Estos son los nobles, adolescentes y veinteañeros, que llevarán a la monarquía hacia el futuro. Atractiva y algo rebelde, esta generación 3.0 ha redefinido las reglas de la realeza para adaptarlas a la era de Instagram y Twitter.

LAS INFANTAS SOFÍA Y LEONOR

Educadas por su padre, el rey Felipe VI, y sus abuelos, los reyes eméritos Juan Carlos I y Sofía, en los rigores de la monarquía, y siguiendo los pasos de su madre, la reina Letizia, como aficionadas a la moda y el estilo, las infantas Leonor y Sofía están a punto de convertirse en las adolescentes más admiradas y observadas de España. En un país donde el rumor y el cotilleo son deporte nacional, esto no es nada fácil, pero ambas parecen disfrutar la atención y se comportan en forma tan educada como amable cada vez que son vistas en público.

De las dos, Leonor, de once años, es la que tiene más que ganar y que perder. Como heredera directa de la corona, sus responsabilidades son mayores y, por lo mismo, actúa con una discreción que la distingue de otras niñas de su edad. Su imagen pública es muy cuidada, y todo lo que se sabe de ella es que le gusta la ciencia, la robótica y las películas japonesas, y que es “alegre, creativa y curiosa”, según repite insistentemente la prensa. Sofía, de diez años, es la más cordial de las dos, una niña que, en una encuesta informal del periódico “El Español” sobre cuál era más simpática, sobrepasó a su hermana mayor por trece puntos. Pero las encuestas de este tipo, a estas alturas de la historia, tienen poca y nada importancia para una monarquía española que ha vivido estos últimos años plagada de escándalos.

PRÍNCIPE CONSTANTINO ALEXIOS

Como si su atlética figura y su melena rubia no fueran suficientes atractivos, ‘Tino’, como es conocido entre sus amigos, es además hijo de la multimillonaria Marie Chantal Miller y el príncipe Pablo de Grecia, y ahijado del príncipe William de Inglaterra. Sería imposible encontrar mejor genealogía. Con dieciocho años, ya terminó sus estudios en el prestigioso Wellington College, en Londres, y ahora se prepara para continuar en Harvard.

Aparte de sus intereses académicos, Tino es también un ávido cazador: su cuenta de Instagram, donde tiene más de 23 mil seguidores, es una bitácora de sus aventuras rifle en mano, aparte de documentar fiestas, paseos en motocicleta y eternas vacaciones en paradisiacos paisajes de Grecia y la Costa Azul.

Catching the sunset

A post shared by Constantine Alexios (@alexiosgreece) on

ALEXANDRA DE HANNOVER

Hija menor de la princesa Carolina de Mónaco y el príncipe Ernst de Hannover, y la única con un verdadero título real entre sus hermanos, Alexandra ha crecido hasta convertirse en una amable jovencita que, paulatinamente, se acostumbra a dar sus primeros pasos frente a los ojos del público y la prensa. Hasta hace poco, sus apariciones se limitaban a actos oficiales, pero Karl Lagerfeld, gran amigo de la familia, la ha impulsado a participar en otras actividades, poniéndola en la primera fila de sus desfiles más recientes. A los diecisiete años, parece lista para suceder a su hermana Charlotte Casiraghi como presa favorita de los tabloides europeos.

MARIUS BORG HØIBY

Aunque no tiene una gota de sangre real y mucho menos un título, Marius Borg, de veinte años, hijo de la princesa Mette-Marit de Noruega y hermano de la princesa Ingrid Alexandra y Sverre Magnus, es considerado uno de los aristócratas más codiciados de Europa. La desilusión de muchas en Noruega fue evidente cuando la Casa Real, a través de un escueto comunicado, anunció que se retiraría de la vida oficial y se trasladaría a California, donde estudiará en un college que no fue identificado. “Marius ha tenido siempre un rol público que ha sido muy difícil de definir. A diferencia de sus hermanos, no tiene deberes oficiales”, escribió Mette-Marit en una carta abierta a los súbditos.

PAULINE Y LOUIS DUCRUET

Louis y Pauline, hijos mayores de la princesa Stéphanie de Mónaco y su exguardaespaldas Daniel Ducruet, tienen, sin embargo, gran participación en la vida familiar del clan y en las actividades públicas organizadas por el Palacio Grimaldi. El fútbol es la pasión de Louis, de veinticuatro años, y es común verlo jugar con la camiseta de Mónaco en partidos amistosos. Desde hace cuatro años está de novio con Marie Chevallier, una administradora del Hotel Hermitage. Ambos viven juntos en Montecarlo, no muy lejos del palacio.

Pauline, por su parte, se mudó en la adolescencia a Estados Unidos, donde estudia en la Escuela de Diseño de Parsons. Tiene veintidós años, y solo regresa ocasionalmente a Mónaco, para dedicarse a sus grandes pasiones: el circo, donde desde pequeña ayudó a domesticar elefantes, y el salto ornamental, un deporte con el que ha representado a Mónaco en competencias europeas.

Por Manuel Santelices

LEE LA NOTA COMPLETA EN LA MÁS RECIENTE EDICIÓN DE COSAS.