Considerada una de las mejores actrices de su generación, conversamos con Julianne Moore a raíz de su papel protagónico en “Gloria Bell”, adaptación de la exitosa película chilena “Gloria”. ¿Qué opina del momento que vive el cine latinoamericano?
Por Yenny Nun
Aunque Julianne Moore comenzó trabajando en telenovelas, era inevitable que gracias a su gran talento llegara al cine. Entre sus películas más memorables se encuentran “Safe”, “Boogie Nights”, “The Big Lebowski”, “Magnolia”, “Far from Heaven”, “The Hours” y “Still Alice”, por la que ganó un Oscar y un Globo de Oro en 2014.
Oriunda de Fort Bragg, Carolina del Norte, Julianne nació el 3 de diciembre de 1960. Fue criada por su padre, Peter Moore, juez y coronel militar, y su madre, Anne, psicóloga y trabajadora social; ambos nacidos en Escocia. A raíz del trabajo de su padre, vivió en 23 casas distintas entre Estados Unidos y Alemania. Después de terminar el colegio, se matriculó en la Universidad de Boston, donde se graduó en Arte Dramático, y luego partió a Nueva York, donde inmediatamente consiguió trabajo en la telenovela “The Edge of Night”.
La actriz está casada en segundas nupcias con el cineasta Bart Freundlich, a quien conoció en 1997, cuando la dirigió en “The Myth of Fingerprints”. La pareja contrajo matrimonio en 2003 y tiene dos hijos: Caleb, de 21 años, y Liv, de 17. Actualmente, residen en un tranquilo barrio de Manhattan.
La entrevista
¿Habías visto la versión original de “Gloria”?
La vi cuando se estrenó y me encantó; realmente me fascinó. Y lo increíble es que Sebastián (Lelio, el director de la cinta) y yo compartimos la misma manager. Por lo que la contacté y le dije: “Quiero conocerlo; deseo trabajar con él”. Sebastián estaba viviendo en Berlín y yo tenía planeado un viaje a París, así que nos reunimos allí. Se produjo una suerte de malentendido, porque él estaba convencido de que no estaba interesada en hacer un remake de su película, pero lo que yo deseaba era trabajar con él. Cuando nos conocimos, tuvimos una reunión muy, muy larga y me dijo: “Es maravilloso conocerte y ya sé que no deseas hacer un remake”. Y le contesté: “En general, no lo haría, pero aceptaría si tú lo diriges”. “Lo dirigiría si tú fueras la protagonista”, me dijo (risas). Y es lo que ocurrió.
¿Cómo describirías a tu personaje?
Como una mujer muy vulnerable; no se apoya en ninguna persona, no depende de nadie. Es una mujer diferente, muy real, vive hoy, no en el pasado. La película transcurre en 2018. Gloria aún frecuenta clubs, pero lo que me gusta de ella es que su propósito no es conocer hombres, sino que va a esos lugares porque le gusta bailar. Es tan abierta… pero termina conociendo a un hombre poco honrado que la engaña. Ella le da oportunidades, pero él la hiere… Le comenté a Sebastián que mi teoría inicial era que él estaba casado desde el comienzo, un hombre que cuenta que está separado, pero la verdad es que sigue en su casa, durmiendo en el sofá del primer piso (risas). Lo interesante es que, a medida que se desarrolla la relación, Gloria tiene esperanzas, pero él no puede desconectarse de su pasado, a pesar de que ella le da muchas oportunidades. Esta situación le ha ocurrido a mucha gente, incluyéndome a mí. Es muy fácil identificarse.
¿Cómo te sentiste al ser dirigida por Sebastián Lelio?
Ante todo, estuve super feliz de tener la oportunidad de interpretar íntimamente a un personaje tan completo. Sebastián es un director muy interesante, realizaba muchas tomas de acciones minúsculas, como, por ejemplo, de Gloria tomándose un Martini, que repetíamos alrededor de quince veces. Muchas veces no sabía lo que él buscaba, pero descubrí que era un alto nivel de realismo en la interpretación, llegar al punto cuando el actor ya no actúa, sino que solo se comporta. Y eso es lo fabuloso de esta película: se siente muy cercana a la realidad.
Es obvio que la música juega un papel muy importante en la cinta…
Cuando conversas con Sebastián acerca del componente musical, contesta: “‘Gloria Bell’ es un musical secreto”, pero en realidad es un musical, porque las acciones más importantes suceden mientras Gloria canta o baila; es una mujer que está marcada por la música, que la alegra; es donde encuentra su verdadero ser.
¿Eres parecida?
No, no soy buena para el baile, y ese fue uno de los aspectos más difíciles: encontrar la libertad para lograrlo, y también para cantar de una manera totalmente natural, aunque sonara desafinada. En realidad me gusta bailar, pero no en público (risas).
¿Cuándo lo haces?
Durante sesiones fotográficas, porque siempre ponen música y una comienza a moverse con el ritmo. Pero, por suerte, John Turturro es un bailarín excepcional.
¿Sabías que el tema original de “Gloria” era una canción italiana?
No, pero es interesante que lo menciones.
¿La música te inspira como actriz?
Depende de cuál música. No soy del tipo de persona que puede escucharla haciendo otra cosa. Pero, en este caso, la música era muy específica. Sebastián me explicó que eran canciones que nos dan muchas alegrías.
¿Conoces Chile?
No, y, como Sebastián es chileno, me encantaría visitar el país.
¿Sueles ver cine latinoamericano?
Pienso que todo el mundo está mirando cine latinoamericano y español; hay tantos cineastas originarios de Sudamérica que son excelentes. Nuestra directora de fotografía, Natasha Braier, era argentina y el operador de cámara, español. Sebastián fue muy dulce conmigo; cuando recién comenzábamos a trabajar, me dijo: “Habría sido maravilloso que hablaras español; siento que me habría gustado comunicarme contigo en mi lengua nativa”. “Realmente te entiendo”, le contesté. Lo entendí desde el momento en que leí el guion, entendí su lenguaje, lo que deseaba. Quizá seamos distintos culturalmente, pero emocionalmente sentimos lo mismo.
¿Aprendiste español durante el rodaje?
Poquito (risas). Mi español no es bueno, gracias (continúan las risas).
Momentos trascendentales
¿Te preocupa el paso de los años?
Ayer estaba haciendo un trabajo para L’Oréal, lo que trajo al tapete preguntas de belleza, estilo e, inevitablemente, de la edad. La gente siempre habla de la edad. Conversé de este tema con mi profesora de yoga (practica ashtanga yoga). En Estados Unidos, se habla de la edad como una pérdida: “¿Cómo se detiene la vejez?”, “¿cómo se envejece con dignidad?”… Como si fuese algo negativo. Pero no conozco a ninguna mujer que diga: “Me encantaría volver a tener 21”. Mi experiencia en cuanto a la edad ha sido más de acumulación que de pérdida. Se pasa por la niñez, la adolescencia, no ves la hora de llegar a los 20 y, de repente, estás casada y con hijos. Nunca imaginé que tener dos hijos, de 17 y 21 años, sería tan maravilloso, por lo que para mí la experiencia de envejecer ha sido una acumulación positiva.
¿Cuándo se torna negativa?
Cuando una mujer no ha conseguido algo que se proponía alcanzar. Si lo consigues, te sientes bien y estás preparada para el siguiente peldaño. Nadie quiere tener bebés para siempre, aunque nos encanten. Por supuesto, el mayor temor frente al paso de los años es la mortalidad, algo que no podemos controlar y que puede suceder en cualquier momento. Para enfrentar esto, hay que estar conscientes del presente y no mirar siempre hacia atrás.
¿En qué momento sentiste que habías encontrado tu identidad?
Pregunta difícil. Uno piensa que a los 17 se conoce: “Sé quién soy, lo que deseo, dónde quiero vivir”… Es lo que te impulsa a dejar tu hogar. Si no pensáramos así, nunca nos iríamos. La duda viene después, cuando nos decimos: “No sabía que sería tan duro”. Así es la vida: avanzamos y retrocedemos. Es difícil realmente conocernos, ¡somos tantas personas a la vez! Está la persona que trabaja, la del entorno familiar, con los amigos… Es muy complicado.
Pero ¿cuándo te sentiste completa?
Creo que fue cuando ya tuve una familia constituida, cuando tuve esa base junto a mi pareja, hijos, una casa. Me dije: “Esta es quien soy, porque aquí es donde más deseo estar”. Se lo dije a mi esposo y experimenté una sensación muy agradable, el saber que me encontraba en la fiesta a la que siempre podía asistir.
¿Cuáles son tus próximos proyectos?
Interpretaré a la feminista Gloria Steinem en la película biográfica “The Glorias: A Life on the Road”, con Alicia Vikander y Lulu Wilson. Y trabajaré en el thriller “The Woman in the Window”, junto a Amy Adams y Gary Oldman. Además, acabo de terminar “After the Wedding”, una película dirigida por mi esposo e inspirada en la cinta original danesa de Susanne Bier.