Camisea probablemente sea una de las palabras que más se ha repetido en las últimas horas en la opinión pública. Luego de la publicación en Twitter del Presidente del Consejo de Ministros, Guido Bellido, en la que amenaza con nacionalizar el yacimiento de Camisea si no se renegocia el reparto de utilidades, se encendieron las alarmas. Conversamos con el economista Iván Alonso para saber cuál es el impacto de Camisea en la economía nacional, por qué sería perjudicial su expropiación y qué futuro económico avisora para el Perú en el corto plazo.
Por Salvador Sampén
Para discutir sobre el yacimiento de Camisea, es necesario saber primero de qué se trata. Camisea es una zona de explotación de gas cuyos yacimientos están ubicados en el Cusco. Se estima que cuenta con 12,4 millones de pies cúbicos de reservas probadas.
En el 2004, el consorcio firmado con Pluspetrol ganó la licitación de los lotes 56 y 88 . En dicho consorcio participan empresas como Hunt Oil, SK Corp, TecPtrol, Sonatrach y Repsol. Estas organizaciones son las que exploran y producen el gas natural y líquido. Según cifras difundidas por el consorcio, desde el año 2004 hasta el 2019, entre regalía e impuestos, han desembolsado S/ 40 000 millones en favor del estado peruano.
El impacto de Camisea en la economía nacional
Hace 20 años, gran parte de la generación de electricidad provenía fundamentalmente de centrales hidroeléctricas y del petróleo residual o diesel, un combustible muy caro. El economista Iván Alonso considera que el incremento de la calidad de vida de los peruanos ha mejorado mucho desde la concesión de este yacimiento.
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Señala que “cuando inició la explotación de Camisea, comenzaron a construirse muchas centrales termoeléctricas que emplean gas natural. Hoy día el 50% del gas natural proviene de la producción de electricidad. El gas ha permitido un incremento acelerado de la generación de energía eléctrica y una reducción marcada del precio de la electricidad”.
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Otro gran impacto de Camisea a la economía peruana está relacionado con la exportación del gas licuado. Alonso explica que este combustible “se enfría, se pone en buques cargueros especialmente acondicionados y se lleva inicialmente a México y fundamentalmente a Asia. Eso genera gran cantidad de divisas para el país. Además, un subproducto de la exportación del gas es el GLP. El 80% del gas que usan las familias para cocinar es un subproducto del gas de Camisea”.
El Jefe de Gabinete, Guido Bellido, calificó a la concesionaria de Camisea como explotadora. En parte, el discurso del gobierno y sus allegados apunta a las malas condiciones del contrato para tratar de explicar la mala distribución del gas y los altos precios.
Sin embargo, Alonso está en desacuerdo con esta premisa e indica que “el problema de la masificación y del costo del gas no es de producción y extracción, sino de distribución. El Perú no tiene una red de ductos para llevar el gas a todo el país. Eso no es una responsabilidad del consorcio que está en Camisea. El consorcio tiene una concesión para extraer el gas pero no para comercializarlo”.
¿Por qué sería un problema nacionalizar Camisea?
Por dos razones fundamentales. La primera sería la compensación que habría que pagar al consorcio de Camisea y en este punto el excolumnista del diario El Comercio es bastante enfático. “Los contratos de explotación de Camisea van hasta el año 2040 en el caso del lote 88 y 2044 en el caso del lote 56.
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Tienen más de 20, 25 años por delante. Lógicamente, el consorcio va a exigir una compensación en tribunales internacionales, algo que está previsto en el contrato. Esto no es un juego. Expropiar camisea costará varios miles de millones. El Perú va a tener que pagar un justiprecio que podríamos utilizar mejor en tener un buen sistema de salud, mejorar la educación pública y otros servicios públicos”, indica.
Convocamos a la empresa explotadora y comercializadora del gas de Camisea, para renegociar el reparto de utilidades a favor del Estado, caso contrario, optaremos por la recuperación o nacionalización de nuestro yacimiento.
— Guido Bellido Ugarte (@GuidoPuka) September 26, 2021
Por otro lado, señala que la administración pasará a manos del Estado y “este es un punto negativo que la propia experiencia nos ha enseñado”. Pone como ejemplo el servicio del agua a manos de Sedapal, el cual es “intermitente de una calidad irregular”.
Además, especifica que cuando Camisea pase a manos del Estado, su gestión no será “eficiente”, entonces “va a haber cada vez menos producción a un costo mayor, con un subsidio que va a ir creciendo”. En ese sentido, hace un análisis comparado con Bolivia al señalar que “después de nacionalizar sus hidrocarburos en el 2006, no se ha reinvertido para explorar y aumentar las reservas”; por lo que el Perú después de agotar sus reservas tendría que importar un producto que perfectamente puede conseguir en su territorio.
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El también filósofo y ex vicepresidente de Citibank también se animó a opinar sobre el futuro macroeconómico del Perú a corto plazo. “Si se oficializa la continuidad de Julio Velarde al frente del Banco Central con un directorio compuesto por personas independientes y preparadas, el nerviosismo que afecta al mercado cambiario puede moderarse. Tendrá que haber otras señales del rumbo económico y político del Perú para regresar abajo de la barrera de los cuatro soles”, afirmó.
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