La famosa procesión real convocó al rey Charles y la reina Camila, mientras que la ausencia de Kate Middleton fue uno de los aspectos más sonados en el día de inauguración.

Por Alejandro Saldaña

Este martes, el Royal Ascot abrió sus puertas con la ya conocida procesión real que marca el inicio de cinco jornadas de elegancia y competición. Desde primeras horas de la mañana, el recinto de Ascot, en el seno de la campiña británica, se vistió de gala para recibir a miles de asistentes deseosos de vivir la tradición que se remonta a 1825. Los carruajes reales avanzaron lentamente por la pista principal, con el rey Charles III y la reina Camila saludando a los espectadores que llenaban las gradas y los jardines adyacentes.

La jornada del primer día estuvo marcada por la notable ausencia de Kate Middleton, princesa de Gales, quien finalmente canceló su participación a última hora, aduciendo motivos de salud relacionados a recuperación oncológica. Su incomparecencia generó gran expectación mediática y, pese a su frustración, fuentes cercanas al Palacio de Kensington informaron que Kate prioriza mantener un ritmo de compromisos pausado y adaptado a su proceso de sanación.

Rey Charles III y reina Camila.

En la elegante tribuna real y en los palcos adyacentes se dejaron ver tanto autoridades como personalidades influyentes del círculo británico. Junto a los reyes, que encabezaron el desfile de carruajes, estuvieron presentes la princesa Anne y su hijo Peter Phillips, acompañado por su nueva pareja, Harriet Sperling, quien realizó su debut en la carroza real. También asistieron la princesa Beatriz y su hermana Zara Tindall —hoy una de las más esperadas del circuito ecuestre— acompañada de su esposo, el ex rugbista Mike Tindall.

Entre los invitados de fuera de la realeza, hubo rostros como el príncipe saudí Faisal bin Salman al Saud y Lady Sarah Keswick, vinculada a los jardines reales, quienes compartieron desfile junto a la familia real. Fuera del entorno regio, personajes del mundo del espectáculo y la moda, como la modelo Penny Lancaster —acompañada de su hijo Alastair— atrajeron el interés de los medios por su presencia estilosa y discreta.

Zara y Mike Tindall.

Más allá de la presencia y ausencia de algunos miembros de la realeza, el Royal Ascot es, sobre todo, un escaparate de moda donde los sombreros adquieren categoría de “protagonistas”. El código de vestimenta, diseñado por segundo año consecutivo por el británico Daniel Fletcher, propone una mezcla de lo clásico con lo moderno y anima a los asistentes a usar su ropa como una forma de mostrar su personalidad.

En el plano deportivo, el día inaugural ofreció carreras intensas como la King George V Stakes y la Royal Hunt Cup, donde el favorito Reaching High, caballo vinculado a la casa real, no logró refrendar su condición y terminó en la novena posición, para sorpresa de muchos aficionados. En la pista, el St James’s Palace Stakes se robó todos los flashes con una actuación magistral del caballo Field of Gold, que se impuso con autoridad y consolidó su condición de favorito de la semana.

Princesa Anne.

También destacó Docklands, entrenado por Harry Eustace, en la carrera de apertura, superando por poco a Rosallion a pesar de que su jinete perdió el látigo. En la King Charles III Stakes, la sorpresa la dio la yegua American Affair, que exhibió un fuerte remate para llevarse la victoria, llevando alegría al equipo escocés de Jim Goldie. Además, la jornada incluyó la victoria de Gstaad en los Coventry Stakes, otorgándole a Aidan O’Brien su triunfo número 11 en esta prestigiosa prueba de dos años.

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