El Hotel Paracas inicia la temporada de los Summer Sessions, un mano a mano entre Miguel Pulache, chef ejecutivo de la casa, y los mejores representantes de nuestra cocina.

Por Redacción COSAS

Es una realidad: el alto turismo de Paracas ha convertido a este en un lugar donde se come bien. Muy bien. Desde las cevicherías del Chaco hasta las cocinas de los restaurantes más prestigiosos, en este balneario hay buena comida para todos los bolsillos. Esta es otra verdad: en ningún lugar se come mejor que en el Hotel Paracas Luxury Collection Resort. El 95 por ciento de sus huéspedes valora la gastronomía del hotel entre lo más alto de su experiencia y los restaurantes dentro de sus instalaciones reciben a diario decenas de visitantes no hospedados.

“La mejor gastronomía de Paracas está aquí —reafirma José Eduardo Arteaga, gerente del Hotel Paracas—. Y te lo digo incluso por comentarios de los mismos gerentes de otros hoteles que, cuando nos juntamos y comen acá, me dicen ‘esto es fantástico’”. Y sí, lo es. El resort tiene tres restaurantes —Ballestas, Trattoria y Chalana— y, a la cabeza de ellos, se encuentra el chalaco Miguel Pulache. “Un crack”, resume Diego Muñoz. Entre su trayectoria, Pulache pasó por la cocina de Astrid & Gastón, cuando el restaurante construía su fama en el antiguo local de la calle Cantuarias, y fungió de jefe de fríos bajo el exigente mando de Muñoz. “Su cocina vibra, es fresca y busca el mejor producto. Te engríe, juega y le pone el punto de picante preciso”, celebra el hoy chef de Atman.

Duelo marino

Ambos cocineros se encuentran hoy en la punta del muelle del Hotel Paracas, un espacio que fue en algún momento un karaoke y hasta un depósito de equipos náuticos, antes de convertirse en el pequeño restaurante para 38 personas donde Pulache es feliz. “Chalana es mi casa y es mi corazón”, expresa el chef. El sábado 1 de febrero, el primero de once fines de semana consecutivos en los que Pulache recibirá a un chef invitado para los Summer Sessions del Hotel Paracas. Será una especie de versus amistoso en el que cada cocinero hace suyo un extremo del muelle.

La brisa marina amaina un sol que quema con fuerza, de fondo suena un salsón y Muñoz está tomando una cerveza en una pequeña mesa frente a la barra donde Pulache prepara un tiradito. No es solo un juego de letras: Chalana parece una cebichería chalaca. Esa es una de las razones por las que su chef se siente tan bien aquí.

Pero hay más razones. Las principales son, sin dudas, la apuesta por la calidad y el compromiso con la sostenibilidad. Todos y cada uno de los insumos de este restaurante son conseguidos en la zona —un concepto que en cocina se conoce como “kilómetro cero”— y cumplen con las regulaciones de tallas mínimas y vedas que protegen la biodiversidad del mar peruano. En Chalana se cocina con lo que el mar ofrece cada mañana, lo que configura un reto para el chef y una bendición para el comensal, si se toma en cuenta que absolutamente todo es fresco.

Hoy las conchas llegaron vivas y la cabrilla —de 35 centímetros, tres más que lo recomendado en guías de pesca sostenible— luce una carne rosada. Diego ha echado mano de los productos del día y presenta un sánguche de cabrilla y encurtidos, un anticucho de lapas y un ceviche cremoso de mariscos. En la otra esquina, Miguel y su carta de tiraditos, ceviches, causas y chalacas. Al centro, grupos de familias y parejas tienen el placer de probar los platos y, sí, confirmar que están en el lugar donde mejor se come en Paracas.

Summer Sessions

Chalana invita cada fin de semana (sábado y domingo) a un chef distinto. Todas las fechas de este verano están definidas:

Febrero:
– José del Castillo (Isolina), Rafael Piqueras (Maras), Kumar Paredes (Ku-Mar).

Marzo:
– Hajime Kasuga (Hanzo), Héctor Solís (La picantería), Emilio Macías (El diablito), e Israel Laura (Kañete).

Abril:
– Arlette Eulert (Matria), Andrés Orellana (La niña) y Jorge Muñoz (Astrid & Gastón).