El aclamado corto retrata la vida de Jarumi, una adolescente que busca su propio camino entre la tradición y la libertad. Filmado en la Amazonía peruana, el documental ha sido reconocido en festivales de Europa y América Latina por su mirada íntima y universal.
Por Alessia Carboni
En la comunidad awajún de Shampuyacu, en plena Amazonía peruana, una joven transita entre la herencia cultural de sus padres y el deseo de descubrir el mundo. Así se teje Wainitai, el documental dirigido por el cineasta cusqueño Pablo García-Vizcarra, que acompaña a Jarumi en su tránsito entre la tradición familiar y la libertad personal.
En entrevista exclusiva con COSAS, el director comparte los detalles y las ideas detrás de este cortometraje.
El vínculo con la comunidad nació años antes, durante un proyecto sobre mujeres awajún.
La conexión del director con la comunidad nació años antes, durante un proyecto sobre mujeres awajún. A través de la historia de Jarumi, Wainitai explora la cotidianidad de una familia indígena y las tensiones entre la identidad cultural y las aspiraciones de independencia de las nuevas generaciones.
«Wainitai es, ante todo, una historia sobre crecer. Lo esencial es que cualquiera pueda reconocerse en Jarumi”.
Reconocido en diversos festivales internacionales, el corto se perfila como uno de los proyectos más prometedores del cine documental peruano.
El proyecto nació como ganador del concurso interno de la ESCAC, que financió su producción completa.
Contexto y trayectoria
García-Vizcarra se acercó al cine desde una formación poco convencional. “Estudié Comunicación Audiovisual porque en ese momento no existían escuelas de cine en Perú”, recuerda. Su primer trabajo documental, A un paso del cielo (2012), fue realizado durante un taller del cineasta Mauricio Godoy, de DocuPerú, y marcó el inicio de su vínculo con el género.
Wainitai consolidó al director como una voz emergente del documental peruano.
Ese mismo año dirigió también la ficción En blanco, con la que obtuvo el premio del entonces CONACINE a Mejor obra peruana de cortometraje. “Tenía 19 años y fui el ganador más joven de ese premio”, cuenta.
Tras un periodo dedicado al diseño gráfico y la dirección audiovisual en agencias publicitarias, en 2021 regresó al documental con un proyecto para la ONG Conservación Internacional, sobre los guardaparques del Bosque de Protección Alto Mayo. “Ese trabajo me reconectó con algo que había dejado de lado. Me di cuenta de que quería volver y formarme mejor”, comenta el director.
Para el director, el documental observacional es un ejercicio de intención, no de control.
En 2022 recibió una beca completa del Ministerio de Cultura del Perú para cursar una maestría en documental en la Escuela de Cine y Audiovisuales de Cataluña (ESCAC), donde se especializó en documental creativo.
Durante el programa, la escuela organizó un concurso interno para financiar una producción. García-Vizcarra postuló con Wainitai y resultó ganador. “Fue una locura: tuvimos que coordinar toda la producción desde Barcelona hasta Perú. Fue el proyecto más ambicioso del máster, y la escuela lo valora mucho por eso”.
Desde la selva hacia los festivales
El vínculo con Shampuyacu se remonta a 2017, cuando trabajó en el proyecto El bosque de las nuwas, liderado por mujeres awajún dedicadas a preservar su cultura. Allí conoció a Arlita, madre de Jarumi, la protagonista del film. Esa relación inicial inspiró el enfoque íntimo y observacional de Wainitai.
El rodaje se realizó durante un mes y medio con un equipo reducido, dos camarógrafos y un sonidista. García-Vizcarra evitó el formato tradicional de entrevistas: “No quería hacer un documental antropológico o de testimonios, sino una mirada observacional.”
El diseño sonoro refuerza el diálogo entre Jarumi y la selva que la rodea.
“Grabábamos todos los días en casa de Arlita y Wagner, los padres de Jarumi, y montábamos el material casi en tiempo real”, explica el director. “No había un guion; la cámara solo observaba. En el documental observacional, el espacio y los gestos hablan tanto como las palabras. Cuando Jarumi calla, el entorno habla.”
La selva, con su densidad y su rumor constante, funciona casi como un personaje más. “Ella sueña con salir, con conocer el mundo exterior, pero el entorno la rodea, la reclama. Esa tensión entre deseo y pertenencia define la película”, señala García-Vizcarra.
Wainitai tuvo su estreno mundial en DocsBarcelona (2025) y luego su debut internacional en MakeDox, en Macedonia del Norte. Más tarde participó en el Festival de Almagro (España), certamen calificador de los Premios Goya, donde compitió en la categoría de mejor cortometraje nacional.
El equipo estuvo conformado solo por tres personas y una asistente local de producción.
También obtuvo un premio en el Tabaca Film Fest, en los Pirineos franceses. Su estreno latinoamericano se realizó en el Festival Internacional de Cine de Valdivia (Chile), dentro de la sección Primeras Naciones, dedicada a los pueblos originarios.
El jurado la describió como “una obra de alcance global y atemporal, capaz de trascender diferencias culturales”. Para García-Vizcarra, ese reconocimiento marcó un punto de inflexión: “Competimos con ficciones de grandes presupuestos y aun así, de igual a igual. Este documental amplía la mirada sobre el cine peruano y nos recuerda la universalidad de las historias. En Macedonia se me acercó gente de Europa del Norte diciéndome que se identificaban con Jarumi.”
La escuela catalana destacó el corto como el más ambicioso del máster.
Distribuido por Films on the Road, Wainitai se prepara ahora para su estreno en festivales de Lima.“Quiero que el film despierte empatía. Para lograrlo, es necesario mostrar cómo vive el otro, sin etiquetas ni estereotipos. Wainitai es, ante todo, una historia sobre crecer. Lo esencial es que cualquiera pueda reconocerse en Jarumi. Esa es, para mí, la forma más bella de tender puentes entre culturas.”
Actualmente, el film se prepara para su estreno norteamericano en el DOC NYC y para su participación en La Alternativa, en Barcelona, el festival más importante de cine de autor en España.
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