Desde Nueva York, Lorenza Bernasconi construye una carrera en teatro y cine independiente. Ha protagonizado producciones en el circuito Off-Broadway como «Odd Man Out» y aunque aún es poco conocida en Perú, su talento ya habla por sí solo.
Por Diego Ochoa Acosta
Formada en el colegio San Silvestre de Lima, Lorenza Bernasconi supo desde muy joven que lo suyo era el arte. Aunque es prima de la actriz Alessandra Fuller y fue parte de la misma promoción escolar que Flavia Laos, siempre tuvo claro que quería dedicarse a la actuación, pero recorrer un camino distinto: alejado del foco mediático.

Lorenza nació en Lima, estudió en el colegio San Silvestre y decidió irse a EE.UU. para dedicarse de lleno a la actuación.
Luego de terminar el colegio, se mudó a Estados Unidos para estudiar actuación, y ahora se abre paso en una industria tan competitiva como la del teatro y el cine. Ha protagonizado obras en el circuito Off-Broadway, en montajes experimentales y teatro a oscuras. Su desempeño le ha valido premios como el Broadway World Award y una nominación al Drama Desk Award por su participación en «Odd Man Out». Además, ha incursionado en el cine y forma parte del sindicato de actores estadounidense (Actors’ Equity Association), un reconocimiento clave dentro de su carrera profesional.
Uno de sus hitos recientes fue su participación en «Encanto: The Immersive Experience», una producción de Disney. Sin embargo, acceder a este proyecto no fue fácil: debido a que aún tramita su tarjeta de residencia permanente, tuvo que realizar trámites adicionales y sortear obstáculos burocráticos. Además que está limitada de trabajar con grandes plataformas como Netflix o HBO desde EE.UU.
Si bien sus oportunidades se ven limitadas, eso también significa que está trabajando el doble para solidificar su profesión. En entrevista, nos comenta sobre su experiencia como inmigrante latina en EE.UU., la fama, y su opinión sobre colegas peruanas, como Isabela Merced, Jely Reátegui y Fiorella Pennano.

Además del teatro, ha trabajado con Disney en montajes inmersivos como Encanto: The Immersive Experience.
—Tú y tu prima Alessandra Fuller se dedican a la actuación. ¿Cómo ha sido para ti ver sus inicios y tu propio camino en paralelo?
¡Una locura! Me acuerdo perfecto cuando ella empezó, éramos súper chicas. Alessandra siempre ha tenido un ángel muy especial, es de esas personas llenas de luz y felicidad, algo que sigue manteniendo. En cambio, yo era más seria, más tipo Merlina Addams, con emociones intensas y profundas. Siempre me preguntaba: ¿cómo lo hace? Es bonito ver cómo ha crecido, ahora incluso produce sus propias películas.
—¿Y nunca intentaste empezar en Perú? ¿Cómo fue ese proceso?
Sí, lo intenté. Recuerdo que de niña fui a un casting para un comercial de galletas. Querían que sonriera y jugara con otros niños, y yo era demasiado seria, no conectaba con ese tono. Más adelante, me incliné por el teatro musical, que me encantaba porque podía expresar emociones a través de la música. Empecé en talleres de La Plaza, luego estudié con Raúl Suazo, quien me recomendó Preludio. Hice talleres con Denisse Dibos y ahí encontré a muchos que, hasta hoy, siguen en esto: Verony Centeno, Valentina Saba, Giuliana Muente… gente súper talentosa con quienes compartí desde los 14 años.
—¿Qué te motivó finalmente a irte y estudiar fuera?
Tenía claro que si no lo intentaba, siempre me preguntaría qué hubiera pasado si le daba el 100% a mi vocación. Me preparé como loca para los exámenes y un día llegó una carta de aceptación de la University of the Arts, con media beca. Fue una señal de que sí podía hacerse realidad.

Es parte del sindicato de actores estadounidense (Actors’ Equity Association), un logro clave para artistas extranjeros.
—¿Cómo iniciaste tu carrera profesional allá?
Una vez que llegué, supe que para obtener la visa de artista tenía que trabajar, tener créditos, audicionar sin parar. Mi primer rol protagónico fue en Good Cuban Girls, una obra tipo Gilmore Girls pero cubana. La hicimos primero en Filadelfia y luego la trasladamos a Nueva York. Fue mi primer gran papel y gané el premio Broadway World en 2022 por esa obra.
—¿Qué otros proyectos hiciste después?
Empecé actuando como hija de migrantes en inglés. Muchas de las obras eran estrenos, con dramaturgos nuevos. Curiosamente, me ha tocado varias veces interpretar adolescentes embarazadas. También participé en montajes inmersivos Off-Broadway, como Encanto: The Immersive Experience con Disney, donde empecé haciendo el personaje de Isabela y luego el de Mirabel.
—¿Cómo fue la experiencia de trabajar con Disney?
Al principio fue complicado porque, al no tener nacionalidad estadounidense, Disney dudaba si podría trabajar conmigo. Yo tengo visa de trabajo de artista, que es temporal pero renovable. Después de algunas gestiones, me permitieron entrar al proyecto. Lo increíble fue que Disney como marca es tan potente que no había que buscar público: todos querían entrar. Vinieron desde los Jonas Brothers con sus hijos hasta Katy Perry con Orlando Bloom o Rupert Grint. Fue muy especial.
—¿Odd Man Out fue tu primer proyecto en Broadway?
Sí, fue mi primer proyecto que calificaba oficialmente como Broadway, por el tamaño y ubicación del teatro (The Sheen Center). Empecé en este proyecto hace cinco años, cuando apenas era un prototipo.

Lorenza Bernasconi fue parte del elenco de Odd Man Out, obra que la llevó por primera vez a Broadway.
—¿Te sorprendió poder vivir de la actuación fuera del Perú sin ser una figura famosa?
Muchísimo. Creo que la gente se sorprende cuando escucha “Broadway” o “Disney”, pero lo que más me impresiona es haber podido vivir de la actuación durante seis años sin ser famosa ni comercial. No sabía que eso era posible.
—¿Te interesa la fama?
No, no la necesito. Por ejemplo, en Odd Man Out, actuábamos completamente a oscuras. Nadie sabía quiénes éramos. Era hermoso sentir que lo que conectaba con el público era la historia, no nuestras caras. Eso me encantó. Ahora, claro, si tener más exposición me permite hacer proyectos más grandes y complejos, con mayor presupuesto y tiempo de preparación, bienvenido sea.
—¿Cómo fue enfrentarte a una industria como la de EE.UU. siendo inmigrante?
Ha sido un camino largo. Muchas compañías no saben cómo trabajar con artistas internacionales. Cuando mencionas que estás en el país con una visa, hay confusión. Pero cuando encontré espacios acostumbrados a trabajar con extranjeros, como Odd Man Out, donde el 85% del equipo tiene visas artísticas, sentí que había encontrado mi lugar. Esos ambientes me han permitido crecer muchísimo.

Lorenza Bernasconi junto a sus compañeros de elenco en Los empeños de una casa, la aclamada adaptación off-Broadway del clásico de Sor Juana Inés de la Cruz.
—¿Crees que, por ser una mujer blanca y peruana, algunas personas han cuestionado tu identidad latina por no coincidir con el estereotipo físico que suelen asociar con lo latino?
Sí, constantemente. Como hablo inglés con acento americano, siempre preguntan de dónde soy. Pero estoy muy segura de quién soy: soy peruana y soy latina. Es verdad que ser blanca me ha dado ciertos privilegios, como poder interpretar personajes de otras etnicidades. Hay quienes tienen el look “latino” que Hollywood busca, pero nunca han pisado Latinoamérica.
—¿Te gustaría trabajar en Perú?
Muchísimo. Me encantaría hacer cine o teatro en Perú. Me fascinan las historias latinoamericanas. Hace poco vi Reinas, de Claudia Rey, y me encantó. Hay producciones peruanas que han llegado lejos y podríamos llegar más lejos aún.
—¿Te asusta la exposición mediática que podría implicar volver a trabajar en Perú?
No me asusta. Admiro mucho cómo manejan la exposición personas como Ale Fuller o Flavia Laos, que son parte de mi promoción del colegio. Flavia, por ejemplo, está muy expuesta y la prensa la sigue a todos lados. A mí me interesa más que se hable del arte que uno hace, de los proyectos, de las películas, del trabajo en sí.
—¿Qué opinas de la exitosa carrera que está teniendo la peruana Isabela Merced en Hollywood?
Es una capa. Ha construido su carrera poco a poco, haciendo mucho cine independiente antes de llegar a proyectos grandes como Superman o The Last of Us. Me encanta que sea orgullosamente peruana y que mantenga su conexión con el país. Me parece admirable que sea tan libre y tan segura de sí misma.
—¿Alguna vez has vivido alguna situación racista en tu entorno laboral?
No. Tengo el privilegio de que nadie me “lee” como inmigrante a primera vista. Pero una vez que sale el tema, sí hay cierta incomodidad o desinformación. En general, cada artista internacional ha tenido que pasar por un proceso largo para justificar su presencia acá. La última vez, mi solicitud de visa tenía 750 páginas.
—¿Qué actores o actrices peruanas de tu generación admiras?
Muchísimos. Me cuesta elegir. Admiro mucho a Jely Reátegui, que hizo teatro por años y ahora tiene una carrera grande. A Fiorella Pennano, que fue referente para mí cuando se fue a estudiar fuera. Y a Veroni Centeno, con quien hice una clase de teatro cuando éramos chicas. Me impactó su nivel desde entonces, siempre trabajando, siempre comprometida con su arte. Hay mucha gente haciendo cosas geniales.

Fue nominada como Mejor Actriz de Reparto por su actuación en el corto Edo, presentado en el New York Film Festival.
—¿Y más recientemente?
A raíz de Odd Man Out, nos nominaron a un Drama Desk Award como elenco, y ganamos el Off-Broadway Alliance Award, que es un premio importante dentro del circuito de teatro en Nueva York. La temporada de premios sigue moviéndose, así que veremos qué más sucede, pero ese fue el último reconocimiento grande.
—¿En qué etapa de tu carrera te sientes ahora y hacia dónde te gustaría ir?
Ahora soy parte de la Actors’ Equity Association, el sindicato de actores en Estados Unidos, lo cual me permite acceder a oportunidades más grandes. No quiero quedarme en un solo círculo, quiero expandirme. Me encantaría hacer cine internacional o independiente, especialmente proyectos que tengan proyección en festivales.
Mi sueño sería participar en una película peruana con un personaje potente, con el presupuesto suficiente para hacerle justicia, y que tenga una ruta festivalera fuerte, incluso en Latinoamérica.
—¿Cómo ha sido el proceso para tramitar tu green card y qué rol juega tu trayectoria artística en ese camino?
Sí, estoy tramitando la green card. Es un proceso largo, donde uno debe presentar un archivo detallado con toda su trayectoria: premios, críticas, entrevistas, participación en festivales… Es como armar un portafolio muy robusto para demostrar que mereces quedarte. Incluso he participado como jurado en festivales de cine peruano aquí en Nueva York, porque ese tipo de roles también ayudan a reforzar el perfil profesional ante Migraciones.
—¿Entonces hoy no puedes trabajar con plataformas grandes?
No puedo trabajar con marcas o productoras muy grandes en EE.UU. todavía. Pero estoy en proceso de resolverlo. Con Broadway todo funciona súper bien. El problema viene con productoras grandes de cine o televisión. Por ejemplo, FX (que en Perú es Star+) no tiene problema, pero Netflix, HBO o Disney sí. A veces, si filman en Canadá o Inglaterra, pueden pedir permisos de trabajo específicos para cada actor, y ahí sí entro.
—¿Esa es tu estrategia actual?
Sí, buscar proyectos grandes que se filmen fuera de EE.UU., donde puedan gestionarse esos permisos. Es todo un engranaje que tiene que encajar bien, pero hacia eso voy.
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