Esta tarde Francisca y su madre nos reciben en su departamento en Miraflores. A pesar de solo tener 11 años, la pequeña actriz está más que acostumbrada a dar entrevistas y lidiar con la prensa. «¡Me avisas si hacemos las fotos en esa pared blanca o en la sala!», exige al fotógrafo. Muy pocas niñas, a pesar de estar inmersas en el mundo de la televisión, poseen ese desenvolvimiento que caracteriza a Francisca.
-Ella es muy independiente y eso es bueno –cuenta Mirtha Grande, mamá y manager de Francisca.
-¡Yo viví con mis abuelos un año y medio! No es por ser mala, pero en ningún momento me puse triste –añade Francisca.
Se podría decir que Francisca Aronsson nació para estar en el ojo de los reflectores. Cuando solo tenía dos días de nacida, en su natal Gotemburgo -en Suecia-, un fotógrafo se interesó en sus facciones y le pidió permiso a sus padres para retratar su rostro y exhibirlo en un afiche del Ministerio de Salud. «En Suecia los niños son rubios y tienen ojos verdes o celestes. No es común que una niña tenga el pelo y los ojos marrones. Se podría decir que yo era la única», cuenta Francisca, quien recuerda la anécdota por la imagen que aún conserva su madre.
Desde hace tres años, Francisca vive con sus padres y su pequeño hermano en Lima. Pese a su corta edad, ya ha vivido en cinco países distintos: Suecia, España, Argentina, Bolivia y Perú. «Antes nos mudábamos mucho por cuestiones de trabajo, pero decidimos dejar de hacerlo para que los niños pudieran echar raíces y conocer más la cultura peruana», explica Grande. Ella y su esposo se dedican a trabajar en proyectos para mejorar la salud de las personas en situaciones de pobreza.
-¡Mamá dice que en dos o tres años nos vamos a ir a vivir a otro país! –agrega Francisca.
-Quizás eso suceda por trabajo, pero también nos gustaría que ella pueda desarrollarse en otro ambiente, que abra su mente y conozca otras culturas –explica su madre.
La niña elegida
Francisca siempre soñó con ser actriz. Ella fue la encargada de convencer a su mamá de llevarla a su primer casting: un segmento para el programa de baile El Gran Show, donde los niños iban a ser los encargados de responder las preguntas de la famosa conductora Gisela Valcárcel. El casting duró casi un día y participaron más de cien niños. Francisca no solo fue escogida para formar parte del show, sino también como el personaje principal del segmento: «¡Yo nunca había visto el programa, pero mi mamá me explicó que era bastante conocido y me sentí más que feliz de poder aparecer en la televisión!», recuerda.
Gracias a El Gran Show varios productores pusieron los ojos en la pequeña actriz. Así llegó la oportunidad de trabajar en la tenelovela de América Televisión, Amor de Madre. «Sentí que ya lo había logrado y me preguntaba, ¿cuándo sucedió todo esto?». A los pocos meses también llegó su primera oportunidad de aparecer en una película: Margarita de Franz Pérez Garland.
La actriz Vanessa Saba, quien también protagonizaba la película y con la que había trabajado en Amor de Madre, descubrió que Francisca era la niña perfecta para interpretar a la pequeña Margarita: «Fue impresionante verme en la pantalla del cine. Recuerdo perfectamente el avant premiere, se me salieron las lágrimas en las escenas más conmovedoras de la película, a pesar de ya haberlas interpretado», recuerda la niña.
Una artista completa
Un día en la vida de Francisca empieza como el de cualquier niña de su edad: se levanta a las 7 de la mañana para desayunar, se alista y espera a su movilidad antes de ir al colegio. La primera vez que ingresó al salón de clases, recuerda, todos sus compañeros murmuraban desde lejos que ella era “Francisca, la de la televisión”. «Conforme pasaron las semanas empecé a tener amigos. ¡Ahora soy solo Francisca!», cuenta, sin esconder su sonrisa.
Por la tarde, cuando regresa del colegio y su mamá termina de trabajar, Francisca suele ir a sus clases de baile -actualmente está aprendiendo a bailar tap- y canto, o a sus grabaciones para la nueva telenovela de América Televisión, Ven, baila quinceañera. Podría parecer que esta es una agenda muy ocupada para una niña de solo 11 años, pero Francisca sabe que lo que involucra convertirse en una artista completa: «Me encanta Gisela Ponce de León. Actúa, baila y canta, es como un ejemplo a seguir».
Durante una hora al día, además, Francisca puede acceder a revisar sus redes sociales. Solo en la plataforma Instagram tiene más de 200 mil seguidores. «¡Es un montón! A mí me gusta compartir cosas bonitas y frases para que la gente no tire la toalla. También me alegra sentir el apoyo de las personas. Son mis amigos y eso me pone feliz», confiesa.
Según me cuenta Francisca, su mamá es la responsable de revisar su Facebook -donde ya tiene un poco más de 170 mil seguidores- y ella solo es responsable de su Instagram. Hace un tiempo, además, hackearon su Facebook y tuvo que cambiar de correo. Por eso perdió una de sus cuentas en Musical.ly, la famosa plataforma que miles de niños -y adultos- están utilizando para grabar y editar videoclips en cuestión de segundos. «Tenía como 40 mil seguidores, fue un poco triste perderlos», confiesa Francisca, quien se creó una nueva cuenta para empezar desde cero.
De todas formas, ella siempre recurre a su mamá para entender algunos de los mensajes que le envían por redes sociales diario.
-¡Mamá! Mira me acaba de llegar esto «por favor comparte esta foto para el sorteo de un iPhone 6». ¿Qué hago? -pregunta Francisca inocentemente.
-Francisca… -responde pausadamente su mamá- es mejor compartir cosas que puedan ayudar a los demás. Eso no.
Sobre el futuro, y como alguien que sabe que las respuestas de hoy serán parte de su historia mañana, Francisca prefiere no predecir el lugar que tendrá su carrera: «Me gustaría ser una actriz internacional sin escándalos y seguir estando cerca de mi familia. ¡Igual no puedo decir mi futuro! Podría decir algo ahorita, pero podría no pasar», dice y añade: «Lo bueno es que a pesar de actuar con personas mayores y haber vivido experiencias únicas, sigo siendo Francisca: la niña de siempre».
[justified_image_grid ng_gallery=986]Por: María Alejandra López