El aristócrata de 83 años falleció víctima del coronavirus el último viernes. El marqués de Griñón fue un próspero empresario vinicultor y desde su matrimonio con Isabel Preysler, protagonista indiscutible de la crónica social española. Recordamos algunos de los episodios más comentados de su agitada vida.

Por Redacción COSAS

Nacido en el Palacio de Dueñas, en Sevilla, en 1937, Carlos Falcó era hijo de los duques de Montellano, Manuel Falcó y Escandón e Hilda Fernández de Córdova y Mariategui. Además de ser descendiente de una de las ramas de la familia Falcó, que acumula 41 títulos, con 13 grandezas de España, era marqués de Castelmoncayo y descendiente del Gran Capitán.

Empresario vinicultor de profesión, cofundó el Club Siglo XXI y presidió del Círculo Español del Lujo Fortuny. Estudió con el rey Juan Carlos en Las Jarillas (Alcobendas, Madrid) y perteneció a su círculo de amigos. Más tarde, ingresó a la Universidad de Lovaina, en Bélgica, donde se formó como ingeniero agrónomo.

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Carlos Falcó fue ingresado inicios de semana a un conocido hospital de Madrid luego de ser diagnosticado con COVID-19.

Pero el marqués de Griñón saltaría a las portadas de las revistas del corazón en la década de los ochenta, tras su boda con Isabel Preysler, con quien mantuvo cinco años de matrimonio. Fruto de su relación nacería poco después su única hija en común, Tamara Falcó

Precisamente, hace solo unos días y sin presagiar cuál sería el desenlace de su progenitor, internado a principios de la semana en la Fundación Jiménez Díaz, en Madrid, luego de dar positivo a coronavirus, la mediática empresaria y cocinera de 38 años compartió una emotiva publicación en Instagram, con motivo del Día del Padre. «Ayer fue san José y se me olvidó postear… esta foto describe mi relación con mi padre… Papi, tú no tienes Instagram pero como siempre te enteras de todo lo que hago, que sepas que te quiero y eres el mejor padre que jamás podría desear. Te quiero, Tamaruni», escribió.

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Sonados romances

El quinto marqués de Griñón estuvo casado en otras tres ocasiones. La primera vez fue con Jeannine Girod, con quien tuvo dos hijos, Sandra —que se ocupa de los negocios familiares— y Manolo. Luego de Preyler llegaría Fátima de la Cierva, con quien pasó dos décadas de su vida y tuvo un hijo, Duarte, y una hija, Aldara.

No obstante, la cuarta y última boda del marqués fue la más polémica. El enlace tuvo lugar en su finca El Rincón, en Aldea del Fresno (Madrid), en setiembre de 2017, cuando él tenía 80 años y la novia, Esther Doña, 38. Ella también había estado casada antes, en dos ocasiones. La pareja vendió la exclusiva a una revista y celebró una fiesta con 150 invitados a la que no acudieron sus tres hijos mayores, Sandra, Manolo y Tamara.

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Carlos Falcó e Isabel Preysler con su hija Tamara en brazos, a principios de los años ochenta.

Poco antes supimos que el romance de Falcó y Doña había empezado en un viaje de trabajo del empresario a Málaga. «Acudí a una presentación ahí y por la noche me pidieron que asistiera a una cena con sumilleres. No me apetecía. Planeaba volver a Madrid en el último tren». Esther tampoco tenía muchas ganas de asistir a la cena, pero finalmente cedió ante la insistencia de su primo, uno de los sumilleres, que le rogó que la acompañara. Carlos recuerda que apenas llegó preguntó por ella. «Esta señora con esos ojos azules verdes, ¿de qué nacionalidad es y qué hace aquí?», le preguntó al dueño. «Es española y es prima hermana del sumiller», respondió este. «Podría sentarse a mi lado», pidió el marqués.

La cena condujo a una relación exclusivamente por Whatsapp. «Él me escribía en plan carta», cuenta Esther, «yo más breve». Tras un viaje a México que los mantuvo separados por algunos días, Carlos retornó a España e imprimió la conversación: 212 páginas. No había pasado nada más que eso, una larga plática por Whatsapp, pero una mañana se levantó y le escribió: «Te quiero». Esto sucedió en la página 192. La respuesta fue un  largo «ja ja ja».

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En los últimos años, Isabel Preysler y Mario Vargas Llosa mantuvieron una buena relación con el marqués de Griñón. En la imagen, el Nobel de Literatura y la socialité junto a Tamara Falcó.

«El problema es que no nos habíamos visto más que una noche», explica el marqués. «Yo me preguntaba: cuando nos volvamos a ver, qué va  a pasar. Una noche dormí mal y le escribí: ‘He estado reflexionando, nuestra relación es completamente imposible. Si tuvieras mínimo 48 o 50…’. Ella contestó: ‘Sé maquillarme para aparentar 48 años'». Esto impactó muchísimo al marqués, que nunca había imaginado conocer a una mujer que estaría dispuesta a parecer mayor para estar a su lado.

Finalmente llegó el reencuentro. Él la invitó a comer al Ritz. La primera vez ella dijo que no, pero aceptó a la segunda invitación y la cena fue un éxito. Las navidades volvieron a separarlos. El marqués viajó a Malpica para pasarla con su familia y ella hizo lo propio en Málaga. Para enero, Carlos tenía planeado un viaje a esquiar en Austria con su hijo Duarte, y le pidió a Esther que los acompañe. Así, de pronto, Esther fue introducida al ceno de la familia del marqués. El resto es historia.

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Carlos Falcó y Esther Doña en la más reciente edición del Madrid Fashion Week.

Patrimonio en juego

Hace un año, Esther Doña fue diagnosticada de un tumor óseo que finalmente fue benigno y del que tuvo que ser operada. En febrero de ese año, además, el matrimonio sostuvo una fuerte disputa en un hotel que llevó al marqués a ser detenido y a pasar por comisaría con una denuncia de oficio por presunto delito de violencia de género. Al poco tiempo, Doña declaró a una revista local que del incidente había cobrado magnitudes desproporcionadas, y que finalmente acabó con la puesta en libertad sin cargos de su marido.

Tras la muerte de Falcó se desconoce los detalles de la repartición de la herencia, un patrimonio compuesto de bienes inmuebles, colecciones de arte y sociedades nada despreciable. Lo único cierto es que Doña, hoy marquesa viuda de Griñón, tiene todas de ganar.

Esto pese a que los cinco hijos de su exesposo —con quienes ha mantenido diferencias desde el inicio de su relación— se encuentran más unidos que nunca. Y es que en sus manos está cumplir las últimas voluntades de su padre. Lamentablemente, dada la situación de confinamiento en que se halla España a causa deel virus que ha acabado con su vida, el marqués de Griñón tuvo que ser despedido en un funeral discreto, lejos de la atención mediática que recibió a lo largo de su vida.