Alexandra de Hannover, la hija menor de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover, ha decidido profesar la religión católica, lo que la excluye de la línea de sucesión al trono británico en la que entraba por sus orígenes germanos. Al ser Inglaterra un país anglicano cuya cabeza es la reina Isabel II, Alexandra se queda automáticamente sin derechos dinásticos.
Alexandra de Hannover ha decidido abrazar el catolicismo. La hija de Carolina de Mónaco y Ernesto de Hannover se bautizó hace unas semanas en la fe católica. Con este acto, la joven de 19 años renuncia a su puesto en la línea sucesora al trono británico. Sin embargo, no pierde el título de princesa y el tratamiento de Alteza Real, dos distinciones que la diferencian de sus hermanos Casiraghi: Charlotte, Pierre y Andrea.
Su madre, la princesa Carolina, sigue casada con Ernesto de Hannover, de quien lleva separada muchos años, por lo que Alexandra sigue conservando su título. Si Carolina de Mónaco se divorciara legalmente, sí perdería los títulos. Aunque la decisión tomada por la hija menor del jefe de la depuesta Casa Real de Hannover la deja sin derechos dinásticos, no habría tenido demasiadas posibilidades de ascender. Antes que ella en la lista de sucesión al trono británico hay una veintena de personas.
La hermana del príncipe Christian de Hannover, esposo de Sassa de Osma, formaba parte de la Iglesia Evangélica Luterana de Hannover, al igual que el resto de su familia paterna, al ser bautizada el 19 de septiembre de 1999. Recientemente, su padrino de bautizo el coronel Luc Frigant reveló este importante paso en la vida de la princesa en una entrevista sobre su carrera al servicio de los príncipes Raniero de Mónaco y su hijo, el príncipe Alberto para la revista Point de Vue.
Con motivo de la fiesta celebrada en el Palacio Principesco en honor a su carrera profesional como miembro del cuerpo militar y encargado de proteger a la familia Grimaldi, Frigant comentó su pena por la ausencia de Alexandra: «Las princesas Carolina y Estefanía tenían lágrimas en los ojos, eso vale más que todos los discursos del mundo. Lamenté que Alexandra de Hannover, quien me eligió como su padrino cuando fue bautizada en la fe católica, no pudiera estar allí».
Alexandra no es la primera princesa de su familia en tomar esta decisión. Poco después de su boda con Alberto II de Mónaco, la princesa Charlène, criada en el protestantismo, se convirtió al catolicismo supuestamente para unirse más a su familia política.