Charlotte Casiraghi ha sido la última víctima del infortunio de las Grimaldi. A pesar de ser una de las royals más bellas de Europa, la hija de Carolina de Mónaco ha vuelto a fallar en el amor. 

El mundo de la realeza empezó el 2019 con una ruptura. Solo dos meses después de dar a luz a su segundo hijo, Charlotte Casiraghi puso fin a su compromiso con el productor de cine Dimitri Rassam

La pareja había pospuesto la tan mentada boda a raíz del embarazo y los rumores de crisis acechaban de tiempo atrás. Sin embargo, la discreción que caracteriza a la familia real de Mónaco hizo que nadie presagiara el triste desenlace hasta varias semanas después. 

Charlotte Casiraghi y Dimitri Rassam oficializaron su compromiso el año pasado en el Baile de la Rosa de Mónaco.

Y es que esta ruptura hace pensar —una vez más— en la aciaga suerte que persigue a la mayoría de los miembros de la nobleza monegasca en cuestiones amorosas, especialmente a las mujeres. Porque si bien la de Grace Kelly fue una historia digna de un cuento de hadas —o de Hollywood— que conmovió al mundo entero a mediados del siglo pasado, la felicidad no fue eterna para la estrella de cine. Su trágica muerte llegó antes de lo esperado, sumiendo a Rainiero III en profundo dolor. 

Foto: @naive_style

Más de medio siglo después de la que fuera la última gran boda del principado, ninguno de sus herederos ha encontrado la estabilidad sentimental, a excepción del príncipe Alberto.

Tras los pasos de su madre

Siempre se dijo que Charlotte era el vivo retrato de su madre. No hay más que echar un vistazo al álbum familiar para comprobar el gran parecido físico que guarda la joven con su progenitora. Aunque dicha semejanza va más allá de lo físico. 

El 21 de septiembre de 1986, la princesa Carolina y Stefano Casiraghi celebraron el bautizo de su hija Charlotte. Foto: @naive_style.

A sus 32 años, Charlotte parece seguir peligrosamente el mismo camino que trazaron la princesa Carolina y su tía Estefanía. En materia del corazón, ninguna de ellas ha tenido mucha suerte, tropezando más de una vez con amores inestables. 

En el caso de Carolina, el infortunio empezó con su precipitado matrimonio con Philippe Junit y se prolongó hasta su unión con Ernesto de Hannover, de quien aún no se divorcia porque desea mantener su título.

Carolina de Mónaco y Stefano Casiraghi se casaron en una ceremonia íntima el 29 de diciembre de 1983. Ya estaba embarazada de su primer hijo.

Aunque entre uno y otro enlace, la princesa mantuvo breves romances con Guillermo Vilas y Roberto Rosellini. En 1983, la royal encontró el amor en Stefano Casiraghi. Lamentablemente, la relación se vio truncada por el destino con la muerte del deportista en 1990.

Pero Carolina no es la única que ha visto empañada su vida amorosa. Estefanía de Mónaco, la princesa rebelde, ha sido protagonista de numerosos titulares por sus breves e intensas relaciones, que incluyen nombres de celebridades como Jean Paul Belmondo, Rob Lowe, Christopher Lambert y Jean Claude Van Damme. Ello sin contar sus dos matrimonios. El primero con su guardaespaldas Daniel Ducruet y el segundo con el artista circense Adans Peres

Tras la muerte de su esposo, la princesa Carolina vivió un periodo de reclusión en Saint-Rémy, una pequeña localidad de la Provenza.

Charlotte no ha tenido tantos romances como su tía ni ha sufrido la tragedia de su madre, pero su suerte corre en paralelo a la de ambas. En su historial amoroso figuran Gad El Maleh y Dimitri Rassam —padres de sus hijos Räphael y Baltazhar respectivamente—, además de Alex Dellal (su relación más larga) y Lamberto Sanfelice.