Su figura trazó la idea que el mundo tiene de un revolucionario: el único hombre capaz de oponerse a Estados Unidos en la cúspide del imperialismo. El que luchó contra una cruel dictadura en su país, solo para convertirse en el tirano de su propio gobierno del terror. El héroe que salvó Cuba de la miseria, y que la volvió a hundir en otro tipo de pobreza. Fidel Castro es un hombre y a la vez es muchos personajes. Como tales, es amado, odiado, admirado, temido y despreciado. Y todo con justa razón. 

Fidel Castro ha muerto y con él una era para Cuba y para el mundo. Mientras el futuro de la isla y sus habitantes continúa siendo incierto, revisamos el pasado de Castro para descubrir aquellos momentos que lo tornaron eterno. Aquellos en los que la ficción sueña con la realidad, y no al revés. Los 7 momentos en los que la vida de Fidel Castro pareció hecha para el cine. 

 

Niño héroe Fidel Castro

castro-7Estudió en el colegio Belén, institución jesuita de La Habana. Durante una excursión, el padre Armando Llorente, uno de sus profesores, casi muere tras ser arrastrado por la corriente de un río donde el grupo se bañaba. Fidel saltó al agua y lo salvó. Años después, exiliado en Miami tras los conflictos entre la revolución de Castro y la Iglesia Católica, Llorente siguió siendo un defensor del dictador. Sobre él, declaró: «Soy usualmente culpado de hablar bien de Fidel. Pero no puedo hablar mal del Fidel que yo conocí». 

La infancia del dictador fue dura, especialmente cuando una profesora que debía tenerlo a su cuidado, estafó a su familia y lo abandonó de niño en Santiago de Cuba, ciudad donde había sido enviado a estudiar. 

 

El cuento del comunismo

Planeando la estrategia para pelear en la Bahía de Cochinos.

La «revolución» nunca fue comunista. Por lo menos no en un inicio. Castro, un político en ascenso, aspiraba a ser elegido diputado por el partido Ortodoxo. Era 1952 y Cuba hacía su gran y primer intento democrático. Antes de las elecciones. Fulgencio Batista dio un golpe de estado, apoyado por Eisenhower, quien quería cimentar  la influencia de Estados Unidos en la isla. 

Con este drama de fondo, Castro y otros 150 jóvenes asaltaron el cuartel de Moncada en 1953 para derrocar al dictador. Tras pasar tres años preso, Castro es absuelto por el gobierno, pasa al exilio y luego regresa a Cuba para orquestar la caída de Batista. La revolución existe, pero hasta ese punto, el único hablando de comunismo es su hermano Raúl. Fidel hablaba de la caída de la dictadura y de una restauración democrática. Prometía devolver Cuba al pueblo; y el gobierno, al que triunfara en las urnas. 

Eventualmente, el comunismo le sirvió para consolidar su poder como líder máximo, nacionalizar prensa y empresas, así como para conseguir financiamiento de la Unión Soviética, quien buscaba aliados en América Latina. Curiosamente, esta alianza fue la que lo convertiría en una de las figuras más relevantes de la Guerra Fría, y uno de los grandes héroes de Rusia. Se dice que en el país de Stalin, Castro era venerado por el gobierno y la población, y gozaba de una popularidad solo comparable a la de Yuri Gagarin, el cosmonauta.

El vendedor de humo

Fidel Castro

Entrada triunfal de Fidel Castro a La Habana, tras derrocar a Batista.

¿Cómo se arma una revolución desde el exilio, con muy poco financiamiento y con la mayor potencia del mundo en tu contra? Vendiendo humo y sacrificando a unos cuantos. Tras el asalto al cuartel de Moncada y su encierro en prisión, Fidel se exilió en Estados Unidos, donde estableció algunos contactos con la prensa, y luego viajó a México, donde conoció al Che Guevara y empezó el «bromance» más famoso del comunismo. 

Eran 82 guerrilleros y un país por conquistar. Fue entonces cuando Castro dio una entrevista a los medios americanos. Mientras conversaba en la terraza con un periodista, hizo que sus soldados marcharan delante de la casa. Lo que el periodista no vio, era que los soldados eran los mismos siempre, y no «batallones listos para la guerra», como declararía Fidel. 

Los 82 desembarcaron en Playa Las Coloradas, donde los esperaban 2 mil soldados de Batista. Solo sobrevivieron 12, incluidos los protagonistas de la saga: Fidel, Raúl y el Che. El grupo se dedicó a reclutar gente en los poblados. Así formaron la guerrilla que derrocaría a Batista. 

De esos años, el periodista español Enrique Meneses dice que Fidel aún no era comunista, y que llevaba una cruz al cuello.

Fidel, el inmortal 

Fidel Castro en Sierra Maestra, antes de derrotar a Batista.

La CIA intentó asesinar a Fidel 634 veces. 634 veces. 

Tal vez el momento más recordado es el habano envenenado, que se dio en 1960, en el último año de Eisenhower, según lo declarado en el Comite Church. El plan parecía sacado de una película no de James Bond, sino de Mister Bean. Un agente en La Habana debía envenenar uno de los puros destinados a Castro. Otra versión, no tan bien documentaba, habla de la existencia de un cigarro explosivo. Sea como fuere, Castro sobrevivió. 

La CIA además hizo un trato con la mafia cubana en Miami, que a través de sus contactos en la isla intentó envenenar a el helado de Castro, su postre favorito. Amante del buceo, también intentaron contaminar su traje de inmersión, y sorprenderlo con una «concha bomba» en las profundidades marinas. Hubo un lapicero envenenado e incluso una ex amante enviada con pastillas letales. 

Que Castro muriera a los 90 años fue una batalla ganada por el servicio de inteligencia cubano.

Gringos en ridículo

Fidel Castro

Fidel Castro en Angola, cuando mandó tropas para apoyar a la dictadura comunista de ese país.

Aunque Fidel no odiara a Estados Unidos desde el inicio de su revolución, hubo un punto de quiebre con el gobierno de ese país cuando en plena revolución contra Batista, los estadounidenses enviaron refuerzos para apoyar al sanguinario dictador. Castro prometió venganza, y su gran aparato fue el ridículo. Una pequeña isla en la mitad del Caribe, especialmente antes de su acercamiento a Rusia, no era una amenaza para la mayor potencia nuclear en la Guerra Fría, pero los estadounidenses parecían disfrutar el miedo, y ellos solos agigantaron la figura de Castro. 

Estados Unidos lanzó Radio Swan, frecuencia pirata que buscaba generar el apoyo cubano a la invasión de la Bahía de Cochinos. Era la época en la que la radio era el máximo medio político, y potente difusor de propaganda e ideologías. Cuba respondió con Radio Habana, cuya frecuencia era tan potente que alcanzaba las radios americanas, y transmitía propaganda en contra de la Guerra de Vietnam, y a favor de Rusia y Cuba, además de música pop. Estados Unidos terminó gastando 500 millones de dólares, en intentar llegar con su radio a Cuba,  una misión que solo acabó a finales de los 80s. 

Castro, además, aprovechó el embargo para acoger a numerosos líderes civiles que la CIA y el FBI tenía en la mira, como activistas pacifistas contra la guerra de Vietnam, Panteras Negras y personas que luchaban por los derechos de la mujer. 

La gran migración LGBT

Fidel Castro

Fidel Castro y su hermano Raúl, quien lo sucedería en el poder.

Aunque el comunismo no parece tener una postura clara con respecto a la homosexualidad, Castro la tenía. El dictador era homofóbico y consideraba a los homosexuales «indeseables» en la Cuba revolucionaria. 

Durante el éxodo de Mariel, cuando en 1980 Cuba anunció que quien quisiera podía dejar la isla, una gran cantidad de homosexuales partieron con rumbo a Miami. Hasta 1990, ser parte de la comunidad LGBT era todavía un motivo por el que Estados Unidos podía vetar a refugiados, pero a pesar de esta política, las autoridades aceptaron a todos los migrantes y la comunidad gay de Miami recibió nuevos miembros. Fue así como las políticas de Castro contribuyeron a establecer un movimiento gay fuertemente politizado en Florida y en el resto de Estados Unidos.

Las locuras del dictador

Fidel Castro

Fidel Castro con el líder de la Unión Soviética Nikita, Krushchev.

Aunque se sabe muy poco de su vida privada, se dice que fue extravagante en extremo. Sin embargo, no hay «extravagancia» ni crueldad mayor que la crisis de los misiles. Según las memorias del líder soviético Nikita Khrushchev, Castro, a los 36 años, alentó a Rusia a «lanzar un misil preventivo», en caso Estados Unidos instaurara un bloqueo naval hacia la isla. 

Castro estaba envalentonado por su triufo en la Bahía de Cochinos. Un grupo de 1500 disidentes cubanos, con el apoyo del presidente Kennedy, habían desembarcado en la isla con el fin de derrocar a Castro. Estados Unidos demoró en enviar el apoyo aéreo prometido y la revuelta  fue completamente aplastada, con 100 muertos y más de 1200 capturados y encerrados en las crueles cárceles de Fidel. Un año después, Castro permite que Rusia instale los misiles apuntando a Estados Unidos, y así la Guerra Fría alcanza su momento de mayor tensión. Si Khrushchev hubiera seguido los consejos de Castro, habría sido el inicio de una tercera guerra mundial entre dos potencias nucleares. 

No sabemos lo que le espera a Cuba, ahora bajo el completo dominio de Raúl. La juventud de la isla está cada vez más disconforme con el régimen, y la figura desgasatda del guerrillero ya no basta para mantener contenta a una población que se siente aislada del mundo. Por otro lado, Trump ha dicho que piensa deshacer lo avanzado por Obama en la relación entre Estados Unidos y Cuba, y forzar un nuevo embargo económico mientras se mantenga un gobierno cubano con el que no esté de acuerdo. Lo único certero es un cambio, que esperamos traiga a los cubanos el país próspero y justo que merecen. 

 

Por Alejandra Nieto