Pilar Deza impulsa la Navidad como motor de acción social y referente educativo en el Perú. Familia, desnutrición infantil, educación bilingüe y la tradicional Mafalda Solidaria marcan un legado que inspira y trasciende.
Por: Tony Tafur
«No hay liderazgo sin trascendencia”, dice con convicción. Esa frase, que lanza como una declaración de principios, podría resumir la vida de Pilar Deza, educadora, empresaria y promotora incansable de proyectos sociales que han marcado la educación privada en el Perú. Fundadora de Talos, creadora del Nido Casuarinas y del Casuarinas International College, presidenta del Harvard Club del Perú y cónsul honoraria de Georgia, ha solidificado su legado desde las aulas, pero también desde el trabajo silencioso con las comunidades más vulnerables.
“Todo el tiempo de Adviento es una preparación: disponer el corazón. Uno agradece todo lo recibido y, sobre todo, agradece con obras. Tener la oportunidad de agradecer con las manos llenas es una maravilla”, afirma.
Casada con Helmut Deza, con quien ha formado una familia de cinco hijos y queridos nietos, Pilar percibe la Navidad como una responsabilidad cristiana, que se inicia con la pregunta: ¿qué regalo le voy a dar al niño Jesús en su santo?: “No le vamos a dar ni oro, ni incienso, ni mirra. Le vamos a dar nuestras obras buenas, el haber hecho cosas por otros, el haber ayudado, el haber dado. Eso es importantísimo. Es una época donde pienso que tengo que ser un buen referente para mi familia, para mis alumnos, para mis amigos”.

Utilizando los colores rojos y verdes alusivos a la Navidad, la mesa tiene la calidez y elegancia que tan linda fecha evoca para la familia.

Sebastián Deza, Michelle Batjner, Rafael Carrera Deza y Mía Deza Batjner.
Hace décadas, cuando llegó por primera vez a Pamplona Alta, encontró un lugar con carencias en agua, alimentación y educación. Con la Fundación CONIN Perú comenzó un centro de prevención infantil y un pequeño nido, que gradualmente también dio paso al colegio bilingüe Pamplona College. Este año resulta particularmente especial, ya que se graduará la primera promoción que empezó desde el jardín de infantes. “Es un milagro cómo están esos chicos”, dice sin ocultar la emoción. Hablan inglés, han sido premiados por instituciones como la Marina, y representan para ella la prueba de que el compromiso educativo trasciende las cuatro paredes de un aula.
En CONIN, la enseñanza es complementada con un centro de prevención para la desnutrición infantil y un programa orientado a las madres jóvenes. “Descubrimos que también debíamos velar por la nutrición del alma, el vínculo madre e hijo. Porque podemos contribuir con comida y educación para los niños, pero se necesita atención, o corren el riesgo de quedar desamparados”, sostiene.
Al igual que cada fin de año, Pilar volverá a organizar la cena Mafalda Solidaria, un evento en beneficio de la fundación que moviliza a amigos, aliados y benefactores. “Me entusiasma muchísimo, es algo maravilloso inspirar a ayudar”, agrega. Y si hay algo que Pilar Deza hace cada diciembre es precisamente eso: trascender desde el acto de dar.

Victoria y Olivia Carrera, nietas de Pilar Deza, visitan a menudo su hogar, en especial durante estas fechas festivas.

Delante: Mía Dezca Batjner, Victoria y Rafael Carrera Deza, y Olivia Carrera. Detrás: Sebastián Deza, Michelle Batjner, Pilar y Helmut Deza, Pilar Deza Bueno y Nicolás Deza.

Helmut Deza Kessel y Pilar Bueno de Deza.

Delante: Victoria y Rafael Carrera Deza: Detrás: Pilar Bueno de Deza y Mía Deza Batjner.

Pilar Bueno de Deza.
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