La noche del 19 de octubre, Ángel y Valeria celebraron su matrimonio con una sofisticada ceremonia religiosa, seguida por una inolvidable recepción. En la compañía de sus familiares y amigos cercanos, los novios dieron el paso a la siguiente etapa de sus vidas
Por Redacción Cosas Fotos Kelly Granda
Ángel Ibárcena Silva y Valeria Rizo Patrón Villasana celebraron su boda en una ceremonia inolvidable, llena de detalles personales que la hicieron única. Valeria, cofundadora de Vabenne, una creativa productora de eventos, junto a su madre, desplegó su vasta experiencia en la organización de bodas, cuidando cada aspecto de su propio matrimonio. La ceremonia tuvo lugar en la hacienda Mamacona, propiedad de su padre, un lugar significativo y especial para ella.
La recepción fue espectacular, con una pista de baile reflectante que magnificaba la decoración creando una atmósfera mágica. Norlam, el ex integrante de la reconocida banda cubana Los 4, sorprendió con su actuación en vivo, El cotillón incluyó temáticas de Venecia y la Fórmula 1, que es la pasión de Ángel, y cerraron la fiesta habiendo disfrutado todos de esta gran celebración.
La organización de este día tan importante para Ángel, hijo del empresario Carlos Ibárcena, quien creó el balneario de Asia, y Valeria Rizo-Patrón fue un proyecto que duró un año entero. Para la novia debe haber sido un proyecto sumamente especial, pues, siendo ella cofundadora de Vabenne, debe haber disfrutado al máximo planear su propia boda. Ella comenzó la planificación con la elección de las telas perfectas, que, un año después, colgarían con gracia desde el techo de su recepción, generando un ambiente encantador.
La boda inició con una emocionante ceremonia religiosa que se llevó a cabo en los verdes jardines de la casona. El ambiente natural estaba decorado con lámparas cálidas, flores blancas y sillas doradas, lo cual resaltaban el efecto mágico del jardín. Mientras la novia caminó al altar, dos voces femeninas acompañaron el evento junta a una banda de teclado, percusión e instrumentos de cuerdas. Una vez que los novios se dieron el sí, todos los invitados pasaron al salón de la recepción, que estaba decorado con arcos adornados de flores lluvia y rosas blancas.
El color central de la boda sin duda fue el blanco, combinando con la novia, y fue rematado con varios detalles dorados. Del techo colgaban elegantemente telas que fueron anudadas y las paredes estaban recubiertas con arreglos florales del mismo color. La naturaleza, las telas y la pista negra fueron los elementos perfectos para conseguir un efecto clásico, elegante y moderno, que era el objetivo de Valeria. Durante la noche, todas estas decoraciones resaltaron aún más.
La novia lució un precioso vestido diseñado por Elha Novias. De su tiara de flores blancas caía con elegancia un velo traslúcido con encajes bordado por los extremos y su vestido con escote en forma de corazón resaltaba la figura de Valeria. La tela del traje era aperlada y fue acompañada por unos sofisticados guantes de encaje.
Los invitados quedaron deleitados con la variedad de las mesas de bocaditos y dulces, diseñadas por Valeria. Los mozos pasaban ofreciendo gyozas orientales, costillares de chancho, ostras y tartar de salmón y en las mesas uno podía encontrar jamón ibérico, quesos y tortillas españolas.
La mesa de dulces dejó a más de uno impresionado. Los macarrones blancos, alfajores, manás en forma de frutas, trufas de chocolates y profiteroles estaban dispuestos de tal manera que parecían decoraciones. Pero, sin duda, la estrella de la noche (después de la novia), fue la torta blanca de cinco pisos. Estaba adornada con flores hechas a mano y era un símbolo de la historia y amor de los ahora esposos.
Suscríbase ahora para obtener 12 ediciones de Cosas y Casas por solo 185 soles. Además de envío a domicilio gratuito y acceso instantáneo gratuito a las ediciones digitales.