El presidente estadounidense Donald Trump fue recibido en Windsor con carruajes, bandas militares y un banquete real, en un despliegue sin precedentes durante un segundo mandato. La visita, marcada por elogios a la realeza británica, acuerdos energéticos y la sombra de Epstein, pone a prueba la diplomacia del primer ministro Keir Starmer
Por: Redacción COSAS
El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, acompañado por la primera dama Melania Trump, participa de una visita de Estado al Reino Unido organizada con todo el protocolo monárquico por el rey Carlos III. El encuentro, que se celebra en el Castillo de Windsor hasta el 18 de setiembre —debido a las renovaciones del Palacio de Buckingham—, incluirá actos oficiales, encuentros diplomáticos y conversaciones bilaterales con el primer ministro Keir Starmer, en un momento de alta exposición política para ambos países.

Donald Trump se convirtió en el primer presidente estadounidense en recibir dos visitas de Estado en Reino Unido, tras la de 2019.
Ceremonial en Windsor: una validación simbólica
La visita comenzará el martes 16 por la noche, cuando los Trump aterricen en Londres. El programa oficial arranca el miércoles 17 en los terrenos del Castillo de Windsor, donde serán recibidos por los príncipes de Gales, William y Catherine. Después, el presidente y la primera dama participarán en una ceremonia formal encabezada por Carlos III y la reina Camilla.
El recibimiento incluirá bandas militares, desfile ecuestre, recorrido en carruaje real, inspección de tropas y almuerzo con la familia real. Por la noche, un banquete de Estado sellará el carácter diplomático del encuentro.

El rey Charles III, la reina Camila, el príncipe William y Kate recibieron a Trump y Melania en los jardines amurallados.
El presidente estadounidense, reconocido por su admiración hacia la monarquía británica, expresó en julio: “Odio decirlo, pero nadie lo hace como ustedes en términos de pompa y ceremonia”. Y anticipó con entusiasmo el evento al afirmar el domingo: “Windsor se supone que es increíble”.
La visita tiene un fuerte componente simbólico. Carlos III, que fue invitado por Trump a Mar-a-Lago en 1988, devuelve ahora ese gesto en su rol como monarca. “Soy un gran admirador del rey Carlos. Lo conozco desde hace bastante tiempo”, comentó Trump recientemente.

Trump llegó a Windsor Castle a bordo del helicóptero presidencial Marine One, tras pasar la noche en Winfield House, Londres.
Diplomacia entre bastidores: comercio y tensiones geopolíticas
Aunque los miembros de la realeza evitarán declaraciones políticas, el jueves 18 se dedicará a asuntos de Estado. Trump y Starmer mantendrán una reunión en la residencia campestre del primer ministro, Chequers, con temas como energía, comercio y Ucrania sobre la mesa.
“Nos hemos hecho amigos en un corto período de tiempo”, dijo Trump durante una reciente cumbre del G7. “Es un poco más liberal que yo”, añadió, subrayando la cordialidad entre ambos a pesar de sus diferencias ideológicas.

La ceremonia de bienvenida incluyó un desfile con 1.300 efectivos, 120 caballos y un sobrevuelo conjunto de cazas F-35 aliados.
Starmer logró cerrar un acuerdo bilateral sobre energía nuclear, anunciado el lunes, que facilitará la construcción de nuevas centrales eléctricas en ambas naciones. Sin embargo, persisten diferencias notorias, especialmente sobre la guerra en Ucrania. Pese a horas de conversaciones, Trump se ha resistido a endurecer su postura hacia Rusia.
Melania y la familia real
Durante el evento, Melania Trump acompañará a la reina Camilla en un recorrido por la Casa de Muñecas de la Reina María y la Biblioteca Real. También participará con la princesa Kate en una actividad exploratoria en los jardines de Windsor, en lo que se interpreta como un gesto diplomático cuidadosamente orquestado para reforzar los lazos personales entre las familias reales y la administración estadounidense.
En opinión de Trump, Guillermo dejó una fuerte impresión cuando se encontraron en París el año pasado: “Es un tipo guapo”, dijo entonces. “¿Hay gente que se ve mejor en persona? Él se veía genial”.
Escándalos y sombras que rodean la visita
El contexto en el que se desarrolla la visita está lejos de ser completamente ceremonial. El exembajador británico en Washington, Peter Mandelson, fue destituido hace una semana por sus estrechos vínculos con Jeffrey Epstein. Mandelson llegó a describir al delincuente sexual convicto como “mi mejor amigo” en una nota incluida en el “libro de cumpleaños número 50” de Epstein.
El Ministerio de Relaciones Exteriores del Reino Unido justificó el despido alegando que la “profundidad y extensión” de la relación de Mandelson con Epstein era “materialmente diferente” a lo que se creía. Su expulsión empaña parcialmente el ambiente diplomático, especialmente por los antiguos vínculos de Trump con Epstein, de los que el presidente ha tratado de distanciarse.
Una carta atribuida a Trump también aparece en ese libro, aunque él asegura: “Yo no la escribí”.
El factor Musk y la presión interna sobre Starmer
La inestabilidad política británica añade una capa más de complejidad a la visita. Elon Musk, exaliado de Trump, participó recientemente en una manifestación virtual en Londres promovida por sectores de ultraderecha, donde advirtió: “Se avecina violencia. O te defiendes o mueres”.
Starmer llega debilitado por el escándalo Epstein y con tensiones internas crecientes. La visita de Trump podría consolidar su posición internacional o, por el contrario, amplificar su vulnerabilidad frente a la opinión pública y las presiones de los sectores conservadores.
Un retorno cargado de simbolismo personal
Para Trump, esta segunda visita de Estado representa más que diplomacia. Según Fiona Hill, exasesora presidencial, “un encuentro con la reina de Inglaterra fue la señal definitiva de que él, Trump, había triunfado en la vida”.
Desde su infancia, influenciado por la fascinación de su madre escocesa por la realeza británica, Trump ha visto en la monarquía una forma de validación. Ahora, a los 79 años, regresa como presidente en funciones, condecorado por quienes respeta más allá de la política.
“Esto nunca ha sucedido antes; esto no tiene precedentes”, enfatizó Starmer al entregarle la invitación de Carlos III. La visita de esta semana lo confirma.
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