Llevo más de tres años en mi trabajo actual y me encanta. Me apasiona y estoy super motivada porque cada día lo encuentro más gratificante. Además, algunos de mis colegas se han vuelto mis mejores amigos (una de ellas es madrina de mi hija y otro fue testigo de mi matrimonio). Pero hace dos meses me cambiaron de jefe y este se ha vuelto un verdadero dolor de cabeza. Si me habla es para criticar mi trabajo, rechazar mis ideas o para pedir updates constantes sobre mis proyectos. Es un completo micromanager y no puedo superar la sensación de que me odia. No quiero dejar la empresa, pero no puedo más con el estrés y toxicidad que este me genera. ¿Hay algo que pueda hacer, aparte de renunciar?
A ver, ¡un jefe no siempre te va a echar flores! Al fin y al cabo, su trabajo consiste en asegurarse de que se alcancen los objetivos y metas de la empresa mientras guía tu desarrollo profesional mediante crítica constructiva. Pero aferrarte a un trabajo tóxico es de lo peor que puedes hacerte, ya que no sólo te impide desarrollarte sino que te desgasta emocionalmente y destruye la confianza en ti misma, es una especie de relación tóxica.
Antes que nada, es importante que internalices que el estilo de gestión de tu nuevo jefe no tiene nada que ver contigo y su forma de trabajar no es más que una extensión de sus propias inseguridades y de cómo las proyecta en sus subordinados. Y es que, cuando se trata de «líderes» que microgestionan a sus equipos, sus dificultades para delegar tareas y confiar en sus empleados son el simple reflejo de sus precarias habilidades de liderazgo y de gestión. El micromanagement es el resultado de su lucha contra sus propios problemas de inseguridad o ansiedad, y por ende su forma de sentirse más seguros en su papel de líderes (una vez tuve un jefe que, un viernes 6pm antes de salir de la oficina, me hizo regresar a mi sitio para prender nuevamente la computadora y enseñarle lo que había hecho en el día: ¡denigrante e innecesario!).
En tu caso, es probable que tu jefe se sienta ansioso por ser nuevo en la empresa y que su presión por cumplir con los nuevos objetivos se exprese en forma de pedirte updates todo el tiempo o desconfiar de tus ideas. En primer lugar, te animo a que te pongas en sus zapatos y pienses por lo que puede estar pasando en su nuevo trabajo y que quizá esté teniendo mucha presión externa y le esté costando adaptarse. Esto te va a permitir tener más empatía (lo primero que perdemos cuando estamos nerviosos y tensos). Queda muy claro que pensamientos como «detesta todas mis ideas, así que debe odiarme» solo van a causar que la pases mal ni bien pones un pie la oficina, por lo que tiene todo el sentido del mundo que su estilo de liderazgo te esté estresando. Una forma de liberarte de parte de esa toxicidad es no tomárselo personal y pasar de «me tiene cólera» a «su forma de dirigir a la gente no tiene nada que ver con mis capacidades«. Enfocarte en presentar resultados y dar el 100% en tu trabajo va a ser una buena táctica para medir si el aumento de tu productividad genera cambios en su actitud hacia ti.
En segundo lugar, trata de hablar con él y expresarle tus preocupaciones de manera respetuosa, clara y evitando la confrontación. No tienen que ser amigos, pero si es obligación de ambos comportarse de forma profesional, así que pídele una reunión para hablar sobre tus objetivos y cómo pueden trabajar juntos para alcanzarlos. Ayuda mucho incluir preguntas abiertas trasladando a él la responsabilidad de explicar sus necesidades y abordar su comportamiento. Por ejemplo, «me gustaría entender por qué prefieres que te reporte de esta manera» o «me doy cuenta de que cuando te propongo ciertas ideas no estás de acuerdo con ellas» seguido de ¿Tienes algún comentario sobre lo que puedo hacer de otra manera?
Puede que no te de información útil, pero su mera respuesta te servirá de guía para orientar tu relación laboral, ya que probablemente esté acostumbrado al micromanagement y no sea necesariamente un ataque personal.
La solución no va a llegar de la noche a la mañana y vas a necesitar fuerza y valor para ocuparte de este micromanaging. Asegúrate de explicarle cómo su comportamiento está afectando tu trabajo y tu bienestar emocional, y trata de ser específica en cuanto a las acciones que te gustaría que tu jefe tomase para mejorar la situación. Por ejemplo, podrías decirle que necesitas más autonomía en tus proyectos o recibir retroalimentación más constructiva.
Si no logras llegar a un acuerdo o sientes que él no está dispuesto a cambiar su actitud, considera hablar con alguien en recursos humanos o con un mentor en la empresa para obtener orientación y apoyo. Me pregunto ¿existe la posibilidad de que te recoloquen en otro equipo dentro de la misma empresa?
Como es un entorno que no quieres dejar, intenta no reducir toda tu experiencia laboral a esta persona. Dicho de otro modo, quítale poder a las acciones de tu jefe y trata de canalizarlo hacia los amigos, colegas y equipo que valoras tanto y con quien tienes una relación sana.
Y finalmente, si nada de esto te lleva a ninguna parte y la situación con tu jefe es demasiado difícil de soportar, puede que sea el momento de pensar en explorar nuevas oportunidades, ya que, sin duda, esto acabará comiéndote la moral. Que quede claro, las personas no dejan los malos trabajos. Las personas se van por malos jefes y por un pobre equipo directivo que no puede apreciar su valor. Y te puedo decir, que en mi caso, mi mejor experiencia laboral no fue donde más me pagaron, sino donde mejor me trataron.
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