El 31 de diciembre pondrá fin a un año en el que las principales monarquías de Oriente y Occidente, no se vieron libradas de las garras del escándalo. Recapitulemos esos polémicos momentos de la realeza.

Un año de pesadilla para la monarquía británica

Si hubo un suceso que sacudió fuertemente a la Casa Real Británica, lo fue el destape de las serias acusaciones contra el príncipe Andrés, duque de York y tercer hijo de la reina Isabel II, quien fue señalado como partícipe de un caso de explotación sexual de menores. El noble, íntimo amigo del fallecido financista Jeffrey Epstein, quien se suicidó ante el peso de las pruebas en su contra, habría tenido relaciones con una menor empujada a ello por el millonario.

Ante semejantes imputaciones, su defensa fue débil y no dejó dudas acerca de su posible culpabilidad. Los hechos, que habrían ocurrido en Londres en 2001, fueron denunciados por Virginia Giuffre de 36 años, quien en aquella época tenía 17. Ante semejante panorama, el príncipe Andrés se retiró en noviembre último de toda actividad pública mientras las investigaciones siguen su curso.

Príncipe Andrés y reina Isabel II.

Este escándalo ha llevado a muchos analistas a comparar a 2019 con 1992, un año que también trajo más de un dolor de cabeza para los habitantes del Palacio de Buckingham debido a la separación del príncipe Carlos y Diana Spencer. A pesar del apego del pueblo inglés por su monarquía, los hechos recientes no han hecho sino agitar las aguas y los republicanos piden furiosamente, un recorte en los gastos de la familia real

Novia fugitiva en el emirato de Dubái

Como si se tratara de un melodrama de hace siglos, la princesa Haya, de 45 años, cónyuge del Emir Mohammed de Dubái, abandono a su esposo y huyó de los Emiratos Árabes Unidos para quedarse en Londres como destino final. La mujer se llevó consigo a sus hijos, los príncipes Zayed y Jalila, de 7 y 11 años, respectivamente. La desesperada noble actuó de esa manera alegando abusos y maltratos.

Aunque el Emir solicitó a Inglaterra la repatriación de su consorte, las autoridades locales se lo negaron, y más aún, cuando el rey Abdallah de Jordania, hermano de la fugitiva, le habría facilitado un puesto en la embajada de ese país que le da inmunidad diplomática. Dado que en el emirato la patria potestad de los hijos le es concedida al padre, la princesa está imposibilitada de volver a ese país, ya que estaría sometida a un juicio por lo que se considera un gran crimen.

Princesa Haya y Emir Mohammed de Dubái.

Una real concubina

Si hay una monarquía que goza de increíbles prebendas, lo es la tailandesa. Las leyes en ese país son tan rígidas, que es un grave delito ventilar cualquier comentario, ya sea en público o a través de los medios de comunicación, que comprometa el honor de su realeza. Así, cuando el rey Vajiralongkorn de 66 años anunció su cuarto matrimonio con una ex azafata de 34 a la que ungió como la reina Suthida, muchos pensaban que los días de playboy del monarca llegaban a su fin. Pero nada más lejano de la verdad, ya que al poco tiempo se hizo público que el rey tenía una amante, una ex enfermera llamada Sineenat Wongvajirapakdi. Ello no resultó gran problema, ya que la investidura del noble le permitía otorgar a otra mujer el status de “concubina” real.

Pero en agosto todo cayó por su propio peso. Sineenat cayó de la gracia del rey al ser acusada de “desleal” a la monarquía al haber pretendido ocupar el lugar de la reina. Los voceros de la casa real no tardaron en comunicar que el comportamiento de la mujer fue «irrespetuoso» hacia la corona y que «causó divisiones en la corte y malentendidos entre el pueblo». Una declaración increíble si tenemos en cuenta que ventilar ese tipo de cuestiones en Tailandia equivale a violar un tabú.

Rey Vajiralongkorn de Tailandia, escoltado por su concubina real, Sineenat Wongvajirapakdi, y la reina Suthida.