Nuestro sueño siempre ha sido que la cocina peruana esté presente en las ciudades más importantes del mundo, ya sea con un restaurante nuestro o con restaurantes de otros compatriotas. Al final, lo importante es que nuestra cultura esté presente en los corazones del mundo, y la cocina puede contribuir de forma importante a ello. En lo personal, al formarme como cocinero y haber conocido a Astrid en París, este restaurante está lleno de recuerdos y emociones”, asegura Gastón Acurio a propósito de la reciente apertura de Manko París, su primer restaurante en Francia, un país que fue decisivo para su formación como chef.
Manko está ubicado en una de las calles más caras de París. Sin duda, ha sido concebido para ser el nuevo lugar de moda de la ciudad. ¿Esto lo hace sentir que la comida peruana realmente ha logrado un estándar de lujo internacional? ¿Qué tipo de ambiente imagina que tendrá este restaurante?
Manko es un restaurante cuyo diseño recoge desde una mirada contemporánea la historia del Perú. Las líneas de Nazca, el oro de los incas, la República… todo está armoniosamente representado. El hecho de que esté en una de las avenidas más caras del mundo con las marcas internacionales más afamadas como vecinos es en realidad una gran oportunidad para colocar lo peruano al mismo nivel de valor agregado, sin temores, rebelándonos frente a los que nos hicieron creer que lo nuestro no podría tener el mismo valor que lo que viene de Europa o Estados Unidos, lo cual no es cierto. Manko, en honor Manco Cápac, está en la Avenue Montaigne, al lado de Armani, Prada, Louis Vuitton, mostrando el Perú al mundo con orgullo y seguridad. Y contra lo que se pudiera deducir por su ubicación, se ofrece una excelente relación entre calidad y precio. En general, se trata de un concepto casual, divertido y lúdico. Queremos que el Perú esté presente en la noche parisina.
Manko es parte del Grupo MoMA, conocido por crear los nuevos lugares que imponen tendencia en París. ¿Qué tal fue trabajar con ellos? ¿Cómo se conocieron?
Benjamin Patou, líder de MoMA, me lo explicó de esta manera: hace veinticinco años llegó el Budhha Bar a París, trayendo consigo toda su influencia asiática a la noche parisina. Patou me dijo: “Creemos que hoy es tiempo de una nueva influencia. Quisiéramos poder ser socios tuyos en este camino de traer tu cultura a nuestra ciudad”. Cuando me dijo la ubicación del espacio, me di cuenta de lo ambicioso de su sueño. No dudé un segundo en decir que sí. Y nos pusimos a trabajar en cómo crear un concepto peruano contemporáneo nocturno, para que el pisco, el cebiche y el anticucho, entre otros, seduzcan al cosmopolita público parisino.
¿Cuánto calculas que puede haber costado montar Manko? ¿Se convertirá en una franquicia internacional, como La Mar o Astrid & Gastón?
Yo no veo temas de inversiones. Solo veo temas conceptuales y culinarios. Pero no puedo negar que soñamos con que algún día Manko agite las noches de otras ciudades emblemáticas del mundo. Claro, eso dependerá de que Manko París sea un éxito. Para ello deberemos trabajar mucho y ser muy cuidadosos en el día a día.
¿En qué consisten las noches de cabaret del restaurante? Eso es algo totalmente nuevo para el Grupo Acurio. ¿Tiene algún interés en replicar esa experiencia en el Perú?
En realidad, es un cabaret anexo a Manko, diseñado por el famoso artista Garou, quien con el Grupo MoMA ha montado este espectáculo de fines de semana al típico estilo parisino de cabaret atrevido. Lo interesante es que el restaurante y el bar que conviven con este cabaret sea Manko, y los previos del espectáculo superparisino contemporáneo se harán en Manko, con pisco sours, chilcanos, cebiches y anticuchos. He ahí la oportunidad. Lo peruano y lo parisino, conviviendo y compartiendo juntos.
Texto: Isabel Miró Quesada