El destacado escritor, dramaturgo e investigador de historia, Herbert Morote, habla sobre su nuevo libro, “Pinceladas sobre mi padre”, obra en la cual reflexiona sobre su padre, un honrado y noble ayacuchano, oficial de la Guardia Civil que miraba la vida con optimismo. 

Por Walter Chunga

Herbert Morote recurre a sus memorias para retratar a su padre a través de los años. El libro lleva como subtítulo: “¿Se puede ser feliz? Todo depende”, y en él, el escritor también invita a tomar una reflexión sobre la posibilidad de ser felices a pesar de situaciones complicadas que se pueden presentar en el camino de la vida.

Este libro es un homenaje y también una forma de poner en valor las tradiciones de la sierra peruana, el quechua y el esfuerzo de los padres por sacar adelante a los hijos.

Herbert Morote

Herbert Morote en el día de la presentación de su libro en la librería El Virrey.

Cuénteme un poco más sobre usted. Empezó estudiando economía y trabajó en algunas empresas relacionadas a la profesión que estudió. En ese sentido, cómo hace ese giro a interesarse por la investigación histórica y la literatura.

Bueno, realmente yo siempre quise escribir. Cuando terminé el colegio tenía el interés de seguir literatura, de hecho me inscribí en economía y letras a la misma vez pero mi padre me dijo: “Mira oye, de escribir te vas a morir de hambre, aquí en el Perú nadie vive de las letras. Tú primero maneja tu economía, trata de hacer un capital como para que puedas sobrevivir. Después, cuando más o menos tengas establecida una base económica, dedícate a lo que quieras. A la filosofía, al deporte, a lo que tú quieras, pero por ahora, estás en un momento donde tienes que tener cierta estabilidad económica que yo no te la puedo dar”. Si mi padre hubiera sido multimillonario, yo hubiera sido escritor desde el día que nací, me hubiera gustado mucho.

Precisamente, el tema de la investigación histórica, me imagino que nace de ese interés por el mismo hecho que vivió en su familia y que relata en el libro. ¿Cómo se interesó en contar la historia de su padre y hacer este libro?

 Yo ya había escrito otros libros de historia y aunque yo nací en Pimentel de casualidad porque mi padre era de la Guardia Civil, yo me siento ayacuchano como mi padre. Entonces, mi familia es de Ayacucho y mi padre, él siempre hablaba de Ayacucho, cantaba canciones ayacuchanas. En mi casa hablaba con su abuelo paterno y con su abuela materna quechua todo el tiempo. Con su primo, Efraín Morote Best, que fue rector de la universidad de Huamanga, hablaban quechua. Cuando se jubilaron los dos, Efraín y mi padre, se fueron a vivir a Chaclacayo, no era Ayacucho pero más o menos era sierra y vivían y hablaban quechua entre ellos, la familia hablaba quechua, comían platos de por ahí, mi padre cantaba y tocaba guitarra, como todos los ayacuchanos tocan guitarra. Yo no conozco ningún ayacuchano que no cante o no toque la guitarra. La música siempre ha sido parte de la familia. Entonces, me he sentido ayacuchano.

Creo que al contar la historia de mi padre estoy contando la historia de muchas familias peruanas provincianas que se sienten un poco discriminadas por su acento o por cualquier otra cosa cuando vienen a Lima.

¿Esta historia es cien por ciento real o hay toques de ficción?

 La memoria siempre tiene un poco de ficción porque a través de los años nosotros nos acordamos de algunas cosas y nos olvidamos de otras. La historia misma, los historiadores son más ficción que nada. Mi libro son pinceladas y la memoria se va deteriorando y ajustando, pero son las cosas que en mi familia comentábamos. Como pongo ahí, no es una biografía, ni es una autobiografía, son pinceladas, trato de hacer el retrato a mi padre.

Herbert Morote

Libro “Pinceladas sobre mi padre”.

¿Cuánto tiempo le tomó escribir el libro?

Escribí el libro hace unos 20 años y era mucho más amplio, después lo fui dejando atrás. Me sentía relativamente joven, pero hubo una edad donde me dije: “Herbert, apúrate muchacho porque la parca se acerca, es momento de sacarlo”,  y cambié un poquito el tono, como habrás visto no hablé en primera persona sino en segunda persona, en singular, en el tú, como si yo me estuviese viendo en un retrato. De esa manera, me salteo un poco del yo, del personalismo.

¿Qué fue lo más difícil de escribir el libro?

Lo más difícil de escribir el libro posiblemente es hablar sobre mi madre, porque no he querido alejarla del libro. En el libro aparece mi madre, es una persona que gracias a ella hemos salido nosotros adelante, porque mi padre era muy buena persona, pero como era un capitán de la Guardia Civil con 5 hijos y honrado, hemos tenido nuestras estrecheces económicas. Entonces, mi madre manejaba el presupuesto, mi madre nos empujaba a estudiar día a día. Gracias a ella, mi hermano fue un neurocirujano muy bueno; tiene un auditorio en el hospital Rebagliati al que le han puesto su nombre. Mis hermanas son contadoras públicas, en fin. Hemos salido adelante porque mi madre decidió ya no acompañar a mi padre en un momento en que lo destacaban de un lado a otro. Entonces, en un momento mi madre dijo: “Me voy a quedar en Lima para controlar a mis hijos y ayudarlos en la universidad”.

¿Qué tan difícil resultó indagar? Me imagino que hablar con la familia sobre sucesos que pasaron fue complicado, ¿o estos temas en su familia que se hablaban de manera natural?

Yo no hice ninguna investigación de nadie, ni consulté ningún libro, ni una bibliografía en donde hubiera podido buscar los archivos de la Guardia Civil. Son memorias de la familia, cuando nos sentábamos a recordar nuestro pasado, no son siempre ciertas porque uno va distorsionando.

Cuando uno va leyendo el libro se va introduciendo en hechos históricos de la época.

Claro, porque son hechos. Comienza el libro contando la historia de mi padre como, a través de una revolución, el general Antonio Rodríguez falleció prácticamente en brazos de mi padre, porque hizo la revolución y al día siguiente tenía que cantar el Himno Nacional en el Palacio de Gobierno y sale un mayor de la policía de un metro noventa, agarra un mosquetón y le dispara.

Morote

Herbert Morote es un escritor, ensayista y dramaturgo. Entre sus obras más resaltantes están Todos contra la verdad, Bolívar, libertador y enemigo número 1 del Perú, Pero, ¿Tiene el Perú Salvación?

¿Es el libro “Pinceladas sobre mi padre” un homenaje para su progenitor?

Sin duda, es un homenaje para mi padre pero también quiero homenajear a muchos padres de familia que no han sido reconocidos ni en la literatura, ni en la vida. Muchas veces no reconocemos el sacrificio que hacen los padres de familia para mantener a la familia. Llegan cansadísimos, toman el autobús, tienen que pelear en el tráfico, el trabajo, les pagan mal, los tratan mal, regresan a su casa. Hay que tratar a los padres con mucha más consideración. Yo creo que es un homenaje a los padres en general, no solamente al mío.

¿Qué significa su padre en su vida?

Mi padre me ha enseñado a tener felicidad. La felicidad es una forma de resistir. Hay que tener momentos de tranquilidad, de música. El vivir con ganas, el comerse un cevichito con gusto, que no te deprima la política, que no te llegue a amargar tanto. Tienes que tener momentos de tranquilidad. Mi padre nunca se quejó de nada. Ni de política, ni de su jefe, ni de nada porque la vida es así. Eso me ha enseñado.

¿Qué le podemos decir a los lectores para que se puedan interesar en leer este gran libro?

Yo creo que a los lectores les voy a decir que leyendo el libro van a encontrar muchas cosas paralelas en su vida y que la historia de mi padre es la historia de un provinciano modesto y trabajador que nos ha enseñado a vivir, a vivir en paz y con felicidad, que no ha sido agobiado por la vida.

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