La coyuntura obliga: el interiorismo tiene que reinventarse. Especialmente, el de los hoteles, uno de los sectores más afectados por la pandemia. La arquitecta Fiorella Milla-León explica cuáles van a ser los pasos a seguir.
Por Fiorella Milla-León
Pocas veces, como ahora en confinamiento, la salud y el bienestar habían dependido tan estrechamente de la arquitectura y del diseño de interiores. Esta coyuntura sanitaria ha reafirmado la gran importancia de la distribución de los espacios, la funcionalidad de los mismos, el uso de materiales apropiados (textura, color, forma) y la colocación de muebles y enseres, amén de la decoración.
Hoy más que nunca sentimos que debemos volver al punto de origen. El hogar en conexión con la naturaleza, la calidez y el equilibrio de los que hacía gala el arquitecto Frank Lloyd Wright (1867-1959) en sus obras, donde la armonía entre las construcciones, las personas y la naturaleza es indiscutible. El Taliesin West (1937) es la edificación que mejor expone la arquitectura orgánica de la cual es precursor. En ella apela, por ejemplo, a materiales indígenas autóctonos construidos a mano con el sistema tradicional del lugar.
Si bien es cierto que volver a los orígenes (el hogar-naturaleza) es la tendencia residencial, esto también se aplica para la habitabilidad temporal, como son los hoteles. El hecho de compartir, en estos días, muchas horas juntos nos ha creado la necesidad de seguirnos encontrando en otros espacios. Ya se habla entonces de hoteles familiares, propuestas interesantes que se contaban con los dedos de una mano, pero que se acrecientan como resultado de la reconfiguración que imponen los tiempos, sobre un desarrollo existente. El proyecto de diseño, como lo entendemos en el estudio, debe crear seguridad, inspirar confianza y transformar para mejorar.
El uso de artículos y materiales para acabados ad hoc garantiza que se cumplan los objetivos. Si de mobiliario y muebles se trata, las piezas sueltas y ligeras serán las más indicadas. Las maderas tendrán que ser sostenibles y provenir de bosques reforestados. Su tapicería contará entre sus bondades la de ser ignífuga y antibacterial.
Las habitaciones tendrán núcleos propios y los sistemas fitness serán casi obligatorios por el tema de guardar la distancia. Además de contar con un sistema automatizado para cada necesidad, como son el confort térmico y acústico. La limpieza visual es prioridad sin sacrificar el carácter sensorial. En cuanto al baño, este será aún más el punto focal en el hotel. Se necesitará que todo lo existente en dicho espacio nos remita a completa higiene, y ello se logra, entre otras cosas, con el uso de formatos grandes ya sea de piedras sinterizadas y/o porcelanatos que al revestir dejan pocas uniones, impidiendo que se acumulen hongos en las juntas. Finalmente, el sistema touch less (tocar menos) para griferías e interruptores es la mejor opción.
Artículo publicado en la revista CASAS #282