Tardío exorcismo a la herencia de Humala
Ya no son tiempos para disimular nada, menos para ponerse detrás de la cortina y convertir en tabú la herencia de inacción e imprevisión del régimen de Ollanta Humala. Inexplicablemente, Pedro Pablo Kuczynski y su entonces primer ministro de estreno, Fernando Zavala, pasaron por agua tibia esa herencia. Y lo que es peor, asumieron implícitamente su activo y pasivo. Los estragos de El Niño costero estaban más que advertidos. Ni qué decir de Chinchero. La ausencia de nuevos proyectos mineros y la parálisis de otros, también. Una recaudación tributaria en caída y un Congreso con una sola idea fija, la vacancia presidencial, completan la figura. Y las violaciones y feminicidios recién despiertan en el Gobierno la necesidad de una cruzada nacional, como si nunca hubiera existido el Ministerio de la Mujer y Poblaciones Vulnerables.