En una reciente entrevista con «GQ» Australia, el actor estadounidense se sincera sobre su futuro en la industria del cine y asegura que es el momento de ceder la posta a rostros más jóvenes. En víspera del estreno de Once Upon in Hollywood, donde es dirigido por Tarantino, el exesposo de Angelina Jolie confiesa que se siente más cómodo detrás de cámaras.
Si en los últimos años era casi imposible leer el nombre de Brad Pitt sin la palabra «divorcio» en un mismo titular (se separó de Angelina Jolie en 2016 y, desde ese entonces, están involucrados en una batalla legal por la custodia de sus seis hijos), este 2019 las buenas noticias están de vuelta en la vida del actor estadounidense, quien se alista para celebrar el estreno mundial de Once Upon A Time in Hollywood.
La película de Quentin Tarantino no solo junta por primera vez a dos iconos de los años noventa, Brad Pitt y Leonardo DiCaprio, sino que además podría representar uno de los últimos largometrajes de Pitt como actor. Así es, hoy disfruta más de su faceta como productor (al mando de su empresa, Plan B Entertainment, que fundó en 2001 con Brad Grey y Jennifer Aniston), que como protagonista de una película. Ante ese panorama, es más que necesario recordar los hitos que lo convirtieron en una leyenda viva de Hollywood.
Sex symbol
Todo empezó cuando llegó a Los Ángeles con 24 años de edad, tras dejar atrás la carrera de Periodismo en la Universidad de Missouri. Pitt trabajaría como chofer de limosinas por siete meses, hasta encontrar a un agente que le consiguió sus primeros pininos en la actuación.
Después de cuatro años en roles secundarios, consiguió un papel en Thelma & Louise (1991), la road movie del consagrado Ridley Scott que inmediatamente lo convirtió en uno de los grandes sex symbols de los años noventa. Dicho de una forma más clara: casi tres décadas después, la escena sexual que protagonizó junto a Geena Davis continúa siendo motivo de conversación.
La actriz reveló a «Vanity Fair» en 2011 que su coprotagonista era tan simpático que a ella le costaba recordar sus líneas durante el casting. “Estaba pensando: ‘Él es genial, y estoy arruinando su audición’. Le dije: ‘Lo siento mucho’. Pero estaba tan tranquilo: ‘Oye, no te preocupes por eso. Está todo bien’, me decía”, confesó Davis.
Durante una entrevista en 2016, Susan Sarandon recalcó la chispa que transmite Pitt ante cámaras. “Cuando lo miras te das cuenta de que es un chico estadounidense muy guapo y sexy. Podría haber seguido el camino de trabajar en una serie de televisión… Pero hay algo especial en él que supo tomar y hacer aún más interesante”, confesó.
Aunque Thelma & Louise significó el primer gran escalón de su carrera, lo cierto es que el rol no fue trascendental en el filme. De hecho, su personaje solo aparece 7 minutos a lo largo de la película.
Grandes clásicos
Lo mejor llegaría en 1995, con el thriller de suspenso Se7en, el primer trabajo de la dupla David Fincher-Brad Pitt. Aunque parezca difícil de creer, el actor observó algunos detalles antes de aceptar el rol. “Dije: ‘Lo haré con una condición: la cabeza se queda en la caja. Pon en el contrato que la cabeza se quede en la caja’”, dijo ante el reto de una escena en la que estaba involucrada una cabeza humana decapitada.
Además, fue tajante con el final de la película (spoiler alert): su personaje debía matar al antagonista, el sanguinario asesino en serie John Doe, interpretado por Kevin Spacey.
Al margen de peticiones y condiciones, los espectadores hablaron: la película recolectó excelentes críticas y 327 millones de dólares a nivel internacional, y Pitt se convirtió en algo más que el “niño bonito” de Hollywood.
Por si fuera poco, antes de que el siglo XX llegara a su fin, participó de otros proyectos emblemáticos. Gracias a su interpretación en 12 Monkeys (1995) se llevó su primer Globo de Oro y su primera nominación al Oscar. Luego, se convirtió en un icono indie gracias a Fight Club (1999), cinta en la que volvió a trabajar con Fincher. Tomó lecciones de boxeo, taekwondo, judo y permitió que le quitaran algunas piezas dentales para convertirse en el enigmático Tyler Durden. El estreno no fue del todo exitoso, pero el filme se consolidó como una película de culto con el pasar de los años.
Años más tarde, en 2009, volvió a colaborar con Fitcher en The Curious Case of Benjamin Button, una producción que, según Pitt, no volvería a repetir. Para el largometraje, en el que interpreta a un hombre que nace viejo y va haciéndose joven con el pasar de los años, tuvo que utilizar prótesis y grandes capas de maquillaje. “Los chicos de maquillaje eran tan buenos… Llevar estas cosas todo el día fue sorprendentemente cómodo. Pero no, no lo volveré a hacer”, declaró a «Rolling Stone».
Detrás de cámaras
Lo cierto es que durante los últimos años el actor ha trabajado más en la producción de películas que en la actuación. Si bien actuó en 12 Years a Slave, su trabajo más grande se realizó detrás de cámaras. Junto al equipo de su productora no solo contactó al cineasta Steve McQueen, sino que hizo todo lo posible por llevar la historia del esclavo Solomon Northup al cine.
En una entrevista con «Today», reveló que el alma de la película es una de las razones por las que se interesó en la industria cinematográfica. “Es una de esas pocas películas que llega a la base de nuestra humanidad», dijo.
Se podría decir que los trabajos más recientes de su compañía reflejan el espíritu social que cimentó durante su relación con Angelina Jolie, época en la que acompañó a la actriz y activista en varios de sus viajes. Por ello, las producciones de su compañía no buscan solamente amasar enormes sumas de dinero, sino transmitir un mensaje.
Moonlight, por ejemplo, explora la sexualidad de un hombre gay desde su infancia hasta la adultez; If Beale Street Could Talk (2018), por su parte, cuenta la historia de un hombre afroamericano que es acusado injustamente. La primera se llevó el Oscar a Mejor Película en 2017, mientras la segunda se llevó varias nominaciones en la última gala de los premios de la Academia.