Todas las que han quedado, en general, las acabaríamos. Muchos proyectos están inconclusos y hay que terminarlos. Y replantearíamos algunos. Por ejemplo, Javier Prado tiene que tener un sistema de movilidad mucho más rápido. Los viaductos son una solución, pero deben hacerse bien, no postergando el problema de un lugar a otro, como ocurrió con el viaducto del Óvalo Monitor, donde el tormento se trasladó tres o cuatro cuadras más allá. Eso significa hacer obras completas y no inaugurarlas hasta que estén terminadas, porque eso trae más problemas para el ciudadano, como es el caso de la vía Azul.
Como comentabas hace un momento, la Municipalidad se encuentra muy endeudada y la deuda puede superar los 4,700 millones de soles, aunque López Aliaga asegura que las finanzas están sólidas. ¿Cuál es tu lectura real de la situación económica de la ciudad y cómo enfrentarías ese panorama?
Definitivamente el próximo alcalde metropolitano va a tener que conversar con el gobierno central para ver cómo reestructura esa deuda, a fin de que Lima tenga recursos para solucionar los gravísimos problemas que existen. Aquí vive más de un tercio de la población de todo el Perú, y no podemos darnos el lujo de tener una ciudad que solo tenga recursos para limpiar las calles y recoger la basura. Necesitamos obras de infraestructura, y la deuda actual hace que el servicio de esa deuda se lleve los recursos que necesitamos para esas obras.

Un retrato íntimo: Carlos Bruce y Alejandro, acompañándose en cada etapa personal y profesional.
¿Cuáles serían tus prioridades en los primeros 100 días de gestión, especialmente frente a la criminalidad y la inseguridad que preocupa a todos?
He formado un grupo exclusivo para luchar contra las extorsiones. Está a cargo un coronel muy experimentado, y ellos tendrán la tarea central de enfrentar este tipo de delitos que son terribles y que nunca antes habían ocurrido en Lima. Sí los hemos visto en Chiclayo o Trujillo, pero no aquí.
En el corto plazo, eso es lo prioritario. En el mediano plazo, creo que hay que ir pensando en una policía municipal, como existe en muchos países, no solo de Europa y Estados Unidos, sino también en Sudamérica. Se trata de dividir los delitos: los delitos de ciudad —hurtos, asaltos, entre otros— estarían a cargo de la policía municipal, mientras que los delitos más graves, como extorsión, sicariato, narcotráfico o secuestro, seguirían a cargo de la Policía Nacional. Así, la Policía Nacional podría concentrarse en los grandes delitos que ponen en peligro la vida humana, y no tener a policías dirigiendo el tráfico, que es algo que perfectamente podría hacer una policía municipal.
“Lima está muy endeudada y eso nos impide hacer las obras que la ciudad necesita”
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¿Cómo ves a tus posibles competidores en la carrera municipal, como Francis Allison o Alberto Tejada? ¿En qué se diferencia tu propuesta de la de ellos?
No conozco las propuestas de ellos, pero en una elección tiene que haber adversarios; si no, no sería una elección democrática. Es parte del proceso. Son candidatos fuertes, porque tienen alta popularidad, y cuando se pierden elecciones, hay que retirarse unos días para lamerse las heridas y luego continuar.
En una entrevista reciente afirmaste que el índice de crimen ha bajado y está contenido en Surco. Sin embargo, según DataCrimen, en 2024 se han registrado más de 11,000 delitos, casi 4,000 más que el año anterior. ¿A qué atribuyes esta diferencia entre la percepción y las cifras?
Si pones los delitos per cápita, Surco es uno de los distritos con el índice más bajo de delitos. No es posible comparar una ciudad como Surco, que tiene más de 50 km², con un distrito que tiene tres o cuatro. Obviamente, habrá mayor cantidad de delitos en términos absolutos. Pero si lo mides por cantidad de habitantes —Surco tiene medio millón—, el índice baja. Este año han bajado los delitos cometidos, especialmente después del estado de emergencia decretado por el gobierno. ¿Está solucionado el problema de la delincuencia en Surco? Por supuesto que no. Está contenido, lo que significa que hay un problema latente que a veces sube, a veces baja, pero aún está lejos de volver a niveles normales.

Bruce y su pareja, Alejandro, compartiendo un instante de complicidad
Comentabas también que el presidente ha anunciado nuevas medidas complementarias al estado de emergencia para reforzar la lucha contra la criminalidad. Sin embargo, desde el Congreso también se han respaldado leyes como la “procrimen”, que debilitan la acción policial y judicial. ¿Cómo evalúas el papel del Ejecutivo en materia de seguridad y qué debería cambiar?
Yo no estoy tan seguro de que todas las leyes que dio el Congreso puedan calificarse como “procrimen”. Por ejemplo, aquello que implementaron de manera mala y equivocada, de que una persona con su chofer y su secretaria conforman una organización criminal, como lo han tratado en el caso de Pedro Pablo Kuczynski, eso no tiene nada que ver con una ley “procrimen”. Eso es una aberración. Una organización criminal no son solo tres personas que se juntan, sino tres personas que tienen una estructura hecha para cometer delitos. En el caso de un chofer, una secretaria y una persona, eso no constituye una organización criminal. El Congreso, al aclarar ese punto, no está creando una ley “procrimen”, sino corrigiendo una barbaridad cometida por algunos fiscales y jueces; entonces, no todas esas leyes pueden calificarse así. Algunas quizás sí y pueden mejorarse, pero no creo que sea el caso de todas.
Cambiando un poco y yendo más a la política nacional, ¿cómo cambiamos la fragilidad de nuestro sistema democrático?
Ahí hay responsabilidad de todos, porque las personas no llegan al gobierno ni al Parlamento metiéndose por la ventana. Entran por la puerta principal, porque el voto se las abrió. Entonces, tenemos una primera responsabilidad ciudadana. En segundo lugar, también está la responsabilidad de los partidos políticos de seleccionar con mayor celo a sus candidatos. Ahora tenemos una oportunidad de renovar la clase política, y todos queremos un poco de estabilidad. Creo que hay que hacer cambios constitucionales también.
El Perú hoy, de facto, es una democracia parlamentaria. El Parlamento puede sacar en un día al presidente por la razón que le parezca, y eso es propio de las democracias parlamentarias, aunque teóricamente nuestra Constitución es presidencialista. En la práctica, tenemos un sistema parlamentario. Por eso, debemos definir por qué camino vamos. Creo que el hecho de que se haya restablecido el Senado nos da una oportunidad de traer estabilidad, porque ahora ya no será tan fácil censurar a un presidente o a un ministro, y habrá una cámara reflexiva que puede ayudar a evitar decisiones precipitadas.
“Lima no puede seguir funcionando como una sola ciudad; necesitamos reorganizarla en cinco grandes zonas para evitar que millones pierdan horas de su vida en el tráfico.”

Carlos Bruce es un secreto apasionado de la decoración de interiores. Él es el responsable de darle un toque lúdico a su hogar, con una mesa de billar, una consola de videojuegos, dardos y un ajedrez.
Eres conocido por tu ideología de centro. En un escenario político cada vez más polarizado, ¿no sientes que el centro está perdiendo espacio en el debate público y que la ciudadanía se muestra más propensa a aceptar discursos autoritarios, tanto de derecha como de izquierda?
Sí, creo que cada vez nos estamos radicalizando más. Hay discursos que insultan en lugar de inspirar. Ya no queremos líderes que nos dividan, sino que nos unan. No podemos estar insultando a quienes piensan distinto con adjetivos que no contribuyen a nada. Yo soy una persona liberal y puedo entender perfectamente que haya gente que piense diferente. En esa conversación es donde encontramos puntos de consenso. Es difícil que los seres humanos estemos en desacuerdo en todo, así que tenemos que aprender a conversar sin insultarnos. Así como el ser humano aprendió a convivir sin agarrarse a garrotazos, tenemos que aprender a debatir. En la historia reciente, Alan García era una persona que conversaba con la derecha y con la izquierda; era amigo de Barrantes. En Chile, el presidente Piñera era amigo personal de la expresidenta Bachelet, aunque discrepaban políticamente. Eso es lo que tenemos que recuperar. No podemos tener líderes que se refieran a quienes piensan distinto con frases peyorativas o insultos.
El terreno de Somos Perú —tu partido— es uno con historia importante, pero también con cuestionamientos. ¿Cómo evalúas la gestión de su presidenta, Patricia Li, en medio de denuncias por presunta falsificación de títulos o vínculos con casos de fraude fiscal? ¿Crees que Alberto Andrade estaría satisfecho con el rumbo actual del partido?
Todos los partidos tienen algún tipo de cuestionamientos, y Somos Perú no está libre de ellos. Patricia ha tenido la habilidad de dirigir un partido que hoy tiene más de 700 alcaldes, 10 gobernadores regionales y un presidente de la República. Así que no lo ha hecho tan mal.
Las cosas por las que se la ha juzgado ya son temas definidos. Creo que debemos mirar hacia adelante y ver qué más se puede hacer dentro de Somos Perú para ayudar al país a salir de esta crisis.
Si revisamos a todos los que estamos en la vida política —y me incluyo—, todos hemos tenido cuestionamientos en algún momento. Y está bien. Cuando uno tiene una investigación fiscal, esa es la oportunidad de rendir cuentas y demostrar que no hizo nada malo. En mis 25 años en política no he tenido un solo juicio por mi función pública. Todas las investigaciones fiscales que tuve se archivaron. Está muy bien que se fiscalice a los políticos y que rindamos cuentas.

Bruce destaca la necesidad de un liderazgo que una y no profundice la polarización política en el país.
¿Qué opinas de esta nueva candidatura de George Forsyth (Somos Perú), quien quedó bastante relegado en las últimas elecciones?
Me parece muy bien. Internamente, dentro del partido, yo apoyé a Forsyth la vez pasada, cuando postuló a la presidencia. Creo que es una cara nueva que refresca la política nacional, y me alegra que esté nuevamente en las boletas.
Hay quienes señalan que Somos Perú ha perdido identidad con el tiempo y se acomoda según las circunstancias políticas. ¿Qué respondes a quienes dicen que el partido es una agrupación sin bandera?
No, Somos Perú es una agrupación con una posición muy clara de centro. Es un partido que tiene firmes principios de no discriminación y que coincide mucho con mis principios liberales, tanto en materia económica como social. Ese es el camino que ha distinguido a Somos Perú, además de ser un partido muy municipalista. Eventualmente, puede haber personas dentro del partido que tengan matices u opiniones distintas, pero para eso existen los partidos: para debatir internamente y enriquecer sus posiciones políticas.
¿Existe alguna ventana de cambio o esperanza para el Perú en materia política?
La esperanza es lo último que se pierde. Pero sí, veo con preocupación que vivimos en un loop constante que nunca termina. El desacuerdo con Fuerza Popular, por ejemplo, ha sido una muestra de ello. Antes de eso, con Toledo, el país caminaba hacia un sentido. Durante el gobierno de Toledo, incluso en el de Humala, el país mantenía cierta dirección. Pero desde entonces hemos tenido tantos presidentes que ya perdimos el rumbo. Necesitamos retomar el camino, tener elecciones, elegir a los mejores y respetar los plazos constitucionales. Solo así saldremos de esta crisis.
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