Se han añadido seis inmuebles y ambientes monumentales, entre ellos la iglesia y monasterio de Santa Rosa de Santa María, edificado en el lugar en el que murió la santa limeña. La extensión de los límites se logró gracias a una gestión que Prolima inició hace cinco años.
Por Jaro Adrianzén
En 1972, el Estado del Perú declaró al Centro Histórico de Lima Patrimonio Cultural de la Nación. Y años más tarde, en 1991, la Unesco, en sintonía con los valores históricos, arquitectónicos y culturales de esta área en la ciudad, inscribió una parte sustancial de su extensión como Patrimonio Mundial.
Fue desde entonces que se inició el largo camino para su necesaria recuperación, cimentado por decisiones como la elaboración y aprobación del Plan Maestro para el Centro Histórico de Lima, allá por el 2019. Y, de manera consecuente, por un proceso ejecutivo que se ha llevado a cabo durante tres gestiones municipales, con una serie de obras tangibles entregadas a la ciudad.
Sin embargo, la decisión de 1991 dejó a un conjunto de ambientes e inmuebles de gran valor cultural fuera de los límites del área protegida nacional e internacionalmente por la Unesco. Fue a raíz de aquello que la Municipalidad de Lima, a través de Prolima, inició hace cinco años la elaboración de un expediente que solicitara su inclusión, sustentando su relevancia histórica y cultural para comprender la naturaleza de la capital peruana.
El esfuerzo e iniciativa municipales se cristalizaron el pasado 20 de septiembre cuando el Comité del Patrimonio Mundial de la Unesco, durante su sesión 45°, aprobó integrar seis nuevos inmuebles y ambientes del Centro Histórico de Lima al área inscrita como Patrimonio Mundial. Una decisión que, a su vez, tiene como sustento el sucesivo proceso de recuperación del cual el CHL es protagonista desde hace casi cuatro años.
Los inmuebles y espacios añadidos al área declarada Patrimonio Mundial son la Casa Prado, el Hospital de San Bartolomé y el Conjunto religioso de Santa Rosa de Santa María, edificado durante el siglo XVII en el lugar donde falleció la santa limeña en agosto de 1617. Este último ambiente, además, incluye al antiguo monasterio de la Santísima Concepción, ubicado en el cruce de la avenida Abancay y el jirón Huallaga.
También se integraron al área de Patrimonio Mundial la Quinta y Molino de Presa, una emblemática edificación del siglo XVIII situada en el Rímac; y la Iglesia y Monasterio de Nuestra Señora del Prado y la antigua reducción indígena de Santiago Apóstol del Cercado, estas dos últimas ubicadas en Barrios Altos.
Actualmente, Prolima viene restaurando las fachadas de los templos de Nuestra Señora del Prado y Santiago Apóstol del Cercado, que se sumarán a las otras cinco fachadas de templos religiosos ya restauradas en el Centro Histórico. Respecto al resto de inmuebles y espacios añadidos, la Municipalidad de Lima ya inició las gestiones para su próxima restauración.
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