Aprobado por el gobierno italiano, el megaproyecto finalmente conectará al país desde la isla de Sicilia hasta el sur de Italia. Se estima que costará más de 13.500 millones de euros y estará listo en 2033.

Por Redacción COSAS

Italia acaba de aprobar la construcción del que será el puente colgante más largo del mundo. Con 3.300 metros de longitud, la estructura unirá la isla de Sicilia con la región de Calabria, al sur del país, y marcará un hito en la ingeniería global.

El proyecto, que demandará una inversión superior a los 13.500 millones de euros, recibió luz verde del Comité Interministerial para la Planificación Económica y el Desarrollo Sostenible (Cipess), tras analizar la propuesta técnica y financiera del Ministerio de Infraestructuras y las empresas a cargo.

El ministro Matteo Salvini, también viceprimer ministro, anunció que las obras podrían comenzar entre septiembre y octubre, una vez obtenida la aprobación final del Tribunal de Cuentas. Según dijo, se trata de una infraestructura “sin precedentes” que impulsará el desarrollo económico del sur de Italia, una de las zonas más postergadas del país.

Tendrá más de 60 metros de ancho y una altura de 72 metros sobre el nivel del mar.

El puente que finalmente unirá Italia

El puente estará sostenido por dos torres de 399 metros de alto, una en cada orilla del estrecho de Mesina, unidas por cuatro cables principales. Tendrá un ancho de 60,4 metros y una altura de 72 metros sobre el nivel del mar, permitiendo el paso de embarcaciones de gran calado.

Contará con tres carriles por sentido para autos, dos vías de tren y dos carriles de emergencia. Se estima que una vez finalizado —entre 2032 y 2033— podrá transportar hasta 6.000 vehículos por hora y 200 trenes al día, reduciendo el cruce actual de más de dos horas en ferry a solo 15 minutos por carretera o 10 por tren.

La conexión entre Sicilia y la península italiana ha sido una aspiración histórica. Ya en 1971 se hablaba de la necesidad de un puente. Silvio Berlusconi lo impulsó durante su gobierno, pero nunca se concretó. Ahora, el Ejecutivo de Giorgia Meloni ha retomado el plan con una nueva perspectiva: considera que se trata de una obra estratégica, no solo para el transporte, sino también para la seguridad nacional, en línea con los compromisos de Italia con la OTAN.

El puente tendrá una capacidad máxima de hasta 6.000 vehículos por hora y 200 trenes al día.

El proyecto movilizará más de 23.000 millones de euros en inversiones totales y generará unos 120 mil puestos de trabajo. La ejecución estará a cargo del consorcio Eurolink, liderado por la italiana Webuild y compuesto por 235 empresas de distintos países, incluyendo la española Sacyr, con un 22,4 % de participación.

Sin embargo, hay resistencia. Diversas asociaciones medioambientales advierten sobre los posibles daños al ecosistema marino del estrecho de Mesina, y organismos anticorrupción han alertado sobre el riesgo de infiltración de mafias locales como la ‘Ndrangheta en Calabria y la Cosa Nostra en Sicilia. En la ciudad de Messina, donde se ubicarán las estructuras principales, algunos vecinos se oponen al proyecto por las demoliciones y reubicaciones que implicará.

Pese a las controversias, el gobierno lo considera un proyecto de “interés nacional” y un paso decisivo para integrar las regiones del sur a las redes de transporte europeas.

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