Daniel Rodríguez quiso estudiar Literatura, pero al final siguió la carrera de Ingeniería de Minas en Estados Unidos. Hoy tiene 56 años, es escritor y director de cine. Acaba de estrenar “No estamos solos”, una película de terror.

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Ha vivido en Islandia, España y Estados Unidos. Ha sido rector universitario. Un buen día decidió dejar su vida hecha para hacer cine. Este año filmará “Siete semillas”, una película con Carlos Alcántara basada en la novela de David Fischman, y “El vientre 2” con Vanessa Saba. Su director favorito es Roman Polanski.

Entre “El acuarelista”, “El vientre” y “No estamos solos” ¿Cuál es la que más te gustó hacer?
Creo que “El vientre”. “El acuarelista” es un poema que hice solo para mí. Pasé muchos años reprimiendo mi vocación artística y esa película es una especie de respuesta. “El vientre” fue mi tesis de maestría en la New York University, y es personal pero también para el público. Tiene el equilibrio perfecto. “No estamos solos” es una película comercial, nace por encargo, con ciertos parámetros que acepté desde un principio: recibí una lista de 17 elementos que tenían que estar en el filme. La historia tenía que ser realmente muy fina, porque lo que importaba era que el público se asuste.

¿Te desanima la crítica?
Me desanimó mucho en “El acuarelista”. Tuve crítica mala, pero al mismo tiempo a un grupo le gustó mucho. Incluso me reclaman porque no hice más películas en esa línea, con ese espíritu. Había un periodismo más agresivo en esa época. Creo que con “No estamos solos” voy a tener crítica no muy buena por el tipo de película comercial que es.

¿Crees que una película comercial puede entusiasmar a la crítica?
No. “No estamos solos” tiene ciertas convenciones de género que están dirigidas al público adolescente.
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La productora Miedo Entertainment me pidió hacer algunos tributos a películas de terror. Lo que intenté, y creo que se logró, es hacer los homenajes de manera respetuosa y elegante, y que se sintieran integrados a la historia. Sé que los golpes de la crítica van a venir por ahí.

¿Tus tres películas peruanas favoritas?
“Bajo la piel” de Lombardi. Esa película resonó en mi conciencia y corazón. Otra que me gustó mucho tiene también el apellido Lombardi: “Casa dentro”, de Joanna. Hay un suspenso contenido y está impregnada de subtextos y “El elefante desaparecido” de Javier Fuentes León, que es excepcional.

¿Cuánto tiempo fuiste «Daniel Ro»?
Solamente en “El acuarelista”. Fue una mala idea que me sugirieron para diferenciarme de mi hijo, que también se llama Daniel Rodríguez y es director. He trabajado con él mis dos películas y es el director y productor de “Aj Zombies”. Ha pasado que me han felicitado por los cortos de mi hijo.

¿Harías series?
Sí. Soy un fanático de las series. Actualmente estoy desarrollando una serie con Javier Fuentes León. El proyecto se llama “Mala fe”, y trata sobre la religión, las comunicaciones y el poder.

¿Qué tipo de director eres?
Soy formalista, que es lo contrario a realista.
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Me inclino porque todas las imágenes se ajusten a la visión que tengo. Soy muy planificador, pero cuando filmo me dejo guiar por mi intuición: trato de encontrar la verdad del momento en la escena. Me convierto en un detector de mentiras. No dejo que los actores repitan de manera mecánica eso que les resultó en el pasado.

Tienes una biblioteca bien surtida. ¿Cuál es la firma más especial que podemos encontrar en ella?
Cuando estudiaba en Misuri fui asistente de Carlos Fuentes. Lo acompañé por todas sus charlas y encuentros. Fue una de las personas más inteligentes y cultas que he conocido. Él detestaba esa cultura norteamericana de servirte todo en plástico. Mi misión era conseguirle vasos de vidrio para que pueda tomar su whisky.
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Su autógrafo dice: “Para Daniel, mi hermano peruano”. Su mamá era peruana.

Por Ana Carolina Quiñonez