La señal de alerta llegó hacia finales de octubre, desde las trincheras de la prensa ibérica, la misma que ha seguido todos los pormenores del romance como si se tratara del “culebrón” más sintonizado del prime time televisivo: las cosas no andarían del todo bien entre Mario Vargas Llosa e Isabel Preysler, quienes hasta ahora habían proyectado una imagen de armonía y solidez que despertaba genuinas pasiones en los tabloides españoles. Pero el diario “El Mundo” soltó la bomba: el novelista y la socialité habrían tenido una fuerte discusión antes de un viaje a la capital de Suecia, ciudad en la que Vargas Llosa recibió un doctorado Honoris Causa de la Universidad de Estocolmo y que tiene un especial significado para él, pues fue allí donde recibió el Nobel de Literatura (y pronunció aquel célebre y recordado discurso de agradecimiento en el que Patricia Llosa, su expareja, tuvo un notorio protagonismo).
Según el periódico español, la pareja no se puso de acuerdo respecto al lugar en el que se hospedarían durante su visita al país escandinavo: él aceptó la invitación del embajador de España en Suecia, Javier Jiménez Ugarte, para alojarse en la residencia oficial, pero ella prefería quedarse en el Gran Hotel y disfrutar de sus comodidades. Pero esa discusión solo sería la manifestación más evidente de una creciente molestia en la pareja, sobre todo en el novelista, quien extrañaría la presencia de Preysler en los innumerables actos oficiales y académicos en los que participa prácticamente todos los meses del año. “El Mundo” cita una fuerte cercana al escritor –pero rigurosamente anónima–, que asegura que “a Isabel eso le aburre y Mario estaba acostumbrado a Patricia, quien, además de viajar con él, organizaba su agenda, la maleta, los compromisos…”.
Un botón de muestra de este aparente distanciamiento se produjo a mediados de octubre, cuando, por esas cosas del destino, Preysler y Morgana Vargas Llosa, la hija del Nobel, coincidieron en Madrid en dos actos que se realizaron a pocos kilómetros de distancia, Morgana inauguró su más reciente exposición de fotos la misma noche en que Isabel cumplía la función de “amadrinar” una nueva tienda de joyas. Aunque seguramente se le esperaba en ambos, Mario Vargas Llosa no se presentó en ninguno de los dos eventos.
VIAJE A FILIPINAS
Tras la difusión de la noticia de una supuesta crisis en la pareja, la propia Isabel Preysler decidió emprender una suerte de cruzada mediática para desmentirla y denunciar la “mala intención” de esos rumores. Para empezar, ofreció una larga entrevista de portada a su revista española favorita, en la que asegura que conversa continuamente con Mario sobre su eventual boda y que no existe nada parecido a un conflicto de pareja entre ellos. “Por supuesto que no ha habido ninguna crisis entre nosotros. Mario sabía desde el principio que yo no podía acompañarle a todos los viajes y lo comprendió perfectamente”, declaró Preysler a la edición española de la revista “¡Hola!
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”, la misma que tiene una larga y fructífera relación con la socialité de origen filipino (sobre esto volveremos más adelante).
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Siguiendo con las señales de armonía que busca enviar la pareja, hace apenas unos días, ambos realizaron un viaje sumamente significativo: nada menos que a Manila, la capital de Filipinas, tierra natal de Isabel, donde Mario fue invitado para pronunciar una conferencia en la Universidad de Santo Tomás y recibir un doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Salle. Allí, el escritor pudo conocer al fin a algunos de los familiares de su prometida. “Todos me han tratado con mucho cariño”, afirmó Vargas Llosa a la agencia EFE, antes de añadir que pudo conocer a la hermana de Preysler y a varios de sus primos y sobrinos. El escritor contó, además, que visitó uno de los colegios a los que asistió Isabel antes de mudarse a España: “Estuvimos en el colegio, y apareció una monjita que había sido profesora de Isabel, y que estaba muy lúcida. Fue muy interesante conocer un poco la niñez y la juventud de Isabel”.
Vargas Llosa habló del amor en su conferencia, pero sin mencionar nombres ni ofrecer detalles: “Es una experiencia fantástica, probablemente la más rica que tenemos, pero es privada. La expresión pública del amor banaliza ese amor, así que no quiero banalizar esta experiencia fantástica y maravillosa (…). Para mí es y será siempre vida privada”.
EXCLUSIVAS Y MILLONES
Además de los rumores de crisis, otra noticia que puso en el ojo de la tormenta a la que es considerada “la pareja del año” en España es la difusión de las cifras que Preysler habría recibido por las permanentes “exclusivas” –incluso con paparazzi de por medio– que suele conceder a la edición española de “¡Hola!”, su revista de cabecera. De acuerdo con una investigación publicada por “Interviú”, la socialité ha aparecido en la portada de “¡Hola!
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” en once oportunidades desde su irrupción en la vida social española como novia de Julio Iglesias en 1971, por las que calculan que habría recibido un total de casi dos millones y medio de euros.
Publicado originalmente en Cosas 606