Hoy Patti Smith cumple 70 años y estamos agradecidos de que el 2016 la dejara tranquila. Artista extraordinaria, su vida es una aventura que la ficción envidia. Imagen de toda una generación, transformó rock, poesía y feminismo simplemente existiendo y dejando su talento hablar por ella. Parte de una era que nos dio a un grupo de grandes artistas, es actualmente la mujer más importante del rock.
Recientemente Patti estuvo en las noticias por olvidar la letra de una canción de Dylan durante la ceremonia de entrega de los Premios Nobel. Cantó A Hard Rain’s A-Gonna Fall, y dijo que estaba nerviosa. Es Patti. Tiene años cantando y fascinando pero no deja de sentir nervios. Todas las veces son como la primera vez. Patti Smith no sabe lo que es perder magia.
Son años de brillante carrera. Han pasado cuatro décadas desde Horses, y Patti sigue dando. Musicalmente hablando, en el 2012 lanzó Banga, álbum para no perder la costumbre de ser sorprendidos por su voz. Lo mejor es que continúa escribiendo. Luego de Just Kids, donde recorre sus años con Robert Mapplethorpe, lanzó M Train, una segunda memoria. Su vida da para 10 tomos más.
Ha vivido las drogas y la pobreza extrema. Se ha visto sin salida y se ha visto en la gloria. La suya es una vida repleta de anécdotas de todos los tipos. Patti parece haber nacido para hacer todo distinto, para demostrar que el arte es flexible y real.
Tanto en sus memorias como en presentaciones y entrevistas, vemos a una persona sencilla y enfocada. Lo dijo miles de veces en Just Kids, solo le importaba el arte y confiaba en su capacidad de producirlo. Criada por una madre intensamente religiosa (era testigo de Jehová), afirmó que Jesús había muerto por los pecados de alguien, pero no por los suyos. Mantuvo con Mapplethorpe una relación que era encontrada confusa por muchas personas de su tiempo, pero que ella la supo llevar de forma que permitiera a ambos crecer y hacerse felices. El arte era el foco y el punto de unión.
El Hotel Chelsea era el centro de una bohemia floreciente y hermosa. Era una época en la que a veces Patti no sabía si comería. No existían horarios ni garantías. Fue allí donde conoció a Janis Joplin, al poeta Allen Ginsberg y al escritor William Burroughs, cuyos libros inspirarían muchas de sus canciones. Era el momento de Warhol, con quien a veces se cruzaba en los bares y a través de amigos en común, pero las pretensiones de un clique no iban con Patti.
Hubo varios momentos que la marcaron y a los que volvería en papel o en canciones. Su embarazo adolescente y dar a su hija en adopción; la muerte de Mapplethorpe y el verlo sufrir las consecuencias del SIDA; la muerte de su esposo, Fred «Sonic» Smith. Pero en ella incluso la dureza parece alimentar el brillo.
La lista de discos y canciones es numerosa y plagada de hitos. Patti se ha dedicado al arte y es feliz.
Por Alejandra Nieto