El autor de El ascenso y la caída de la Casa de York, afirma haber entrevistado a más de 3.000 fuentes para documentar prácticas íntimas, relaciones controvertidas y presuntas maniobras de silencio que, la monarquía habría intentado frenar con amenazas legales
Por: Redacción COSAS
El príncipe Andrés, hermano menor del rey Carlos III, vuelve a estar en el centro de la polémica por las revelaciones incluidas en El ascenso y la caída de la Casa de York, obra del escritor británico Andrew Lownie y que la Casa Real intentó frenar. El libro recoge cientos de entrevistas y describe al duque de York como un hombre de “gran pasión por el sexo” y de trato “profundamente desagradable” hacia el personal, con una larga lista de excesos y actitudes que, según las fuentes, dañaron su reputación y la de la monarquía.

Según un allegado, “el sexo es su gran pasión; viajar como embajador comercial del Reino Unido y cumplir con otros deberes reales le permite conocer a mujeres hermosas y aprovecha esa oportunidad al máximo”.
Acoso y abusos de poder
Su relación con el personal aparece marcada por el desprecio. Colin Burgess, antiguo escudero de la Reina Madre, lo definió como «un hombre profundamente desagradable». Un trabajador recordó que le gritó: «¡Tú, envuelve eso!» mientras señalaba un objeto. Wendy Berry, exama de llaves, detalló que sus hábitos de soltero incluían dejar «pañuelos arrugados y sucios esparcidos alrededor de la cama» para que las criadas los recogieran.
Emma Gruenbaum, masajista, declaró que el duque «no paraba de hablar de sexo anal… Fue un incordio sexual constante desde el principio». Una fuente cercana afirmó que «cuanto más corta la falda, mejor» y que sus asistentes llegaban a invitar a bailarinas o modelos directamente a sus estancias.

El duque, captado en 2011 besando a una mujer en el mar frente a Córcega, nunca recibió sanción alguna, lo que —según Andrew Lownie— le permite actuar con total libertad.
El libro también recoge comportamientos humillantes hacia invitados, como bajar la cremallera del vestido de una presentadora en público, o empujar el rostro de una comensal dentro de un plato. Una dama de la alta sociedad británica llegó a decir: «Es fácilmente el hombre más grosero que he conocido».
Su amistad con Jeffrey Epstein
El mayor escándalo que empañó la imagen del príncipe Andrés es su estrecha amistad con Jeffrey Epstein, el financiero estadounidense condenado en 2008 por delitos sexuales contra menores y posteriormente acusado de dirigir una red de tráfico sexual internacional.
Andrés fue fotografiado en diversas ocasiones con Epstein, incluso después de que este cumpliera condena, lo que levantó críticas sobre su criterio y sus relaciones personales. El hecho de que el príncipe se quedara en la mansión de Epstein en Nueva York en 2010, tras su liberación, alimentó sospechas y dañó gravemente su reputación.

El príncipe Andrés recibió diversas críticas desde hace muchos años por su amistad con Jeffrey Epstein.
El fallecido Jeffrey Epstein lo describió como «la única persona que conozco más obsesionada con la vagina que yo» y lo calificó de «adicto sexual empedernido». Según el periodista Ian Halperin, «se ha acostado con estrellas del porno, actrices, modelos, deportistas, políticas y camareras de clubes». Una modelo relató: «No tenía límites. Me dijo que tenía un matrimonio abierto con su esposa… Sentí que me utilizó unos días para poder vivir sus fantasías más salvajes».
Virginia Giuffre (antes Virginia Roberts) declaró que fue obligada por Epstein y su socia Ghislaine Maxwell a mantener relaciones sexuales con el príncipe Andrés en tres ocasiones cuando tenía 17 años. Virginia afirmó que uno de esos encuentros tuvo lugar en Londres, otro en la mansión de Epstein en Nueva York y otro en su isla privada en el Caribe. Aunque el príncipe Andrés negó rotundamente las acusaciones, una fotografía en la que aparece abrazando a Giuffre junto a Maxwell en Londres se convirtió en una prueba emblemática del caso.

El duque de York fue denunciado por la agresión sexual a Virginia Giuffre, entonces menor de edad, caso que cerró mediante un acuerdo extrajudicial millonario.
En enero de 2022, el príncipe Andrés llegó a un acuerdo extrajudicial con Giuffre para evitar un juicio civil en Estados Unidos. Aunque no admitió culpabilidad, aceptó pagar una suma no revelada (medios estiman entre 10 y 15 millones de dólares) y expresó su apoyo a las víctimas de abusos sexuales. El pacto incluyó un compromiso de Giuffre de retirar la demanda y no perseguir más acciones legales contra él.
La controversia forzó a Andrés a “retirarse de la vida pública” con la aprobación de la reina Isabel II. En enero de 2022, fue despojado de sus títulos militares honoríficos y dejó de usar el título de “Su Alteza Real” en actos oficiales. Aunque sigue siendo duque de York, su papel dentro de la familia real es actualmente nulo.
Obstáculos y presiones
El autor señaló que el personal de la realeza “tiene que firmar acuerdos de confidencialidad, la realeza no está totalmente sujeta a la Ley de Libertad de Información y hay límites estrictos sobre las preguntas que los parlamentarios pueden hacer sobre ellos en el Parlamento”. También relató que recibió “cartas que me amenazaban con demandarme, incluso antes de que se viera una sola palabra del manuscrito. Gente encantadora”.

El príncipe Andrés y Sarah, duquesa de York, contrajeron matrimonio el 23 de julio de 1986.
Lownie afirma que su investigación documenta desde “los peculiares hábitos sexuales del príncipe Andrés” hasta “la amistad de Sarah Ferguson con el pedófilo convicto Jeffrey Epstein”.

Andrew Lownie, historiador y autor de «El ascenso y la caída de la Casa de York».
Andrew Lownie afirmó que su investigación comenzó contactando a más de 3.000 personas: excompañeros de colegio, personal de servicio, colegas y asociados cercanos al príncipe Andrés y a Sarah Ferguson. “De los cuales 300 me hablaron”, precisó. Algunos lo hicieron de forma oficial, otros de manera confidencial, desafiando lo que el autor definió como “la narrativa cuidadosamente seleccionada de la familia York”.
El autor sostiene que “yo mantendría a toda la familia York a distancia. No se debería invitar a Fergie a eventos y las hijas no deberían ser nombradas miembros de la realeza trabajadoras” y advierte: “Creo que surgirán más escándalos”.
Suscríbase aquí a la edición impresa y sea parte de Club COSAS.