La modelo asistió al coctel de lanzamiento de Aqua Terra, la nueva colección de Omega. Conversamos con ella sobre el verano, la belleza, su día a día y su rol como influencer. Además, Raynald Aeschlimann, líder de Omega a nivel mundial, nos habla sobre su visión del lujo y sus sueños para la marca de relojes.
Por estos días, Alondra está inmersa en su próximo debut como actriz en la telenovela Te volveré a encontrar, que se estrenará el próximo año en América Televisión. Dado el ritmo de las grabaciones, no dispone de mucho tiempo libre, pero no por eso deja de compartir contenido mediante sus redes sociales. “Eso me hace sentir que estoy en contacto con mis seguidores, a los cuales les agradezco todo el cariño y apoyo que me dan. Es gratificante saber que toman en cuenta mis consejos y sentir que se preocupan por mí”, dice Alondra, que en Instagram ya cuenta con más de un millón y medio de seguidores.
A propósito de su participación en el coctel de lanzamiento de la nueva colección de relojes de Omega –disponible en el Perú a través de G&G Joyeros–, la modelo comenta que “ha sido una experiencia gratificante e inolvidable. No solo por el lindo trato de la marca, sino por la calidad humana del equipo que conocí. Tuve la oportunidad de conversar con Raynald Aeschlimann –líder de Omega–, una persona que me sorprendió por su sencillez y amabilidad”.
El verano, el mar, la aventura y la belleza son algunos de los conceptos claves vinculados a la colección Aqua Terra, y también son cercanos a la misma Alondra. “El verano es mi estación favorita del año”, comenta. “Me encanta ir a la playa, disfrutar del mar y, por las tardes, sentarme en la arena a contemplar el sunset. Me gusta compartir los fines de semana de verano con mi familia y amigas. Además, es una estación que disfruto mucho, porque me permite hacer deporte al aire libre. Eso me fascina”, dice.
En el mar, Alondra recuerda haber navegado, algunas veces, con su papá, y otras con sus amigas. “Como no es una actividad que realizo con frecuencia, la disfruto mucho, porque me permite desconectarme –y relajarme– de mi día a día”, añade. Para ella, ser aventurero no se define por coger una mochila y viajar, sino por “escuchar a tu corazón e ir en busca de tus sueños, sin importar los obstáculos que se puedan interponer en el camino”.
La belleza, según Alondra, no recae en el aspecto físico. “Creo que una persona es realmente bella cuando tiene valores, como la lealtad, la sinceridad y la sencillez bien marcadas; cuando se preocupa por los demás y siempre está ahí cuando se le necesita”, explica.
¿Qué opina de la nueva ola de líderes de opinión que conforman los influencers? “Permite que las personas, a través de las redes sociales, puedan conocer sobre diversos temas de su interés desde la perspectiva, experiencia y juicio de una persona común”, dice Alondra. “La gente se identifica y sigue a los influencers por la cercanía que estos tienen con el público y porque el contenido que dan a conocer es orgánico y veraz”, agrega. “Creo que la clave del éxito de los influencers es que son personas reales que emiten opiniones y dan consejos desde sus experiencias. Eso es algo que el público valora”.
Sueños de lujo
Para Raynald Aeschlimann, presidente y CEO de Omega desde 2016, más que el consumidor de relojes, lo que ha cambiado ha sido “la información alrededor del consumidor, el cómo y por qué alguien decide comprar un reloj, especialmente en los últimos veinte años, en los que básicamente todo se ha transformado en un lujo”, advierte el CEO de Omega. “Un reloj solía ser, en general, algo cargado de una historia especial, algo que te regaló tu padre o una herencia familiar”, continúa. “Pero hoy en día estamos viviendo en un mundo en el que compramos lujos para nosotros mismos, por lo que un producto de lujo tiene que hablarle a todo el mundo y entregar esa emoción e historia por sí mismo”.
Según el líder de la marca de relojes, “el lujo es algo que no necesitas, pero que quieres porque deseas sentir una cierta emoción. El lujo, hoy, es una experiencia, no solo un precio”. En cuanto a los relojes, comenta, si actualmente “alguien quiere ver la hora exacta acude a su teléfono, su computadora, o a cualquier tipo de pantalla que te pueda decir qué hora es, pues estamos rodeados del tiempo, pero la experiencia de comprar un reloj y elegir un diseño que vaya contigo es algo que se ha rediseñado, porque no se trata solo de consumir, sino de elegir. En pocas palabras, hoy, el lujo sin experiencia es simplemente imposible”.
Omega ya llegó a la Luna, a los Juegos Olímpicos, a las regatas… ¿Cuál es su próximo desafío?
Creo que el principal objetivo es seguir haciendo un buen trabajo, sin excepción. Hay que ser siempre respetuoso y coherente con el pasado, porque la emoción está contenida ahí. La base ya está solidificada, y eso no quiere decir que nos limitemos o que ahí se acaba nuestro trabajo, pero para nosotros es muy importante mantener y nutrir nuestras raíces. Por eso aún trabajamos con la NASA, con los Juegos Olímpicos y pretendemos seguir creando historias con ellos. ¿Se puede inventar algo más? Absolutamente, pero recordemos que estamos hablando de lujos; para mí, es cuando la emoción sobrepasa a la razón. Si no te emociona, no vas a estar dispuesto a gastar ese dinero. No se trata de vender antigüedades, sino de hacer nuestras raíces válidas y permanentes en el tiempo.
Tu abuelo fue relojero y, sin duda, fue una inspiración para ti. ¿Cómo te gustaría inspirar a otros en el futuro?
Ante todo, dando la posibilidad a Omega de seguir creciendo y encaminándose por el camino correcto para inspirar a las generaciones que vienen. Me apasiona pensar en nuestra marca como un equipo dedicado a crear emociones, un equipo que se comunica con su consumidor y escucha lo que este quiere.
¿Cómo crees que Omega está trabajando con las nuevas generaciones para transmitir y compartir su cultura, su historia y sus intereses?
Creo que, primero que todo, tenemos claro que no podemos bloquearnos como marca. Las generaciones jóvenes también quieren saber qué es lo que tenemos para ofrecer; no podemos simplemente no hablarles ni compartir lo que somos con ellos. El estar presentes en más de treinta y cinco países de manera humana, enviando a nuestra gente a vivir la experiencia y conocer lo que nuestros consumidores de esos países quieren, para desarrollar colecciones que escuchan a sus compradores, es fundamental para nosotros.
No estamos sentados en nuestras sillas, mirando el mundo desde Suiza y diciendo que somos los mejores, porque eso no es realmente importante. Y aquí es cuando entran las redes sociales como una organización, y no solo como una aplicación que le encargas a un equipo de PR, porque para tener redes sociales exitosas necesitas entender la marca y a tu público desde lo más profundo. Queremos ser cercanos a nuestros consumidores; escucharlos y aprender a hacerlo de la manera correcta. Y a través de las redes sociales, bien usadas, cumpliremos ese objetivo.