Con seis pisos que se alzan en el cerro frente a la línea costera de Ancón, esta construcción se concibió como un refugio destinado a integrarse armónicamente al hábitat.

Por Giacomo Roncagliolo

“No tengo un estilo determinado”, afirma Kathy Grimberg, diseñadora de interiores de larga y versátil trayectoria. “He diseñado todo tipo de espacios: deco, neoclásicos, biedermeier, franceses con muebles originales, peruanos con muebles criollos y coloniales. Lo que me importa es que, cualquiera sea el estilo, todo quede perfecto: cada detalle, cada pieza”.

Bajo esta premisa nace casa Anconera, un espacio de descanso en el cerro de Ancón. Para su creación, Grimberg contactó con el estudio 51-1, quienes contaron con Hernán Mendivil como constructor, logrando resolver detalles complejos para brindar una proeza que en 2023 llegó a ser portada de la revista CASAS. Recientemente, la propiedad fue adquirida por un empresario de medios, confirmando su atractivo y vigencia como proyecto arquitectónico y de diseño.

Casa Anconera Ancón

Casa Anconera fue concebida en 2022 y se construyó sobre el acantilado rocoso de la bahía de Ancón. Foto: Cristóbal Palma

Casa Anconera Ancón

El estudio 51-1 Arquitectos desarrolló la propuesta arquitectónica con la premisa de que la vista y la naturaleza debían ser las verdaderas protagonistas del espacio.

Alma natural

“La casa está pensada para usarse durante todo el año como un refugio relajante. El encargo incluyó que yo escogiera a los arquitectos, así que contacté al estudio 51-1 Arquitectos», cuenta la diseñadora al rememorar el origen del proyecto. La idea de esta vivienda en un terreno tan complicado fue que no pareciera un edificio, según explicaron representantes del estudio. «Queríamos que el protagonista sea el paisaje, no la casa».  

Casa Anconera Ancón

Planteando su diseño como una gran instalación en la que convergen arte, mueblería, antigüedades y vegetación, Kathy Grimberg consiguió combinar lujo y relajo en este hogar frente al océano.

Casa Anconera Ancón

La residencia incluye siete dormitorios para la familia y espacios sociales extensos.

Mimetización con el hábitat

Parte de la premisa y la estrategia para conseguirlo fue trabajar con materiales naturales, procurando respetar sus texturas, de forma que los límites entre la casa y el paisaje se difuminaran. En la terraza, por ejemplo, la piedra elegida para la piscina parece perderse en el azul del océano que tiene delante. Asimismo, para aportar mayor calidez, algunas paredes y techos fueron cubiertos con celosías de madera oscura.

Y por supuesto, en cada rincón: plantas. Quizá su presencia sea uno de los elementos más llamativos de la vivienda, no solo por el volumen de las jardineras o las incontables macetas que pueblan las áreas sociales, sino además por la excéntrica ubicación de esta presencia vegetal.

Un jacuzzi escondido entre hojas verdes o, también, conforme nos aproximamos al piso superior, plantas que caen sobre nuestros hombros –una marca lúdica que Grimberg ha materializado en otros proyectos anteriormente–, logran que aquella mímesis entre edificación y naturaleza sea casi literal.

Casa Anconera Ancón

La construcción ocupa seis niveles diferenciados por lógica espacial y formal bajo la premisa de ser un espacio diferente a un edificio.

Casa Anconera Ancón

Las viviendas clásicas de Ancón sirvieron como referencia estilística, según explicaron los arquitectos de 51-1.

Sin arte no hay refugio

La última capa es el arte que viste la casa: obras de Armando Williams, María Alejandra Lozano y Ryan Brown, o el gran cuadro shipibo en la cabecera del comedor componen la extraordinaria colección. El complemento pop son los grandes pósteres del siglo pasado que guían el recorrido, como aquel de la película “Island of Love”, estrenada en 1963.

En la mueblería también hay importantes nombres encarnados. Solo por mencionar algunos: la barra mosaico del bar, hecha por el joven artista peruano Renzo Pittaluga; una silla con el clásico diseño del arquitecto germano-estadounidense Ludwig Mies van der Rohe; un bar-aparador que décadas atrás fue parte del desaparecido hotel Crillón, y un sofá tapizado con tela pintada a mano por la cubana Quisqueya Henríquez. Además, encontramos dos mesas de los años cincuenta, una de pepelma y otra hallada en un mercado de pulgas en París. 

Casa Anconera Ancón

Una escalera piranesiana conecta el acceso y dormitorio principal con la sala, comedor y cocina.

El nivel social incluye bar, terraza y piscina en voladizo con efecto infinity sobre la bahía.

La diseñadora logra expresarlo claramente: “Soy arriesgada; me gusta el color y la alegría. Para romper espacios rígidos, uso muebles curvos y siempre mezclo formas y materiales. Nada es casualidad. Todo conversa de alguna manera. Me encantan las piezas controversiales que dan de qué hablar”.

Aunque, a su vez, su pericia le permite configurar espacios más neutros, pensados con énfasis para el relajo. Así, en los dormitorios, reinan visiblemente el minimalismo, la paleta monocromática y los tonos claros, decisiones que contrastan con el estilo más recargado del primer piso y que cumplen una función muy clara: depositar sobre el habitante la tranquilidad hipnótica de la costa. 

Casa Anconera Ancón

La porosidad de los materiales nobles y su coloración natural son las bases con las que conversan los elementos decorativos, usualmente de tonos más encendidos. Las plantas, la madera, el concreto y la piedra, por su parte, amarran el concepto de cada espacio, por lo demás, recargado y ecléctico.

Casa Anconera Ancón

La casa fue portada de la revista CASAS en 2023 y cuenta con una serie de pilares integrados a la naturaleza. Foto: Cristóbal Palma

“Como dijo Le Corbusier, la casa debe ser el estuche de la vida, la máquina para habitar”, sentencia Grimberg, y agrega que parte de su motivación como diseñadora es la oportunidad de regalar a sus clientes un hermoso lugar donde vivir, rodeados de objetos estimulantes y siempre priorizando la comodidad.

Sobre las particularidades estéticas de sus proyectos, insiste: ella se adapta a cualquier gusto, pero siempre enfatizando en una mirada a largo plazo. “Mi idea es tratar de armar espacios atemporales. Las tendencias desaparecen; el estilo, en cambio, es eterno”, concluye, en una más que pertinente cita a Yves SaintLaurent.

El viento y la vegetación de jardineras integrarán progresivamente la casa al paisaje natural.

La íntima relación con la naturaleza se hace patente principalmente en la privilegiada vista del mar peruano

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