Objetos soñados por ser los perfecto sinónimos de elegancia, lujo y buen gusto, conozcamos a las tiaras que distinguen a las principales casa de la realeza mundial.

Por Redacción COSAS

Tiara de la Flor de Lis (España)

Fue un regalo personal del rey Alfonso XIII para su futura esposa, la reina Victoria Eugenia de Battenberg en mayo de 1906. Esta tiara es una estructura de platino y diamantes que originalmente, era más pequeña. Por pedido de la propia reina Victoria, la firma Cartier le realizó algunos cambios puntuales para que pudiera lucir más espectacular y llamativa.

Es Doña Letizia, reina de España, quien la luce actualmente, ya que se trata de joyas cuyo uso está reservado solo para alguien de su investidura, siendo la tiara más valiosa de la Casa Borbón. La reina actual tuvo oportunidad de lucirla por primera vez durante una visita a la Argentina en 2017.

Tiara Flor de Lis

 

Tiara de rubíes (Dinamarca)

Fue lucida por primera vez durante la coronación de Napoleón en 1804. Quien llevaba fue Desireé Clary, esposa del Mariscal Juan Bautista Bernadotte. En aquella época, era una diadema de oro y plata de 14 kt, además de rubíes con diamantes y brillantes que formaban arreglos florales.

Al ser adquirida por la reina Ingrid de Suecia, la soberana pidió que le hagan modificaciones y se le agregó un broche que pudiera cerrar la tiara y darle más volumen. En 2010, fue comprada en una subasta por la princesa Mary de Dinamarca, quien para hacerla más corta y redonda, ordenó eliminar algunas hojas laterales y superiores que se convirtieron en broches para el cabello.

Tiara de Rubíes de Mary de Dinamarca

 

Tiara de Braganza (Suecia)

Su origen se encuentra en Sudamérica, ya que fue un obsequio del emperador Pedro I de Brasil, que ostentaba también el título de duque de Braganza, para su consorte, Amelia de Leuchtemberg, con ocasión de su boda en 1829. Es una enorme tiara floral de estilo neoclásico, realizada en Francia con diamantes brasileños engarzados en oro y plata.

Dado que la pareja falleció sin dejar herederos, la tiara fue a parar a manos de Joséphine Leuchtenberg, hermana de la difunta, quien era la reina viuda de Suecia. La diadema pasó a ser parte de la colección de la Casa Real de ese país hasta el día de hoy. La actual soberana, la reina Silvia, la ha lucido en importantes compromisos como la ceremonia del Premio Nobel y en el enlace nupcial de su hija, la princesa Victoria.

Tiara de Braganza Reina Silvia

 

Tiara Rusa Kokoshnik (Reino Unido)

Esta ostentosa pieza fue un encargo que se hizo al taller del prestigioso joyero Garrard en 1888, con ocasión de las bodas de plata de los príncipes de Gales: el futuro rey Eduardo VII de Inglaterra y la princesa Alejandra de Dinamarca. Siguiendo el estilo de los kokoshniks rusos, unas piezas típicas que las labradoras de la corte de los zares transformaban en preciosas joyas.

La princesa de Gales conocía el estilo porque su hermana, la zarina Dagmar de Rusia (María Fiódorovna) poseía uno. La obra contiene 60 barras de platino incrustadas de 488 diamantes, los dos más grandes pesan 3,25 quilates y es uno de los más grandes orgullos de la Casa Real británica.

Tiara rusa Kokoshnik

 

Tiara de Estado (Reino Unido)

Toda una joya de la corona fue realizada en 1820 con ocasión de la coronación de Jorge IV de Inglaterra para que el monarca la luzca. Está confeccionada con 1,333 diamantes y 169 perlas, además de ostentar en la parte central un brillante amarillo de cuatro quilates. Pero el valor real de esta tiara, más que en sus valiosos insumos, reside en los símbolos que la adornan.

En ella están representados los emblemas vegetales de los territorios que forman el Reino Unido: la rosa de Inglaterra, el cardo de Escocia y el trébol de Irlanda. Cada año durante la apertura del Parlamento, la reina la utiliza y con ella ha posado en la mayoría de sus retratos oficiales, además de figurar así en monedas, billetes y sellos postales.

Tiara de estado

 

Tiara de zafiros (Holanda)

Forma parte de la gran colección de joyas de la reina Máxima de Holanda, quien no pierde ocasión para lucirla. Esta tiara de zafiros fue adquirida en 1881 por Guillermo II para su esposa, la reina Emma. Está compuesta por 31 zafiros de Cachemira y 655 diamantes de Sudáfrica engarzados originalmente en oro y actualmente en platino. Con el paso de los años, la tiara ha sufrido modificaciones, siendo la principal la fijación del zafiro central (de 44 quilates), que antes podía desprenderse para formar un broche.

La pieza volvió a brillar en todo su esplendor el 30 de abril de 2013, cuando subió al trono el actual rey, Guillermo Alejandro de Holanda. Máxima eligió cubrir su melena dorada con esta impresionante pieza a juego con un vestido-capa del diseñador Jan Taminiau.

Tiara de zafiros