Este sistema del altiplano, basado en campos elevados y canales, ha permitido cultivar en condiciones extremas durante más de tres mil años.
Por: Mery Jiménez Heredia
En medio de un escenario de cambio climático y problemas ambientales, los Campos Agrícolas Waru Waru vuelven a colocarse en el centro de la conversación, esta vez en la COP30 que se lleva a cabo en Brasil, donde el El World Monuments Fund (WMF) destacó este sistema ancestral, desarrollado hace más de tres mil años, que hoy se presenta como una alternativa para enfrentar la inseguridad alimentaria en regiones golpeadas por el cambio climático.
Según la organización, estos campos elevados rodeados de canales de irrigación, ubicados en el altiplano, demuestran una capacidad de adaptación que sigue vigente pese a su antigüedad.

Los Waru Waru datan del 1000 a. C. y fueron desarrollados por comunidades aymaras del Altiplano.
Pero, ¿qué son exactamente los Waru Waru? Se trata de estructuras diseñadas a partir del conocimiento profundo de los ecosistemas altoandinos. Consisten en plataformas elevadas intercaladas con canales que regulan la humedad del suelo, protegen de heladas y permiten mitigar los efectos de sequías e inundaciones. Este sistema, que data del 1000 a. C., hizo posible que los agricultores aymaras cultivaran variedades de papa, quinua, cañihua y otros productos en condiciones que hoy siguen siendo consideradas extremas.
Más allá de su función productiva, el diseño geométrico de los campos y su capacidad de generar microclimas muestran un nivel de ingeniería tradicional que ha resistido milenios. Las comunidades aymaras no solo lograron dominar la gestión del agua, sino también desarrollar una notable diversidad agrícola. Esta tradición se ha transmitido de generación en generación y constituye una parte central de la identidad cultural local.

Los campos se construyen con plataformas elevadas rodeadas de canales que regulan la humedad y protegen de heladas.
Sin embargo, este legado enfrenta riesgos crecientes. En la actualidad, las sequías prolongadas —intensificadas por el cambio climático— obligan a muchas familias a migrar a zonas urbanas, dejando atrás los campos y los conocimientos asociados. La expansión de maquinaria moderna y prácticas de ganadería intensiva también afecta la producción tradicional, disminuye la biodiversidad y debilita el vínculo de los jóvenes con las técnicas ancestrales.
Apoyo y revitalización del patrimonio
Ante este panorama, la inclusión de los Waru Waru en el World Monuments Watch 2025, que se dio en enero de este año, tuvo como objetivo generar apoyo para proteger y revitalizar este sistema agrícola. La iniciativa se desarrolló en colaboración con la Asociación Aymara Suma Yapu, liderada por mujeres e integrantes de comunidades indígenas, y con la Oficina Regional de Cultura de Puno.

El sistema facilita el cultivo de papa, quinua, cañihua y otras variedades en climas extremos.
En la página oficial de la organización se destaca que como parte del programa Cultivating Resilience, WMF ha apoyado la recuperación y continuidad de los Waru Waru en el Perú. Este sistema no solo es una referencia histórica, sino un modelo vigente que ofrece respuestas efectivas a las crisis climáticas y alimentarias que afectan a las comunidades del Altiplano.
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