Este sábado 30 de enero Felipe VI cumple 48 años, una fecha que, según ha trascendido, celebrará de la manera más privada posible, manteniendo el estilo responsable, cuidadoso y discreto que lo caracteriza desde el comienzo de su reinado. La decisión es prudente, considerando que España atraviesa una tensa y complicada situación política.

Primero, está el problema que se generó luego de las elecciones generales del 22 de diciembre, en las que el Partido Popular –hasta entonces favorito– no alcanzó la mayoría absoluta en el Congreso, obligando al rey a una complicada negociación política en busca de una persona capaz de convocar a distintos sectores para nombrarla jefe de Gobierno. Una búsqueda que, por cierto, continúa.

El 22 de enero, el rey Felipe VI convocó al presidente del Congreso español, Patxi López, para proponerle el nombre del líder del Partido Popular (PP, centroderecha), Mariano Rajoy, como candidato a la presidencia del Gobierno de España, del que en la actualidad es titular en funciones.

Antes, a lo largo de toda la semana que pasó, Felipe VI conversó con todos los líderes políticos  españoles, salvo con los independentistas de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) que no acudirán al Palacio de la Zarzuela mientras el rey no reciba antes a los representantes de las instituciones catalanas, en medio del actual desafío soberanista.

Felipe VI en una ceremonia militar en el Palacio Real de Madrid, el pasado 6 de abril. En estos tensos momentos políticos, su rol como jefe del Estado es más importante que nunca.

Felipe VI en una ceremonia militar en el Palacio Real de Madrid, el pasado 6 de abril. En estos tensos momentos políticos, su rol como jefe del Estado es más importante que nunca.

Segundo, por supuesto, está el incómodo caso Nóos, una pesadilla de nunca acabar para la monarquía, pues para el rey no solo ha acarreado problemas políticos, sociales y financieros, sino también familiares y sentimentales.

Después de cinco años de investigaciones, el lunes 11 de enero pasado, a las nueve y quince de la mañana, comenzaron las llamadas “cuestiones previas” en un tribunal de Palma de Mallorca, con la infanta Cristina apareciendo rodeada de manifestantes, cámaras y micrófonos. Aunque no sea juzgada junto al resto de los implicados, incluyendo a su marido, Iñaki Urdangarin, la infanta, una de las grandes protagonistas del escándalo, podría recibir una sentencia de hasta diecinueve años y medio de cárcel por desviar más de seis millones de euros públicos.

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La infanta Cristina ha sido alejada de la Familia Real por su vinculación con el caso Nóos.

El rol de Letizia

El gran soporte de Felipe VI en este complicado periodo ha sido su mujer, la reina Letizia, de quien se dice que no tiene problemas en mostrarse dura con la infanta Cristina y hacerle ver a su marido que todo lo que los relacione con los Urdangarin es fatal para ellos, para la monarquía, para España, y para el futuro de su primogénita, la princesa Leonor.

“Mientras más distanciados mejor”, sería la premisa impuesta por Letizia, quien contaría además con el apoyo del jefe de la Casa del Rey, Jaime Alfonsín. De hecho, algunas personas cercanas a los Urdangarin creen que esta dupla de hierro se ha ensañado demasiado con la infanta, llevando a que los hermanos ni siquiera se vean en Navidad.

Pero hay algo curioso y contradictorio en todo esto. Porque, aunque Letizia sea la principal interesada en que la monarquía no se hunda y busque salvar la reputación de su marido, algunos, como el emblemático periodista español Jaime Peñafiel, sugieren que es la que más disfruta la caída de la infanta y los escabrosos detalles del caso Nóos. ¿La razón? Nunca se llevó bien con sus cuñadas.

A Letizia le ha faltado mano izquierda para estar en la Casa Real. Se ha comportado como un elefante en una cacharrería; le faltó un poco de humildad. Entrar a una Casa  Real te convierte en la consorte del rey, y eso no es nada sencillo. Las infantas, aunque se diga que son personas normales y corrientes, siempre te harán saber que son las infantas”, sostuvo Peñafiel en una entrevista al diario digital “Vozpópuli”, sumándose a la opinión de tantos otros que piensan que las infantas siempre consideraron en menos a Letizia por su extracción social, o porque les molestaba ver cómo su único hermano se obnubiló con alguien tan dominante como ella.

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