Todo empezó en el coro de su colegio. Luego pasó por el Conservatorio de Lima y partió a la meca del bel canto: Milán, donde acaba de graduarse como cantante lírica. A los veinticinco años sabe que aún le queda un largo camino por recorrer, pero está dispuesta a dar su mejor esfuerzo para transitarlo con éxito.
Por Mariano Olivera La Rosa y Fotos de Camila Rodrigo
Sin pausas, como si estuviera en una ópera sin intermedio. Así narra su historia Camila Salazar Zender. Sin necesidad de hacerle preguntas. Cuenta que a los diez años le gustaba ver óperas por televisión; que en su colegio –el Santa Úrsula– el coro era muy importante y si te escogían para formar parte de él, la participación era obligatoria. A ella le encantaba: era el único momento de la semana que tenía para intentar imitar las voces que escuchaba en la tele.
A los catorce años fue escogida como una de las solistas del coro. Entonces se dio cuenta de que podía cantar en un registro alto con comodidad. Ese mismo día llegó a su casa y le dijo a su padre que quería matricularse en clases de canto. Su papá pensó que quería cantar como Shakira o Hannah Montana; Camila precisó: “Quiero cantar ópera”. Dos días después, su padre llegó a casa con un brochure del coro de niños del Club de Regatas Lima. Camila no dudó en matricularse. Después llegarían las clases particulares, una breve temporada en la UPC –en la recién inaugurada carrera de Música– y la postulación al Conservatorio de Lima. “Me preparé medio año para entrar”, recuerda Camila. “Creo que nunca me había divertido tanto cantando como durante el examen de ingreso, frente al jurado”.
Ingresó en primer lugar. No quedaba otra: a priori, solo había una plaza disponible; aunque, finalmente, aumentaron el cupo a dos. Estuvo tres años y medio en el Conservatorio de Lima. Luego partió al conservatorio Giuseppe Verdi de Milán. “Siempre supe que si iba a estudiar esto, me iba a tener que ir afuera, porque en el Perú, lamentablemente, no había oportunidad de que creciera profesionalmente”.
Se fue a los veintiún años, a la meca del bel canto. Con miedo, pero con todas las ganas de dar lo mejor de sí. Se fue como mezzo-soprano, con repertorio de mezzo, pero en el mes de preparación previa que pasó en Italia, sus nuevos profesores la redescubrieron: “Tú no eres mezzo, eres soprano”, le dijeron. “Fue el mes más intenso de mi vida”, cuenta Camila. “Tuve que rehacer todo mi repertorio en dos semanas”.
Durante el examen de ingreso también se divirtió, y también ingresó primera entre todos los extranjeros que habían postulado –en total, solo entraron tres estudiantes no italianos–. “Fue irreal. Había regresado a Lima para esperar los resultados. En el Conservatorio de Lima solo había pedido permiso para irme”. Cuando vio los resultados, no pudo parar de llorar. “Fue increíble”, añade. Cinco días más tarde estaba subiendo a un avión, yéndose a vivir a Milán.
Acaba de terminar sus estudios en Italia. “Nunca me hubiera imaginado estar donde estoy, mi voz ha mejorado muchísimo y emocionalmente me siento otra persona”, comenta.
Comprometidos con la cultura y la buena música hoy nos dimos cita en el auditorio del #CRL donde Camila Salazar nos deleitó con su espectacular voz y su “Recital de canto Lírico” ? #ClubRegatas #MejoresCadaDia
Posted by Club de Regatas Lima on Thursday, June 14, 2018
Camila planea continuar viviendo en Italia. A futuro, no descarta volver a radicar en el Perú. “Allá, me gustaría poder llegar a cantar en teatros, y venir acá con un nombre. Para eso imagino que todavía necesitaré unos años; es una carrera larga. Llegas a tu máximo esplendor entre los treinta y cinco y los cuarenta y cinco años, más o menos. Me gustaría vivir en otros países antes de regresar para recoger la mayor cantidad de experiencias posibles. Si regreso, regreso para hacer algo grande”.
Estilismo: Sara Vílchez
Maquillaje y peinado: Olga Sonco
Agradecimientos: Hotel Belmond Miraflores Park, Zara, H&M, Adolfo Domínguez y ANA G.