La vida de la hija mayor del príncipe Rainiero III y Grace Kelly ha dado mucho de qué hablar. Desde su nacimiento fue el centro de la atención de la prensa rosa mundial, y no pasaron muchos años para que acaparara los titulares. Con motivo de su cumpleaños número 63, repasamos algunos de los escándalos y tragedias en las que se ha visto envuelta la princesa Carolina de Mónaco.
Carolina de Mónaco se convirtió en todo un icono desde su adolescencia. Gracias a su elegancia y belleza natural, con apenas 16 años, la revista Time empezó a llamarla “la novia de Europa”. Sin embargo, la hija mayor de Rainiero III y la actriz de cine Grace Kelly muy pronto empezó a acaparar titulares por los muchos escándalos y tragedias que tuvo que afrontar a lo largo de su vida.
Con apenas 20 años pasó por el altar por primera vez de la mano de Philippe Junot, un niño rico francés, afamado playboy de la costa Azul, de las noches de París y de las discotecas neoyorquinas, 17 años mayor. El matrimonio estaba mal visto desde el comienzo, pues ni Rainiero ni Grace Kelly aprobaban la unión. Este enlace no duraría mucho, pues la princesa y Junot se divorciaron después de dos años.
Al parecer, la pareja no era feliz y tiempo después se llegó a saber que Carolina, todavía casada, había mantenido una relación con el tenista argentino Guillermo Vilas (casi desde que cumplió la mayoría de edad a la monarca se le han atribuido numerosos amantes). Luego de darse el divorcio, parecía que las cosas se calmaban en la casa real monegasca cuando, el 13 de septiembre de 1982, Grace Kelly fallecía a los 52 años tras sufrir un accidente automovilístico.
Carolina de Mónaco tenía 25 años cuando su madre murió. Este terrible acontecimiento la afectó enormemente, ya que ambas eran muy unidas. En este momento, la princesa dejó de relacionarse y se centró en sanar su dolor. Pero, poco después, comenzó a salir con Stefano Casiraghi, con quien se casó a finales del año 83 y con quien tuvo a sus tres hijos, Andrea, Charlotte y Pierre.
Todo empezó a mejorar para ella, hasta se dice que Stefano ha sido y sigue siendo su gran amor. Lamentablemente, otra tragedia llegó a su vida: la inesperada muerte de su esposo en un accidente náutico. Carolina no volvió a ser la misma. Se retiró a Saint-Rémy, un pequeño pueblo en Francia, donde vivió dos años junto a sus hijos. Recién en 1992, la princesa reapareció fuera de Mónaco en la Expo 92 que se realizó en Sevilla. Tras el fallecimiento de Stefano, el actor francés Vincent Lindon fue su pareja: se retiró a vivir con ella en Saint-Rémy y la ayudó a criar a los niños Casiraghi hasta 1995.
Su tercera relación amorosa llegó con la madurez y de la mano de Ernesto de Hannover. El príncipe alemán y la monegasca se casaron en 1999, el mismo año en el que nacía su cuarta hija, Alexandra, duquesa de Brunswick y Luneburgo y princesa de Gran Bretaña e Irlanda, la única con sangre azul. Sin embargo, este matrimonio tampoco tuvo un final feliz.
Si bien la pareja nunca llegó a concretar el divorcio,—razón por la que Carolina sigue siendo la princesa de Mónaco—, ya no tienen una relación sentimental. Muchos atribuyen el fracaso de esta unión a los numerosos escándalos protagonizados por Ernesto y sus problemas con las drogas y el alcohol.
El infortunio de las Grimaldi ha golpeado fuerte a Carolina de Mónaco. ¿Encontrará la princesa de nuevo el amor?