Con motivo del lanzamiento de una nueva edición de Herrera Confidential Eaux de Toilette, la emblemática casa de moda organizó un recorrido por sus oficinas principales, en Nueva York. COSAS estuvo presente en el evento y conversó con Carolina Herrera de Báez, hija de la fundadora de la marca y directora creativa de la División de Fragancias de la casa, con el experto en flores Rodrigo Flores-Roux y con Nathalie Gracia-Cetto, perfumista de la firma neoyorkina.

Carolina Herrera, Rodrigo Flores-Roux y Carolina Herrera de Báez.

Carolina Herrera de Báez nació en 1969 en Caracas, es hija de Carolina Herrera y desde 1996 se desempeña como directora creativa de la División de Fragancias de la compañía. Su afición por la moda y el arte –su casa de Madrid está abarrotada de pinturas, esculturas y fotografías– la han convertido en una digna sucesora del chic neoyorquino de su madre.

¿Cuál es tu relación con el jazmín?

Mi primera memoria olfativa es la de mi madre perfumándose con aceite de nardos y jazmín, una mezcla que luego se convertiría en su primer perfume, Carolina Herrera. Y ese aroma me devuelve a mi niñez, a mi casa, a mi mamá y a mí misma de pequeña. ¡Hasta he diseñado una colección de joyas basada en el jazmín, con Grillo Demo, un amigo artista! El jazmín es una flor icónica para la casa, que incluso se ha utilizado en los diseños de ropa. 

“Blond Jasmine”, una de las seis fragancias de la colección “Herrera Confidential Eaux de Toilette”.

¿Qué impacto crees que tienen las redes sociales, teniendo en cuenta tu concepto y el de tu mamá sobre no mostrar todo y mantener el misterio, como defendiendo el lado sensual de las cosas?

Yo creo que un impacto muy negativo, pero es lo que está pasando y no puedes ir contra la corriente. Una persona puede hacer lo que le da la gana, pero un negocio no. Creo que el esfuerzo y el trabajo, el reencontrar y el descubrir son procesos que llevan su tiempo. Todo lo inmediato caduca pronto.

El olor a jazmín te recuerda a tu mamá. ¿Cómo crees que te recordarán a ti tus hijos?

Los pobres van a estar muy confundidos, porque siempre me estoy probando 97 perfumes diferentes. Mi mamá fue muy fiel a su perfume; yo, en cambio, no lo soy.

Hablando de tu esfera familiar, ¿cómo divides tu tiempo entre tu faceta profesional y la de madre?

Pues como lo hacen todas las mujeres: con ayuda. ¡Se puede! Es muy positivo para los niños ver que su madre viaja y trabaja, y que, como en mi caso, tiene una red de amigas que, cuando no está presente, los llevan al cole, por ejemplo. Una se las busca, se las arregla… ¡Como todas! Si fuera la única, te diría que te voy a dar la clave, pero es que… ¡todas las madres que trabajamos estamos igual! (Ríe).

Nathalie Gracia-Cetto

Nacida en Grasse, la cuna francesa del perfume, Nathalie Gracia-Cetto estudió Farmacología, pero rápidamente descubrió su pasión por los aromas. Se formó en la escuela Givaudan, empresa para la que trabaja hoy en París como perfumista. De la mano de Carolina Herrera de Báez, ha traspasado su creatividad a Blond Jasmine y Virgin Mint, dos fragancias de la colección Herrera Confidential Eaux de Toilette.

La perfumista Nathalie Gracia-Cetto durante el workshop olfativo de “Herrera Confidential Eaux de Toilette”.

¿Hasta qué punto influyen las tendencias a la hora de trabajar en un nuevo perfume?

Cuando trabajas en una colección como esta, no se trata de tendencias, sino de sorprender a la gente. No necesariamente necesitas ofrecerles lo que quieren, sino lo que la marca intenta proponer. Te tienes que sentir libre, concentrarte en la belleza del material y, como tienes más presupuesto en estas colecciones, puedes usar los mejores materiales en tu fórmula.

¿Cómo educa su olfato un perfumista?

El primer año y medio te lo pasas oliendo. Después, creas tus familias de olores, como por ejemplo los cítricos: la mandarina, la naranja, el limón, etcétera. Luego, analizas uno por uno para ver las diferentes cualidades de ese olor versus el de los demás cítricos. Con esto generas tus memorias olfativas, que luego utilizas para crear un aroma determinado.

Rodrigo Flores-Roux

Nació en México en 1968, y hoy en día es el primer latinoamericano que ha conseguido situarse entre la élite de la alta perfumería mundial. Gracias a su trayectoria profesional cargada de éxitos, actualmente trabaja para Givaudan y ha colaborado estrechamente con Carolina Herrera de Báez, a quien conoció por casualidad en un ascensor de Nueva York.

Rodrigo Flores-Roux piensa que la perfumería no es un arte, sino un oficio, y que un buen aroma contribuye a la felicidad de quien lo usa.

¿Cómo te formaste para ser considerado actualmente uno de los primeros perfumistas del mundo?

En mi familia tenemos buen olfato. En los años ochenta, cuando todavía no existía internet, empecé a leer libros sobre el perfume y a investigar sobre botánica. Me volví un apasionado de las flores. Yo soy biólogo. Además, mi abuelo era francés y se informó acerca de la escuela de perfumistas que hay en Versalles. Tuve la suerte de ser elegido como alumno de Jean-Claude Ellena dentro de Givaudan. Desarrollé una tesis sobre la rosa. Después regresé a Mexico y, en 1996, empecé como perfumista en Nueva York, donde desarrollé un perfume que se hizo muy famoso.

Tu relación con ambas Carolinas –madre e hija– es muy estrecha.

Es una relación que ha ido creciendo con el tiempo. Carolina (hija) solicitó a Puig ver mis trabajos aromáticos con flores. Ella ya estaba pensando en la colección Confidential. Me pidieron que trabajara con varias flores, pero al final me quedé con la flor del naranjo y la del nardo. Después del éxito que tuvimos con la colección, viajé con ambas a Dubái para el lanzamiento de Confidential. ¡Fue divertidísimo!

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