Mujeres célebres a lo largo de la historia, hay muchas. Políticas, deportistas, luchadoras sociales y heroínas anónimas que han ayudado al empoderamiento femenino. Pero también existen historias de mujeres que, en su momento, hicieron lo que les vino en gana, escandalizando a propios y extraños con sus actos. Asesinas, impostoras y estafadoras merecen, para bien o para mal, un lugar en nuestra memoria.
Escandalosas: 80 mujeres de armas tomar, el más reciente libro de Susana Peiró —creadora del exitoso blog Mujeres con Historia—, recoge la vida de algunas de estas mujeres unidas por un mismo denominador: la sangre fría.
1. Betty Pack, la espía en la sombra
Sir William Stephenson, célebre maestro de espías que inspiró el personaje de James Bond, tuvo una alumna ejemplar entre los cientos de discípulos que entrenó para prestar servicio en la Coordinadora de Seguridad Británica (BSC). Betty Pack, más conocida por su nombre en código «Cynthia», bien pudo ser la versión femenina del agente 007. Inteligente, carismática, audaz, adicta a la adrenalina y seductora nata, la mujer que para muchos cambió el curso de la II Guerra Mundial, no dudó en usar métodos poco convencionales en sus misiones.
2. Thérèse Humbert, la estafa del siglo
Yates, mansiones campestres, empresas fantasmas y «miles de esos sombreros horribles con frutas y plumas que la mujer adoraba» fueron moneda común en la novelesca historia de Thérèse Humbert, la estafadora francesa que, en siglo XIX, embaucó y timó a jueces, banqueros, amantes, modistos y joyeros que se cruzaron en su camino.
Después de 20 años engañando con maestría a la sociedad parisina, puso fin a sus actos y se refugió en Madrid, donde fue juzgada. «Aunque la llamada estafadora del siglo no tuvo belleza, le sobró imaginación. El tremendo escándalo que desató casi derriba la III República». Humbert llegó a deberle dinero a la mismísima emperatriz Eugenia de Montijo.
3. Henriette Caillaux y el crimen perfecto
«¿Qué quiere esta mujer?», preguntó el director de Le Figaro al ver la tarjeta de su visitante. No sospechó que serían sus últimas palabras. Un instante después, la elegante esposa del ministro de Finanzas de Francia irrumpió en su despacho, lo saludó brevemente y, sin pestañear, disparó seis balas en el pecho del hombre con un revólver. Luego, Henriette Caillaux se inclinó sobre el cuerpo y le escupió en el rostro.
Esto ocurría el 16 de marzo de 1914, en respuesta a un artículo publicado contra el honor de su esposo. En el juicio que siguió, el abogado de la mujer, famoso por haber representado a Émile Zola y Dreyfus, apeló a la idea romántica de que las mujeres eran gobernadas por sus emociones: «Ella fue víctima de la desenfrenada pasión femenina». En tiempos de estereotipos, un jurado compuesto por hombres le creyó, y Madame Caillaux fue absuelta un mes antes de que los cañonazos de agosto anunciaran el fin de la brillante belle époque y el comienzo de la I Guerra Mundial.
4. Jennie, la licenciosa madre de Winston Churchill
Tres maridos y doscientos amantes —incluyendo el rey Eduardo VII de Inglaterra, el rey Milan I de Serbia y el príncipe alemán Karl Kinsky— compartieron lecho con Jennie Churchill, mejor conocida como la Pantera. «Suave, elegante y hermosa, con un fuego cautivador en los ojos y la sensualidad tatuada en la piel. Jennie hizo honores a su apodo, pero no solo fue una fiera para los hombres que la admiraron, también fue madre de otro interesante animal político: el bulldog británico Winston Churchill».
5. Christine Keeler, la Pretty Woman de los 60
Fue amante de aristócratas, ministros ingleses y espías rusos simultáneamente. Compartió, no solo sus sábanas, sino también sus secretos de Estado, y se convirtió en un «arma letal» con la información robada entre besos y caricias. «Con un pasado de niña desnutrida y adolescente ‘deshonrada’ por su padrastro», Christine Keeler se convirtió en una sobreviviente que hizo del amor una forma de vida y un salvoconducto para su libertad. «La red de espías de la KGB en Londres, los secretos nucleares británicos, la prostitución, las drogas y las fiestas con excesos y orgías de aristócratas y políticos», fueron los ingredientes de la agitada vida de quien protagonizó el desnudo más sensacionalista de la época.
Escandalosas: 80 mujeres de armas tomar, de Susana Peiró, solo está disponible en formato digital. Más información: equipo@edicionescasiopea.com