En un país con una marcada pasión futbolera, estos peruanos demuestran que hay otros deportes por los que vale la pena inflar el pecho de orgullo. Antes de los Juegos Panamericanos Lima 2019, conversamos con once compatriotas que pelearán por conseguir una medalla para el país entre el 26 de julio y el 11 de agosto. ¿Cómo lograron clasificar al certamen? ¿Qué los motiva a darlo todo desde sus respectivas disciplinas?
Por: María Alejandra López Fotos de Diego Valdivia
Pareja estelar
Mario Cuba (26) y Daniela Macías (21) descubrieron el bádminton de casualidad. Él tenía 10 años cuando vio la íconica pluma con la que se juega este deporte en una cancha del Club de Regatas Lima. “Me pareció curioso ver una pluma que volara y volara”, recuerda. En ese entonces, solo jugaba fútbol; se había acercado a la cancha para recoger a su hermana.
Para Daniela la historia no fue tan diferente. Venía de practicar natación y gimnasia, hasta que un día ingresó al coliseo de bádminton del Regatas. “Me pareció un deporte raro y a la vez entretenido. No sabía en qué consistía, pero me llamó la atención”, cuenta. Tenía 7 años cuando decidió que el bádminton iba ser más que su taller de verano. “Muchos amigos me dicen: ‘¿Cómo le das a la pluma?’, porque es el deporte de raqueta más rápido del mundo, pero no me imagino haciendo otra cosa”, agrega.
En total, ocho jugadores que pertenecen a la Federación Peruana de Bádminton representarán al Perú en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Mario y Daniela son una de las duplas que participará en la categoría de dobles mixtos. Hace dos años, empezaron a jugar juntos y, desde ese entonces, son imparables. En 2017, se llevaron el oro en los XVIII Juegos Bolivarianos. En esa cita, Daniela se alzó con cuatro medallas (tres oros y una plata) y se convirtió en la jugadora con más medallas de bádminton del torneo.
Este 2019, tampoco han parado de cosechar triunfos. Durante la competencia de bádminton Giraldilla International 2019, que se realiza anualmente en Cuba, se subieron a lo más alto del podio en la categoría mixtos. “Tenemos un gran entendimiento en la cancha”, dice Daniela sobre la química que existe con su compañero. “Nos llevamos muy bien dentro y fuera del juego; algo superimportante para hacer una dupla con alguien. En general, todos somos como una familia”, agrega Mario.
Teniendo en cuenta que el bádminton es uno de los deportes más importantes del continente asiático, los jugadores de la Federación Peruana de Bádminton vienen preparándose con ahínco desde 2017, año en el que empezaron a ser dirigidos por el entrenador malayo Aaron Lee. Incluso, ya han tenido la oportunidad de viajar a la India y Malasia para aprender con cracks consagrados en el rubro. “Va a ser un campeonato complicado, pero estamos preparados para esto”, asegura Daniela.
Objetivo claro
Alessandro de Souza (27) no se anda con rodeos. “Mi objetivo es lograr la medalla de oro en Lima 2019. Es mi revancha después de Toronto 2015, donde quedé a un punto de pelear la presea”, dice el tirador nacional, quien representará al país en la categoría fosa olímpica durante los Juegos Panamericanos.
Antes de convertirse en uno de los rostros más importantes del tiro nacional, Alessandro jugaba fútbol y squash. Todo cambió a sus 13 años, cuando acompañó a su abuelo a una práctica deportiva casual. Desde ese día, no ha parado de darle con éxito al plato. Entre sus mayores logros, está el XII Campeonato de las Américas de Guadalajara, en el que se llevó el oro en 2018.
A pesar de que la única medalla de oro olímpica que ha tenido el Perú es de tiro (el peruano Edwin Vásquez Cam se alzó en el podio en Londres 1948), Alessandro asegura que su disciplina es uno de los deportes que menos apoyo tiene en el país. Actualmente cuenta solo con un auspiciador.
Sin embargo, viene entrenando cuatro veces por semana para, junto con los deportistas convocados por la Federación Deportiva Nacional de Tiro Peruana, darlo todo en Lima 2019. “Las generaciones anteriores nos han dejado la valla alta en cuanto a logros; lo veo como una oportunidad para superarme y poner la valla aún más alta”, manifiesta.
Pura garra
“Es parte de mí”, dice Alexandra Grande (29) sobre el karate, deporte que practica desde que tiene 7 años. La deportista lleva las artes marciales en la sangre: su madre, Mercedes Risco, fue parte de la selección nacional de karate en la década de los ochentas, por lo que Ale se inició desde muy pequeña en este universo gracias al apoyo de su progenitora y su entrenador, Roberto Reyna, con quien trabaja desde hace más de veinte años.
Si algo caracteriza a la campeona nacional es su perseverancia. En 2014, cuando tenía 24 años, un dirigente técnico cuyo nombre prefiere no recordar, expresó que la deportista había llegado a su tope. “No me rendí”, confiesa ella, que eligió esforzarse el doble. “Me volví más disciplinada que nunca. Mejoré aún más mi alimentación y empecé a quedarme más rato en los entrenamientos”. Al año siguiente, se hizo con la medalla de oro en los Juegos Panamericanos de Toronto 2015 y, en 2017, se coronó campeona mundial en los Juegos Mundiales Breslavia 2017, que se realizaron en Polonia.
Actualmente, se ubica en la quinta posición en el ranking mundial en kumite -61 kg, categoría en la que nos representará en los Juegos. “Para practicar kumite, debes ser una persona extrovertida. A mí me gusta porque hay movimiento: te mueves y peleas con otra persona”, dice la limeña, quien, fuera de combate, no pelea con nadie y prefiere entrar a cada competencia con calma y tranquilidad.
“Trato de llevarlo de la mejor manera, gracias al apoyo de mi psicólogo y mi entrenador. Solo disfruto al máximo cada entrenamiento y competencia”, confiesa. Alexandra planea darlo todo. Al fin de cuentas, ella no nació para rendirse.
Reina del poomsae
Aunque el taekwondo fue admitido en los Juegos Panamericanos de 1987, esta es la primera vez que la modalidad poomsae, aquella que combina técnicas de patadas y puños simulando el combate contra un adversario, será admitida en la contienda. “Cuando nos enteramos de que la modalidad iba a entrar, sentí una alegría y una motivación enormes. Ahora estamos entrenando cerca de 40 horas semanales”, dice la taekwondista peruana Marcela Castillo (26), quien, junto a otros doce integrantes de la Federación Deportiva Peruana de Taekwondo, representará al Perú en los Juegos Panamericanos 2019.
Marcela practica taekwondo desde los 5 años. Cuenta que ingresó a este deporte por su hermano mayor, quien también lo practicaba, pero que al final ella nunca lo dejó, ni cuando ingresó a la Universidad de Lima para estudiar Ingeniería Industrial. “Cada día me levanto con ganas de entrenar y repetir cada técnica. Hay veces en las que me duele cada músculo del cuerpo o no me sale una patada sin caerme, pero aun así cada día aprendo a controlar más mi cuerpo y eso lo hace especial”, dice.
La deportista se especializó en poomsae, una modalidad que ha hecho clic con su personalidad. “Me considero una persona muy detallista y enfocada, por lo que siempre estoy concentrada en cada movimiento y buscando mejorar”. Su esfuerzo es innegable. En 2016, logró el subcampeonato en el X Mundial de Taekwondo Poomsae Championships (en la categoría senior femenino), razón por la que recibió los Laureles Deportivos en 2017. Ese mismo año, le regaló al Perú otra victoria: se llevó el oro en los Juegos Bolivarianos de Santa Marta.
Más allá del resultado final en Lima 2019, Marcela considera un honor enfrentarse a las mejores exponentes de América y dejar el nombre del poomsae en alto. “Poder ser parte de los primeros juegos de mi modalidad es un logro muy grande”, explica sin ocultar su emoción.
Récord nacional
Paola Mautino (29) lleva el atletismo en los genes. Su padre, Giorgio Mautino, fue campeón peruano de 100 metros planos y de posta 4×100 metros. A los 7 años, él la llevó a entrenar a la Videna y el flechazo fue instantáneo. “Lo que más me apasiona de este deporte es que me puedo plantear objetivos. Con el atletismo puedes medir si has mejorado un centímetro, una centésima o un segundo”, explica.
El año 2018 fue uno de los mejores de su carrera, ya que hizo historia con dos récords nacionales durante su participación en los Juegos Suramericanos: un tiempo de 11,76 segundos en 100 metros planos, y una marca de 6,66 metros en salto largo. “Era un récord que llevaba cuarenta años vigente, y fue algo que me había planteado desde muy chiquita”, confiesa Paola.
Fruto de esos logros, la Federación Peruana de Atletismo la nombró la Mejor Atleta de 2018. “Fue muy especial. Me emocionó mucho”, recuerda, y asegura que este 2019 planea superarse. A pesar de que empezó el año con una fuerte lesión, ya se encuentra entrenando para Lima 2019. “Estar entre las mejores de América sería espectacular. No hay como estar en Lima, con mi gente. Puedo dar una buena pelea”, afirma. Competirá en salto largo y posta 4×100.
El vencedor del salto
José Luis Mandros (20) tenía 11 años cuando llegó al atletismo. Una iniciativa de cazatalentos del Instituto Peruano del Deporte descubrió sus condiciones en sexto grado de primaria, cuando él se encontraba en el colegio Melitón Carvajal. Inicialmente, José Luis iba a dedicarse al fútbol, pero no tuvo el apoyo suficiente para desempeñarse en ese deporte, y optó por probar suerte en el programa del IPD.
“Me decidí por atletismo porque no lo conocía y era un deporte nuevo para mí. Ahí me quedé hasta hoy”, cuenta el deportista. “Lo que más me gusta es que este es un deporte individual; todo el resultado depende de mí”, añade. Con 20 años, ya es uno de los jóvenes con más proyección en el atletismo peruano.
El año pasado, se llevó el oro en el XVIII Campeonato Iberoamericano de Atletismo. José Luis recuerda con cariño ese triunfo, pues fue uno de los más difíciles de su carrera. Debido a fuertes lesiones, llegó a la competencia con solo un mes de entrenamiento. Fuera de todo presagio, alcanzó el primer puesto con una marca de 7,87 metros.
José Luis también puede jactarse de ser el bicampeón nacional sub-20 en salto largo (2018 y 2019). Sí, su carrera tiene para rato, algo que no sería posible sin el equipo que lo mantiene a flote. “Mis padres, mi novia y mi entrenador son personas fundamentales en mi carrera. Gracias a ellos, estoy dándole y dándole”, declara el atleta, que representará al Perú en salto largo y posta 4×100.
Guardián de la red
Eduardo Romay (23) fue la oveja negra de su familia. Según cuenta su padre, él no soportaba órdenes y menos reglas. Incluso, había probado sin suerte “todo tipo de deportes”. Su padre, basquetbolista profesional, y su mamá, campeona sudamericana de natación, se la ponían aún más difícil: había una valla muy alta que emular en casa.
Hasta que el vóley llegó de casualidad a su vida, cuando su papá conoció al entrenador cubano Antonio Pérez y le habló de la altura de su hijo. “¿No te interesa un chico alto?”, le preguntó. En ese entonces, Eduardo medía 1,92 metros. “Los peruanos no tenemos una tradición de vóley masculino. Cuando me mostraron este mundo, me enamoré y quedé asombrado”, confiesa el capitán de la selección masculina de vóleibol del Perú.
Aunque ser alto fue una bendición para él, Eduardo no fue ajeno a las bromas sobre su estatura durante su niñez. “Me acomplejaban mucho, especialmente porque eran poco originales”. Gracias al vóley, su talla se hizo más llevadera. “Cuando entré a la selección, todo el mundo me decía que le encantaba mi estatura. Poco a poco, fui entendiendo que mi tamaño es una bendición y que es parte de mi personalidad. ¡No lo cambiaría por nada!”, dice.
Entre sus mayores logros, se encuentra ser el primer voleibolista peruano que ha fichado por una liga asiática: entre 2017 y 2018, jugó en el club Al-Ittihad y se mudó a Arabia Saudita. “Siempre digo que fue la mejor y la peor experiencia de mi vida. Es un país complicado por la religión y el trato, pero me ayudó a forjar mi carácter y a ser más resiliente”, cuenta. A su llegada a Lima, asumió la capitanía de la selección peruana de vóley. Y esa es otra historia: en la Copa Panamericana de Vóleibol Masculino de 2019, se alzó como el Mayor Anotador y el Mejor Servicio del torneo.
Mirando a Lima 2019, Eduardo sabe que el camino no es fácil, ya que la región tiene un nivel muy alto en vóley. “Felizmente, somos una selección que está de subida. Ya hemos subido más de 50 puntos en el ranking mundial, y apostamos a más. Lo que queremos es dar un gran espectáculo al Perú. A la larga, este es un proceso que le dará al país muchas alegrías”, asegura.
La mejor de América
A los 6 años, María Belén Bazo (20) ya representaba al Perú como gimnasta artística. Sin embargo, cinco años después, durante un verano practicó windsurf y nunca más lo dejó. La sensación de estar en medio del mar, luchando contra la fuerza del viento y las olas le encantó. “Me sentí libre y feliz. Por eso me enamoré de este deporte”, explica la windsurfista, quien ha logrado ubicarse como la mejor de América gracias a su desempeño con la tabla a vela.
Cuando empezó a practicar la modalidad RS:X –clase olímpica desde los Juegos Olímpicos de Pekín 2008–, la disciplina estaba escasamente desarrollada en el Perú. “Éramos muy pocos navegantes. No había entrenadores especializados ni mucho apoyo para viajar a competir. Fue muy difícil empezar a hacer algo que casi no existía en el Perú”, recuerda.
Felizmente, no desistió y ha podido regalarle al Perú varios triunfos: se alzó como medallista de oro en los recientes Juegos Suramericanos de Playa Rosario 2019, y logró ubicarse como la mejor de la región en el campeonato europeo de Palma de Mallorca, que se realizó en España este año. “Mi manera de prepararme es bastante simple. Me enfoco en cada entrenamiento y doy lo mejor de mí. Confío en que esa es la mejor forma de dejar el nombre del Perú lo más alto posible”, enfatiza.
La bahía de Paracas será el escenario en el que María Belén representará al Perú y competirá con las mejores de América. “Sé que el nivel va a ser muy alto, pero confío en mi preparación y en el equipo que me está apoyando. Podemos ganar”.
Nacida para triunfar
La historia de Giannisa Vecco (40) es la prueba de que nunca es tarde para encontrar tu verdadera pasión. A los 33 años, edad en la que varios deportistas se retiran, la pucallpina descubrió el hockey y brilló como guardameta en los Juegos Bolivarianos 2013, en los que el Perú se llevó una medalla de plata.
Sin embargo, el destino le tenía guardada otra sorpresa. Fue durante un almuerzo con el equipo de hockey, en Punta Hermosa, donde conoció el stand up paddle: Giannisa no solo se compró su primer paddle a los pocos días, sino que a los dos meses de practicar el deporte ya estaba en el Mundial de SUP, en Nicaragua (2014). Allí alcanzó el duodécimo lugar en la categoría que practica hasta el día de hoy: paddle race.
Según cuenta, se enamoró del stand up paddle porque le permitía estar en contacto con la naturaleza. “Se puede practicar en lagunas, ríos y en casi todos lados. Pero no se ha promocionado adecuadamente en el Perú, a pesar de que tenemos la costa a la mano”.
Gracias al paddle race ha podido alzarse con varios logros para el Perú. Entre sus últimos triunfos, destacan la medalla de bronce que obtuvo en los Juegos Suramericanos de Playa Rosario 2019, en la categoría race sprint, y estar dentro del top 10 del APP World Tour (el Tour Mundial de la Asociación Profesional de Paddle).
Como madre de dos niñas, asegura que el apoyo de su familia ha sido crucial. “¡Tengo un esposo que es como mamá! Me ha ayudado un montón”, cuenta. Además, y en paralelo al paddle, Giannisa trabaja desarrollando páginas web. “Es difícil decir que una vive de un deporte”, agrega. Felizmente, tendrá de cerca a su familia en los Juegos Panamericanos Lima 2019. Representará al Perú en la categoría femenina de paddle race. Quiere ir por una medalla. Y estamos seguros de que puede conseguirlo.
Piscina abierta
Lo que empezó como clases para aprender a nadar, terminó siendo la vocación que dirigiría su vida. Christian Mayer tiene 21 años y no solo sabe nadar perfectamente, sino que también representará al Perú en las pruebas de medio fondo (400 libre y 200 combinado). “Lo que más me apasiona de la natación es que es un deporte colectivo. Entre todos mis compañeros de equipo nos motivamos día a día para no rendirnos y salir adelante ante cada dificultad”, asegura.
El camino a los Juegos Panamericanos 2019 y a ser un deportista de alto rendimiento no ha sido fácil. En 2017, Christian se fue a vivir a Roma para entrenar con el objetivo de clasificar a los Juegos Bolivarianos, un sueño que se truncó. “No lo conseguí. Me sentí muy triste y hasta pensé en dejar de nadar, pero mis entrenadores me motivaron a seguir. ¡Me sacaron la mugre!”, cuenta el deportista, quien entrena seis horas al día y solo descansa una vez por semana. Y no lo hace solo: el nadador cuenta con un equipo de dos preparadores físicos, psicólogo, nutricionista y fisioterapeuta. “Cada uno de ellos me aporta algo positivo. Si no fuera por ellos, no estaría aquí parado”, reflexiona.
A pesar de que tiene en la mira Lima 2019, el nadador también se prepara para el Mundial de Piscina Larga en Gwangju, Corea del Sur, en el que participará en las mismas pruebas que realizará en los Panamericanos. “Otro de mis objetivos es romper el récord nacional de 200 y 400 combinado en piscina corta. Estoy muy cerca y sería un honor poder romper el récord de Sebastián Jahnsen, uno de mis modelos a seguir desde que era pequeño y también mi padrino de confirmación”, confiesa. Si de algo está seguro es de que hay natación para rato y de que lo dará todo por dejar al Perú en lo más alto.
Dirección de Arte: Luna Sibadón / Producción: Alexandra Carcausto y Paula Virreira / Estilismo: Sara VÍlchez / Maquillaje y peinado: Olga Soncco / Asistente de Fotografía: Ted Mazuelos / Agradecimiento: Villa Deportiva Nacional (Videna) / Agradecimiento de estilismo: Calvin Klein