La hija de la ex ministra de Cultura Diana Álvarez Calderón tenía claro que la actuación era lo suyo desde cuarto grado de primaria. A la vez, entre cuentos e historias ficticias de infancia, Micaela iba cultivando su imaginación y la pasión por la literatura. Hoy, a los veintitrés años, sabe muy bien cómo poner en escena estos dos placeres artísticos.

Fotos de Camila Rodrigo

Micaela forma parte del elenco teatral que representa La disputa, una puesta en escena a cargo del taller de actuación de Roberto Ángeles. A diferencia de su primer personaje en Las tres hermanas, donde interpretó a Irina, una muchacha dispuesta a todo con tal de conseguir sus ideales, esta segunda caracterización no solo le permite dar vida a Eglea, su personaje, sino experimentar y descubrir sensaciones pasionales mediante la pregunta: ¿quién cometió la primera infidelidad, el hombre o la mujer?

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Su día a día lo comparte entre sus clases de teatro y los salones de la PUCP, donde estudia Literatura. “Mis semanas críticas son cuando tengo ensayos en las noches y clases durante el día. Entonces duermo muy poquito o casi no duermo”, comenta Micaela Belmont, quien además se declara fanática de Jorge Luis Borges y Julio Cortázar. “Me fascina la literatura psicológica y naturalista. De hecho, en algún momento me gustaría publicar un libro de relatos cortos de ficción que giren en torno a esos temas”, subraya Micaela.

Micaela sueña con casarse, tener una familia numerosa y vivir en una casa de campo.

Confiesa que pensó en estudiar Periodismo antes que Literatura. Como prueba de ello, hace un par de años trabajó como asistente del director de Semana económica, y aunque no convivía con el área de redacción, estar en la revista le sirvió para aprender de ese mundo.

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Su pasión por la actuación le viene de años atrás, desde la primaria, pero, a poco de terminar el colegio, su padre le pidió que estudiara otra carrera. “Mi papá se preocupaba por cómo iba a vivir solo de la actuación. Es ahí cuando elijo el periodismo, pero luego me decidí por la literatura. Creo que aporta mucho más a la carrera de las artes escénicas”, comenta.

Uno de los objetivos de Micaela es publicar un libro de relatos cortos.

Fue su madre, la ex ministra de Cultura Diana Álvarez Calderón, quien incentivó su mundo creativo. Cuando tenía siete años, Micaela escuchaba las fantásticas historias de Diana como si se tratara de relatos inspirados en la realidad. “Me dijo que podía tener de mascota un pingüino y yo le dibujé su hábitat en el edificio… Sí, me inventé un ecosistema”, revela, entre risas. “A mi hermano le dijo que ella era una princesa, y él actuaba como si fuera de la realeza”.

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Ninguno de sus tres hermanos comparte su afinidad por el arte y las letras. Sin embargo, su abuelo paterno sí se animó a estudiar Actuación, ya de adulto. En la sangre o no, el arte da vida a la existencia de  mientras ella promete seguir deslumbrando cada vez que se abra el telón.