La fotógrafa peruana Verónica Cerna presenta su nuevo proyecto «Retrato de un hombre invisible» en la nueva edición de ArtLima 2019, en la que la falsa evidencia del personaje se transforma en una presencia (in)visible en lo nuevo de su narrativa fotográfica.
Por Manuel Coral González
Luz sobre la piel
A lo largo de su obra, Verónica Cerna ha trabajado diversas propuestas visuales en las que la piel del cuerpo humano ha tomado protagonismo, desarrollando una narrativa artística en la que intenta contar historias surrealistas a través de la fotografías. «Siempre intento que haya un elemento que salga de lo cotidiano: la luz, la situación o la posición del cuerpo», revela la artista.
Así en su obra priman los colores de sus composiciones, las posiciones corporales de sus personajes y, sobre todo, la luz reflejada en la piel, en la que se pueden encontrar diversos matices estéticos: basta con observar las fotografías monocromáticas de la colección «Cuerpos al vacío» o la preponderancia del color como en el conjunto fotográfico «Con(Tacto)».
Las expresiones artísticas, por lo general, responden a profundos cuestionamientos íntimos, y es a través del arte la manera en que cada uno de ellos explora -e intenta ensayar una respuesta- a todo aquello que lo intriga. Verónica, no fue la excepción. «Empecé a tomar fotos cuando tenía 15 años y me sentía una extraña en mi propio cuerpo. Creo que el desnudo fotográfico fue en un inicio una excusa para entenderme en una etapa en la que mi cuerpo estaba cambiando, y mi identidad también», cuenta Cerna.
Esta necesidad de reconocimiento de su propio cuerpo y sexualidad fueron tabúes durante esta etapa de su vida. ¿La razón? «Recibí una educación súper católica y, de alguna manera, necesitaba sacarme e encima todo ese pudor innecesario, y también usarlo como parte de«, señala.
Luego de superar esta etapa y tomar conciencia de la importancia de lo corpóreo dentro de la sociedad contemporánea, su trabajo -tanto como su mirada fotográfica- fue cambiando, de acuerdo a sus motivaciones personales. «Dejé de necesitar esa validación y fui observando más el poder casi político del cuerpo. Me obsesionan los pequeños detalles del lenguaje corporal y lo que eso connota. Creo que la desnudez en un retrato genera una situación bastante íntima y vulnerable». Lo que le interesa, en esencia, es tan sencillo como profundo: aprender de la vulnerabilidad del cuerpo.
Aunque, al parecer, la luz no deja de ser una de sus obsesiones: «Está de más mencionar que la luz sobre la piel es un universo estético por explorar», afirma con convicción.
Retratos humanos, retratos invisibles
Este año será el primero en el que Verónica Cerna participará en ArtLima. Pero esto no significa que sea su debut como expositora: ha expuesto en ferias de Buenos Aires, Nueva York y la India, entre otras ciudades del mundo.
Su último proyecto, «Retrato de un hombre invisible», surgió luego de que se diera cuenta que en sus últimos trabajos solo retrataba mujeres. «Me imagino que lo hacía porque había un vínculo de empatía, de entender el cuerpo humano y entender el mío a través de otras chicas. Luego, me empecé a cuestionar por qué dejaba tanto de lado este aspecto masculino, y lo que este significaba para mí», precisa. A partir de ello, sintió la necesidad de explorar otras narrativas en su obra.
El proyecto empezó cuando Verónica comenzó a reflexionar acerca de la figura paternal. En ese proceso descubrió y sintió que esta presencia «se desvanece, se incendia, pero que tiene una presencia de observador constante». Con el paso del tiempo, el proyecto fue madurando y las ideas que tenía, también. «Empecé a entender que yo, de alguna manera, jugaba a ser este personaje. Y, entonces, era una búsqueda; o yo explorando mi propia masculinidad, jugando a ser mi propio padre», reflexiona.
Esta serie fotográfica (re)construye una imagen masculina idealizada a través de detalles corporales que se mezclan con el espacio que las alberga: así encontramos, por ejemplo, una imagen que es devorada por el fuego dentro de un televisor; o, un stop-motion en el que el cuerpo de una persona se desvanece en la oscuridad y se difumina con el paso del tiempo.
«El proyecto habla sobre un hombre que yo recreo, sobre un personaje que no existe pero al cual busco y por el cual necesito volver tangibles estos escenarios surreales», dice Cerna, quien para esta muestra realizó stop-motions con pelicula de 35 mm, combinándolas y alternándolas con fotografías. «Este trabajo habla también de la memoria y de poner en duda la veracidad de la imagen como tal. Y, también, sobre el lugar que ciertos personajes ocupan, pero que finalmente solo son espejos de uno mismo».
Este es el trabajo de Verónica Cerna, quien luego de terminar este proyecto se encuentra en un periodo «muy receptivo y sensible», donde su principal búsqueda es contar historias y dar lugar a la infinidad de voces que se encuentran en lo cotidiano. Eso sí, siempre con un corte surrealista, porque para ella, «intentar retratar la realidad», le aburre.
Puedes visitar «Retrato de un hombre invisible» del 4 al 7 de abril. Espacio La Sala (Plataforma D2, ArtLima). De jueves a sábado de 2:30 p.m. a 9 p.m. y domingo de 1:30 p.m. a 8 p.m.