Entre el 23 de setiembre y el primero de octubre, doce chicas y chicos menores de dieciocho años representarán a nuestro país en las lejanas playas de Hyuga, en Japón. El mundial juvenil es solo el principio de una brillante carrera para algunos y, para otros, un campeonato más para seguir ganando experiencia, pero, sobre todo, para dejar en alto el nombre del Perú.
Por Dan Lerner Fotos de Javier Larrea
El frío en el límite de Chorrillos con Villa es intenso: el viento helado golpea fuerte mientras varios chicos de entre catorce y dieciocho años empiezan a cambiarse para la práctica. Todos se saludan con cariño; son amigos que se ven cuatro veces por semana en busca de conseguir un sueño: lograr el campeonato juvenil de surf. Los doce adolescentes que integran la delegación peruana para el Mundial de Hyuga practican de lunes a jueves en Lima a fin de llegar a Japón en las mejores condiciones.
“El proceso de selección ha sido intenso, porque hemos tenido que escoger a los doce mejores tablistas de menos de dieciocho años en un universo de cincuenta buenos deportistas, aproximadamente”, dice Javier Swayne, multicampeón nacional y campeón latinoamericano de surf, y uno de los dos entrenadores del equipo que participará en el mundial de Japón. El otro preparador técnico es Gabriel Aramburú, campeón panamericano y latinoamericano. El cuerpo técnico lo completa Renato Quesada, reconocido preparador físico de surf.
De sacrificios y disciplina
En la sala acondicionada para las charlas nos reciben tres de los doce miembros de la selección, mientras los demás van llegando y empiezan a deslizarse con agilidad por las rampas. “Las nuevas generaciones de tablistas montan skate casi por naturaleza”, me comenta uno de los colaboradores del equipo, porque me sorprende la destreza con la que montan. Podrían dedicarse a esto también, pienso en voz alta, y el colaborador asiente.
Alessia Moro tiene catorce años, el pelo rubio y quemado por el sol tan característico de los tablistas, y competirá en la categoría sub 18. “¿No eres un poco chica para competir con chicas de dieciocho años?”, le pregunto, y responde que sí, “pero no hay muchas chicas de dieciocho que corran y nos lleven a nosotras. Además, al ser mi primer mundial, me va a ayudar a soltarme todo lo que pueda”.
¿Qué tan complicado es tener que entrenar cuatro veces por semana?, ¿cuánto hay que sacrificar? Sebastián Tello, de dieciséis años, añade que él, además de todo, tiene que venir todas las tardes desde San Bartolo, donde vive. Alessia nos recuerda que ella es de Punta Hermosa, mientras que Andrés Echecopar, de dieciocho años, sonríe: “Yo vivo en Miraflores”. “El proceso de preparación es superestricto”, dice Sebastián, y añade: “El entrenamiento físico es realmente importante, la motivación también, y este año, más que otros, nos hemos preparado muchísimo”.
Alessia agrega que, además del trabajo físico y del compromiso de entrenar todas las tardes, hay un componente de estrés que también hay que saber manejar. “Al saber que iba a haber una selección, tenías que soportar un montón de presión, porque todos estaban corriendo superbien y tú no sabías quiénes iban a ir, pero ha sido superchévere, porque estamos aprendiendo un montón”, afirma.
La preparación también incluye, como hemos mencionado, una parte de análisis. Los chicos, junto con el equipo técnico, analizan las condiciones en las que participarán: el tipo de mar, los vientos, las condiciones climáticas en general. “Hemos estado investigando un poco sobre el mar en Japón. El mar allá ahora está supercaliente, como en Máncora; es un beachbreak chiquito, en donde predomina la derecha larga, con olas pequeñas, de metro y medio”, nos cuenta Andrés, quien disputará por última vez un torneo sub 18, ya que a partir de este año ya competirá en la categoría open, con personas de todas las edades.
Trabajo en equipo
Un aspecto sumamente interesante del mundial que disputará nuestra selección –junto a otras veintisiete delegaciones de todo el mundo– es que, más allá de los logros individuales que puedan conseguir los deportistas en sus respectivas categorías (hombres y mujeres sub 18 y sub 16), lo importante es lograr una buena ubicación como país.
Los chicos que competirán están confiados, pero no demasiado. Están, sobre todo, ilusionados, y pareciera ser que el arduo trabajo realizado por el equipo que los prepara está dando sus frutos, porque los deportistas que conversaron con nosotros lo hicieron con una madurez notable. “Ponerte la camiseta del Perú es una cosa que inspira mucho a seguir adelante, porque sabes que tienes un país detrás”, afirma Andrés. “Tenemos que aprovechar todo lo que podamos, porque es algo que no muchos pueden vivir”, añade Alessia. Y Sebastián concluye que “representar al Perú es increíble, es un sentimiento único. Vamos a dar todo de nosotros”. Si compiten con esa actitud, estamos seguros de que llegarán muy lejos.
Créditos del vídeo: GoPro
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