El sábado 9 de noviembre, Jean Paul de Trazegnies y María Pía Dias se casaron en una espectacular boda playera frente al mar de Máncora. Con invitados como Stefano Peschiera, Alberto de Trazegnies y Cristina Quimper, los novios disfrutaron de una alegre noche.
Por Redacción COSAS
Se conocieron en Paracas en 2019, cuando Jean Paul se preparaba para competir en los Juegos Panamericanos. En Miami, cuando él ganó el campeonato mundial de Sunfish en 2023, pidió a María Pía en matrimonio, y cómo no escoger una boda frente al mar de Máncora para compartir tan memorable momento con la familia y amigos.
Su camino del altar a la recepción fue acompañado con «Viva La Vida» de Coldplay y, una vez llegaron al evento, el violinista Marco de Gennaro acompañó la noche interpretando canciones clásicas de bodas como «Caraluna» de Bacilos, «Arroyito» de Fonseca y «Cásate Conmigo» de Nicky Jam. Su primer baile fue al compás de «L-o-v-e», la clásica canción de Frank Sinatra, y luego bailaron “Qué suerte tenerte”, de Fonseca. Durante la noche también sonó «Nada fue un error» de Coti, «YMCA» de Village People y varios temas de reggeatón.
Siendo ambos asiduos maratonistas, los ahora esposos tuvieron una especial sesión de fotos con sus zapatillas especiales para el running antes de dirigirse a su recepción. El resto de la velada transcurrió en una terraza elevada que tenía una amplia vista al mar mancoreño.
Fue una boda estilo tropical por todo lo alto. La ceremonia religiosa se realizó bajo un arco de flores blancas que enmarcaba el mar de Máncora como fondo. Y, en la recepción, las verdes palmeras, las luces cálidas y las decoraciones de mimbre terminaron por lograr esta decoración playera. Las invitadas lucieron vestidos de vívidos colores, diseños florales y veraniegos alumbraron la boda. Por su lado, los hombres siguieron un dresscode de trajes de lino color arena y camisas blancas, a juego con la playa norteña.
En la mesa de postres, lo que más llamaba la atención fue la original torta de bodas. Con cuatro pisos de alto, estaba decorada con un frosting color maracuyá claro y una estela de flores blancas que subía por todos los niveles. Filas de macarones, mazapanes y alfajores daban vida a la mesa. Y, durante la hora loca, los invitados bailaron con globos y se repartieron coronas y collares de flores fuccias tipo hawaianas.
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