COSAS viajó a México para conversar con Finn Wolfhard, Caleb McLaughlin y Gaten Matarazzo, a propósito del estreno de la segunda temporada de la exitosa serie de ciencia ficción. Entre broma y broma, el trío más adorable de Netflix nos reveló algunos aspectos de sus cortas –pero exitosas– carreras y del regreso más esperado del año.

Por Vania Dale Alvarado

“Los de Netflix Latinoamérica nos regalaron una a cada uno”, dice Finn Wolfhard, señalando la camiseta de la selección mexicana que tiene puesta, con el número 10 en la espalda. “Yo tengo el número 4”, acota Gaten. “Yo el número 6, creo”, dice Caleb. “Y adivinen qué número le dieron a Eleven…”, agrega, y todos en la sala reímos.

De entrada, Gaten, Caleb y Finn rompen el hielo con su carisma natural y, de ahí en adelante, la conversación se desarrolla entre risas, en un ambiente de total distensión y familiaridad. La química entre ellos es evidente: no pueden parar de hacer bromas, tanto que es necesario interrumpirlos para poder empezar la entrevista, que resultó siendo una conversación algo errática –con cambios repentinos de un tema a otro o los tres hablando a la vez en varias ocasiones–, sin que eso fuera algo negativo. Todo lo contrario: los protagonistas de “Stranger Things” son un absoluto deleite.

¿Sienten presión por esta segunda temporada?

–Un poquito –dice Finn–. Pero creo que la segunda temporada va a ser mejor que la primera. Está mejor hecha, mejor escrita, los personajes están mejor desarrollados… Logra todo lo que logra la primera, pero lo hace mejor.

–Creo que los que realmente sienten la presión son los hermanos Duffer (creadores de la serie) –agrega Gaten.

–Yo siento que nosotros también, porque tenemos que demostrarle algo a la gente –opina Caleb.

Algo interesante que leí sobre ustedes es que, de una u otra manera, fueron una inspiración directa para los hermanos Duffer a la hora de crear sus personajes. ¿Sienten que se parecen a ellos?

–Sí, de hecho –dice Gaten.

–De alguna manera nos parecemos –añade Finn–. Gaten se parecía tanto a su personaje antes…

–Sí, ahora ya no se parece –cuenta Caleb.

¿Qué pasó, Gaten? ¿Cambiaste?

–Ha cambiado mucho –dice Caleb.

¿La fama te cambió? –le pregunto,  en son de broma.

–¡No! ¡Detesto eso! Odio la palabra con “F” –contesta.

–No mientas, la fama te cambió –bromea Caleb–. Ha cambiado porque todos hemos cambiado… mucho. Por ejemplo, Dustin (el personaje de Gaten en la ficción) no es inmaduro…

–¡Sí lo es! –interrumpe Gaten.

 –Bueno, sí, es inmaduro, pero a lo que voy es que al comienzo actuábamos como niños de diez años, y todo el día estábamos haciendo tonterías, y ahora hemos crecido, somos más… hummm… Por ejemplo, ¡escucha la voz de este tipo! (refiriéndose a Gaten)… ¡Está cerca de sonar como Barry White! –contesta Caleb, y todos ríen mientras Gaten engrosa la voz y se pone a hablar, efectivamente, como Barry White.

¿Qué es lo más parecido en la vida real al Upside Down o al Demogorgon?

–Si queremos ser precisos, “Stranger Things” se basó en lo que supuestamente ocurrió en un lugar llamado Montauk, en Long Island, Nueva York, en el que la gente decía que el gobierno realizaba experimentos –cuenta Finn.

–El lugar se llama Camp Hero –precisa Gaten–. Nos dijeron que había sido usado para propósitos de la Guerra Fría. Muchos creían que ahí lavaban y controlaban los cerebros de niños… –Hace una pausa–… Siento un timbre extraño en mis oídos, ¿qué está pasando? –pregunta, bromeando.

–¡Son los rusos!, ¡son los rusos! –grita Finn, y todos ríen.

–No, en serio, tengo un zumbido extraño en mi oreja… –remata Gaten.

–Matt y Ross definitivamente se inspiraron mucho en eso –explica Finn–. Yo he hecho bastante investigación por mi cuenta también. Por ejemplo, Eleven tiene un tanque de aislamiento, y en la vida real se supone que había una silla de aislamiento a la que te amarraban… Esto no es algo comprobado, por supuesto, son teorías de conspiración.

Finn, tú eres fan de “Sing Street”, la película…

–¡Sí!… Espera, ¡¿qué?! –exclama, con los ojos bien abiertos en actitud de sorpresa y emoción–. ¡Lo recordaste! ¡Oh, por Dios, estoy tan feliz de que lo hayas recordado!… ¿Podemos hablar de ella todo lo que dure la entrevista? –pregunta, sonriendo–. Es la película más subestimada del año pasado. ¡Es demasiado buena! –Cambia de tono, regresa en sí–. Perdón, entonces, ¿qué me ibas a preguntar? –dice, concentrado.

“Sing Street”, al igual que “Stranger Things” e “It” (la nueva película que protagoniza), está ambientada en los ochenta. Te iba a preguntar si te interesa continuar en este camino de hacer películas con nostalgia ochentera.

–No, no lo creo. Me encanta hacer terror, pero me gusta mantenerme abierto. No puedo hacer lo mismo siempre.

–Yo soy muy bueno haciendo de niño de los ochenta. Voy a mantenerme siendo un niño de los ochenta por siempre– interrumpe Gaten.

–Luego te quedas estancado para el resto de tu carrera –continúa Finn.

–Estaba en Instagram y leí que había un chico que siempre hacía de Héctor en todas las películas –comenta Caleb.

–¡¿Qué?! –pregunta, extrañado, Gaten.

–Nombraban como treinta películas, y en cada una de ellas este chico interpretaba a Héctor –explica Caleb.

–Antes de que el show se estrenara, recibí mi primera oferta. Y adivina qué decía –continúa Finn–: “El personaje debe andar en bicicleta, la película está ambientada en los ochenta”. Básicamente, era exactamente igual a “Stranger Things”. Entonces, dije: “Hummm, no”. Me gustaría hacer mucha más comedia.

LEE LA ENTREVISTA COMPLETA EN LA EDICIÓN 629 DE COSAS.