Luego de la sorpresiva abdicación de la reina Margarita II de Dinamarca, Federico X se convirtió en el nuevo rey de los daneses en una ceremonia que quedará para la historia y que marca el comienzo de una nueva era real.
Por Gabriela Peña
Con un discurso que tuvo lugar mientras el resto del mundo celebraba la llegada del 2024 , la reina Margarita II de Dinamarca anunció su abdicación, marcando el fin de una era y abriendo paso a la llegada de su hijo, Federico X, al trono. Este inusual acontecimiento ha conmocionado a la nación danesa, que se encontraba acostumbrada a la estabilidad y continuidad de su monarquía.
Y es que, según Amadeo-Martín Rey y Cabieses, doctor en Historia, “este hecho, el de la abdicación de un monarca, no ha sido tradicionalmente el modo habitual de finalizar un reinado. Naturalmente, tenemos antecedentes en toda Europa, pero son pocos, aunque cada vez se muestra más frecuente este fenómeno”.
En los Países Bajos abdicaron sus tres últimas reinas, Guillermina, Juliana y Beatriz. En Luxemburgo, el gran duque Juan; en Bélgica, el rey Alberto II; en España, el rey Don Juan Carlos I; en el Reino Unido, el rey Eduardo VIII, y hasta en la Santa Sede, el Papa Benedicto XVI. Quizás la reina escandinava abdicativa más famosa fue
Cristina de Suecia. La mayoría de monarcas permanecen en el trono hasta el último de sus días.
No lo ha decidido así Margarita II, quien anunció el pasado 31 de diciembre que abdicaría y cedería el trono al entonces príncipe Federico. “He decidido que ahora es el momento adecuado. El 14 de enero de 2024 –52 años después de seguir a mi amado padre– daré un paso atrás como la reina de Dinamarca. Le dejo el trono a mi hijo, el príncipe heredero Federico”, sostuvo la soberana como parte de su discurso de Año Nuevo.
Margarita II: Más de medio siglo de reinado
El 14 de enero de 1972, exactamente catorce días después del fallecimiento de su padre, el rey Federico IX, Margarita ascendió al trono danés gracias a la nueva Ley de Sucesión, en la que se aprobó que las descendientes mujeres puedan gobernar, que fue aprobada por referéndum en 1953. Un hecho histórico para el país y también para la monarquía, que fue consolidado cuando Margarita II de Dinamarca saludó a los ciudadanos desde el balcón del Palacio de Christiansborg, acompañada de su esposo el príncipe Henrik de Laborde de Monpezat (1934-2018).
Desde entonces, es una figura reverenciada y respetada por todos los royals y sobre todo por la sociedad danesa, considerada como un símbolo de estabilidad en tiempos de cambio. Durante sus décadas en el trono, ha sido testigo de cambios significativos en la sociedad y política del país escandinavo. Su papel ha sido clave en la consolidación de la monarquía como una institución relevante en el siglo XXI.
Por ello, sorprendió a todos su decisión de abdicar que, según la propia Margarita, se debe a la operación de espalda a la que se sometió en febrero pasado que también “me hizo pensar en el futuro, si había llegado el momento de dejar la responsabilidad a la siguiente generación”.
La firma de la abdicación
El domingo 14 de enero de 2024, la reina Margarita viajó por última vez en carruaje como soberana por las calles de Copenhague para dirigirse desde el Palacio de Christian IX, en Amalienborg, hasta el de Christiansborg. Minutos después se realizó el Consejo de Estado, formado por el cuerpo de asesores del monarca con funciones ceremoniales que ha presidido por última vez y en el que estaban presentes todos los miembros del gabinete. Margarita II ha rubricado su declaración para inmediatamente después, tras pronunciar sus últimas palabras como monarca, “Dios salve al rey”, levantarse del asiento que hasta hoy estaba reservado para ella, dejando de ser, no solo la monarca del país escandinavo sino la cabeza de la Iglesia Evangélica Luterana de Dinamarca.
Emocionada ha sido testigo de cómo Federico ha firmado su ascensión al trono. Posteriormente, ayudada por su bastón, se retiró del salón. Exactamente, 15 minutos después de llegar a Christiansborg, retornó a su palacio. Ya no en carruaje tirado por caballos, sino en el auto en el que llegaron Federico y su esposa, Mary.
Federico X, el nuevo rey de Dinamarca
La atención del país se centró entonces en Federico X, quien se convirtió en el nuevo monarca danés. Estudió Ciencias Políticas en las universidades de Aarhus y Harvard. Además de trabajar para la ONU, sirvió en la embajada danesa en París y recibió formación militar, alcanzando altos rangos en los tres ejércitos. Ha participado en actividades diplomáticas, culturales y sociales tanto a nivel nacional como internacional.
Federico utilizó un uniforme militar de gala para uno de los días más importantes de su vida. Un aspecto que rompe con las tradicionales coronaciones es que no contó con la presencia de miembros de otras casas reales europeas, ni líderes políticos de otros países.
La ceremonia, tras el Consejo de Estado, fue íntima, con la asistencia de “personas especialmente invitadas”, según la Casa Real de Dinamarca. Esto implica la participación del príncipe Joaquín, hermano menor del
rey quien viajó desde Estados Unidos para estar presente en el evento. No obstante, lo hizo sin compañía, pues
ni sus hijos –a quienes Margarita les retiró el título de príncipe y el tratamiento de Alteza Real a principios de 2023– ni su esposa, la princesa Marie, lo acompañaron. Además de él, Jane Alison, hermana mayor de la reina Mary también asistió al histórico evento. Jane es madrina del príncipe Christian, de 18 años, quien también acompañó a su padre junto a sus hermanos: la princesa Isabella, de 16 y el príncipe Vincent y la princesa Josephine, de 12.
Tras la presentación del nuevo rey por parte de Frederiksen, Federico X pronunció su primer discurso como monarca. En él, solicita “todo el apoyo posible” para emprender su viaje como rey. A su familia, a los daneses, a Dios, pero sobre todo y en primer lugar, “a mi amada esposa”, Mary de Dinamarca, con quien está casado desde 2004. Después de terminar y de recibir una primera ronda de ovaciones en solitario, la reina consorte, vestida de blanco y joyas históricas, lo acompañó en la balconada de Christianborg. Tras notar la muestra de apoyo de Mary, el rey decidió románticamente acercarla a él para finalmente besarla, en medio de fuertes vitoreos que clamaban por la pareja.
Después de vivir una jornada histórica donde los daneses se echaron a las calles de Copenhague para ver a sus nuevos reyes, Federico y Mary de Dinamarca, ofrecieron una cena privada por la noche a la que acudieron miembros de sus familias, incluyendo a la reina Margarita, en su residencia en Amalienborg.
Un día después, el lunes 15, Federico y Mary de Dinamarca, acompañados por el príncipe heredero Christian, la reina Margarita, el príncipe Joaquín, y la princesa Benedicta, han participado en el Parlamento danés de una
celebración por el cambio de trono en el país.
Los que primero hicieron su llegada han sido los príncipes Joaquín y Benedicta, tía de Federico. Tras ellos, la reina Margarita, quien ya por protocolo no es la última en llegar. Finalmente, llegaron Federico y Mary, quienes esta vez lucieron un conjunto en azul marino con sombrero a juego.
Una vez en el interior, el presidente del Parlamento danés, Soren Gade, agradeció en su discurso los años de
servicio de Margarita II. Después, la primera ministra, Mette Frederiksen, ensalzó la figura de la antigua soberana y dio la bienvenida al rey. Esta ha sido la primera vez que la madre del rey se ha colocado detrás de su hijo en la grada. Numerosos aplausos en reconocimiento a Federico de Dinamarca precedieron a una presentación musical a cargo de un coro femenino. Después de esta actuación, la Familia Real se retiró del Parlamento.
Luego, la Familia Real danesa acudió a otra recepción en el Ayuntamiento de Copenhague y dieron finalizada su primera semana de compromisos. El último compromiso tuvo lugar el domingo 21 de enero, cuando los reyes Federico y Mary y la Familia Real participaron en una misa de acción de gracias en la catedral de Aarhus (Jutlandia).
La reacción de la población danesa ante estos eventos ha sido variada. Mientras algunos expresan nostalgia por la salida de la reina Margarita II, otros miran con esperanza hacia el futuro con Federico X.
La tradición y la continuidad que representa la familia real contribuyen a la cohesión nacional y a la identidad danesa. La transición de Margarita II a Federico X refleja la estabilidad de las instituciones y la madurez democrática del país. Ahora, la mirada está puesta en el futuro, con la esperanza de que Federico X continúe el legado de su madre y guíe a Dinamarca hacia el éxito y prosperidad.
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