La hija menor de Christian Meier y Marisol Aguirre acaba de cumplir quince años. Nunca ha visto “Gorrión”, aquella telenovela que protagonizaron sus padres a mediados de los noventa. En realidad, jamás ha visto televisión peruana. “Cuando no existía Netflix, solo veía Disney”, afirma.
Fotos de Rafo Iparraguirre
No se siente “la hija de”. Es la hija de Christian Meier, sí, pero, al contrario que el resto de los mortales, siempre lo verá en un único rol: el de papá. “Obviamente, cuando salgo con él en Lima le piden un montón de fotos”, dice Gia. “Pero ya me acostumbré”.
No le gustan los realities, ni la farándula. “Mucho drama”, agrega. Le gusta la música que suena en la radio y las canciones de Ed Sheeran. También las de su papá. “Siempre ponen la canción de Carreteras mojadas en los lugares a los que voy. Todo el día la escucho”, confiesa. En octubre de 2016 vio por primera vez a su padre en un escenario, cuando se presentó en el Parque de la Exposición, trece años después de poner en pausa su carrera musical. “Me sentí demasiado orgullosa”, recuerda. “Me encantó verlo cantar, porque se le veía superfeliz”.
Acaba de terminar de ver La casa de papel, la serie de moda. Su actriz favorita es Emma Stone. Su actor favorito, probablemente Dwayne Johnson. Disfrutó de Asu Mare 2, donde su padre se luce como antagonista de Cachín. Se divirtió con No me llames solterona, donde su madre interpreta a una singular productora de eventos.
Es católica, pero no cree en la Iglesia. Nunca se ha enamorado. Ni siquiera recuerda haber tenido esos amores infantiles que luego se evocan a través de los álbumes de fotos. Se quiere casar, pero no tan joven. ¿Quién tiene certezas de esas cosas a los quince años? Ella acaba de cumplirlos, pero no los festejó en un quinceañero. En cambio, en mayo viajará a Orlando con sus amigas. Luego se irán de crucero.
Le gusta vivir en Villa. Siempre ha vivido allí. Y ama los deportes. Hasta el año pasado practicó gimnasia aeróbica y destacó en diversas competencias. “La gimnasia me ayudaba a querer superarme como persona; me servía para la vida en general, no solo como deporte”. Sin embargo, una lesión de espalda la hizo retirarse a nivel competitivo.
En el colegio, le gusta el curso de Química y le aburre el de Historia. No sabe qué carrera estudiará cuando acabe. “Quisiera probar de todo un poco, para ver qué es lo que más me gusta”, afirma. Algo relacionado con el arte, de todas maneras. Y en Estados Unidos.
Cuenta con todo el apoyo de sus padres y aún está en tercero de secundaria. En su caso, el tiempo no juega en contra.