Desde niña, a Marilú Madueño le gustó cocinar y servir a los demás. Por ello, convertirse en chef principal del Restaurant Huaca Pucllana le resultó muy natural. Ahí no solo atiende a los comensales con platos donde el Perú siempre está presente, sino que trabaja con organizaciones de ayuda social para favorecer a los más desposeídos. Dictará una clase virtual de cena navideña junto a Sandra Plevisani para ayudar a los niños con cáncer.
Por Gabriel Gargurevich Pazos
El 24 de diciembre del 2021, iniciada la noche, Marilú esperaba a los 14 invitados con una copa de champagne en la sala. Iba a ser una navidad especial, ¡la primera que celebraría en su casa!. Y con su esposo, Javier, y su hijo, Nicolás, próximo, en ese entonces, a cumplir 2 años. Como no podía ser de otra manera, ella se había encargado de preparar todo: el pavo, el jamón, la ensalada y el postre. Incluso había decorado la casa con flores y luces; el elegante mantel en la mesa, las sillas para los comensales, todo estaba listo. Desde niña le gustaba atender, servir a la gente. Cocinar y servir a los demás. Y ahora la vida se lo retribuía, permitiéndole pasar la Navidad en su casa, con sus amigos, familiares, con Javier, con su hijo Nicolás, al que tuvo un mes antes de cumplir los 47 años. “Mi pequeño milagro”, dice Marilú Madueño.
“Este año la Navidad será más grande”, dice la chef principal del Restaurant Huaca Pucllana. “Habrá unos treinta invitados. No será en mi casa, sino en la de mi cuñada, que es más grande. Por supuesto, ya estamos planeando todo desde ahorita, la decoración la temática, el menú, los caminos navideños en la entrada, iremos al mercado artesanal… Vendrán invitados de Brasil y Alemania, así que lo peruano tiene que estar presente. En mi casa, en la Huaca, el Perú tiene siempre un lugar destacado”.
Convertirse en chef profesional y trabajar en un restaurante fue natural para Marilú, dada su vocación culinaria y de servicio. “Mi abuelo y mis tías cocinaban delicioso, la señora arequipeña que trabajaba en casa era como de la familia y hacía unos platos criollos increíbles”, recuerda. “Yo siempre quería hacer sentir a la gente a gusto”. No le gusta mencionarlo y quizá no le agrade que lo contemos en esta nota, pero es importante decir que, desde el Restaurant Huaca Pucllana, trabaja de la mano con organizaciones en favor de los más desposeídos, como Fundades, el Rastrillo, el Centro Ann Sullivan y Enseña Perú.
Es importante decirlo –sin entrar en detalles– para dar pie a lo que sí quiere contar (porque busca recaudar fondos para beneficiar a más familias): este sábado 3 de diciembre, a las 4 PM, revelará lo secretos de preparar una cena navideña inolvidable, junto a la maestra pastelera Sandra Plevisani. Lo recaudado beneficiará a Magia Asociación de Voluntarias por los Niños con Cáncer. Esta clase de cocina virtual navideña es la tercera que realizan –la primera fue en el 2020–, siempre a favor de los niños con cáncer.
¿Otra cosa que Marilú quisiera contar? Sí. En el Restaurant Huaca Pucllana, este miércoles 7 de diciembre, se realizará una cena en beneficio de las Olimpiadas Especiales Perú, donde cocinará junto a otros renombrados chefs peruanos, en el marco de una demostración culinaria para todos los presentes.
El amor es la prioridad
“Hay que dar para que te vaya bien en la vida. Yo tengo suerte, tengo trabajo, familia, una bonita casa. Todo eso tengo que devolverlo, retribuirlo, de alguna manera. Y la mejor manera en que puedo ayudar es cocinando. Con esta tercera clase virtual navideña, ayudaremos a los niños con cáncer que se hospedan en el albergue de la asociación Magia, niños que vienen con sus familias de provincias, y que se quedan ahí mientras durasu tratamiento. ¿Qué cocinaré? De entrada, una ensalada con queso de cabra, y quizá algo dulce, me gusta el toque dulce en las ensaladas. De plato de fondo, un pesque de quinua con cordero”.
Marilú estudió primero hotelería y luego en Le Cordon Bleu, en París, donde se especializó en cocina y pastelería. “Me encanta invitar gente a la casa, y cuando vienen nada puede ser ‘normal’; la casa tiene que estar debidamente decorada, el mantel tiene que ser preciso, los platos a preparar, todo tiene que estar en armonía. Antes de la pandemia recibíamos a gente en la casa, solo Javier y yo, aún no estaba Nicolás. Yo siempre digo que Nicolás es mi ‘milagrito’, me cambió la vida, junto con la pandemia, todo junto”.
Antes de la pandemia organizaba fiestas en La Huaca para 400 personas, nunca paraba, porque el restaurante no paraba, ni siquiera los domingos. “Organizaba fiestas de año nuevo increíbles, con distintas temáticas, de los años 20, circenses… Entonces, claro, soy también productora de eventos. El nacimiento de Nicolás fue una bendición. Nació a finales de enero del 2020, y en marzo empezó la pandemia. Entonces, nosotros no sufrimos el encierro, pasamos esos meses disfrutando de nuestro hijo. Mi madre sí sufría un poco porque quería ver a Nicolás, era un bebé tan esperado. En todo caso, la pandemia y Nicolás, nos enseñaron que sí podíamos parar; y empezamos a dar prioridad a las cosas importantes en la vida. La vida puede cambiar de un momento a otro, por eso hay que disfrutar de lo que se tiene en el momento”.
Además de dedicar su tiempo a Nicolás, a Javier y a las cenas benéficas, Marilú emprende un negocio de restaurantes junto a su primo, Rafael Madueño, quien además es gerente general de la Huaca. Se llama Primos Chicken y es bastante conocido. “También me gusta hacer collages con hojas de árboles. Y tomé un curso de fotografía que duró un año. Me gusta jugar con la fantasía. Con todo esto ya no tengo tiempo para mucho más”, concluye con una risa franca. Quizá, al final, todo lo que hace Marilú sea expresión de eso. De la recreación de fantasías que mejoran la realidad.
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