Del dolor al humor: Carlos Tovar Samanez, Carlín
Carlín abre la puerta. Han sido cinco pisos, a pie y respirando en cada descanso, con algo del aroma de los geranios que adornan las escaleras. Ha caído la noche y el barullo de la calle dejó de sentirse. Su estudio es pequeño, sencillo, apacible. Pero apenas uno acomete los álbumes enormes que esperan sobre su escritorio, todo cambia.